50.- Luz de luna

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Escuché pasos en la habitación pero no me molesté en abrir los ojos, mi cabeza retumbaba y creiaque en cualquier momento me observaba a volver loca.
Las cortinas se abrieron dejando que la luz del sol me molestara a pesar de llevar los ojos tapados.

— Carl o Felix, si son ustedes les doy hasta tres para que cierren las cortinas. Hay comida en la estufa. Peter si eres tú, no tengo ganas de nada y voy a sacarte los ojos. Ayla, cariño, si eres tú, a mamá le duele la cabeza pero tal vez un beso tuyo me alivie de dolores. —la cortina seguía abierta, y sentí que alguien tomaba asiento en la cama. Fastidiada abrí los ojos y me destape el rostro— ¿Co-cómo llegaste aquí?

— ¿No le vas a dar un besito a tu mami?

El cabello rubio de Miranda se mezclaba con los mechones plateados que ya nacían en ella.
Me levanté y como una niña pequeña la envolví en un abrazo, dejando que ella también me acunara.
Sollocé un ratito, dejándonos sentir una a la otra. El amor de madre e hija que tanto necesitaba.

— ¿Cómo te encuentras?

— Mejor dime cómo llegaste.

— Es el cumpleaños número nueve de Colin Noirett, y el pretencioso de su padre quiso celebrarlo en el país de las Maravillas. —dijo rodando los ojos— De haberte casado con él en la tierra te aseguro que cada cumpleaños lo celebraría en un país diferente.

— ¿Colin es su hijo y de...? ¿Es hijo de Jenny?

— Sí, ha decir verdad no tiene el carácter de ninguno de los dos. Él es adorable y obediente.

— Si vienes con ellos... ¿Cómo me encontraste?

— Andy y ese muchachito amigo tuyo y de Peter, un rubio.

— ¿Felix?

— Sí, él. Los encontré en el pueblo y me han traído hasta acá.

— ¿Quién diría que después de tantos años por din encontraríamos a mamá? —preguntó Andrew recargado en la puerta.

—Basta de esto. ¿Dónde está Ayla?, muero por conocerla.

— Estaba con Carl y Felix. 
—me puse de pie y caminé a la puerta— ¿Dónde está mi hija?

— Veníamos jugando y poco antes de llegar dijo que se adelantaría.

— Creímos que ya estaría aquí. —añadió Felix.

— ¿Qué? No, Ayla jamás llegó. —suspiré pesadamente, cerré los ojos y tallé el puente de mi nariz—  Ustedes mismos se ofrecieron para llevarla al pueblo, —abrí los ojos y ya se habían tornado rojos, ambos tragaron saliva amargamente— ¿cómo fue posible qué la perdieran de vista?

Salí de la habitación rápidamente hasta llegar a la sala. Tomé un abrigo y abrí la puerta, Peter estaba ahí, llevaba un ramo de flores y una gran sonrisa en su rostro.

— ¡Hace nueve años nos comprometimos!

— Peter Pan. —Miranda habló a mis espaldas— Es la primera vez que nos encontramos oficialmente desde esa entonces.

— Miranda, un gusto volver a verte.

— ¿Se conocían?

— Quiso llevarse al hijo del consejero de mi padre cuando niños. Y ahora tenemos que hablar seriamente, total, somos familia.

— No tengo tiempo para esto, debo ir a buscarla. —tomé el ramo de flores y chasqueé los dedos apareciendo un jarrón con agua. Dejé las flores y dejé un beso en su mejilla— Gracias Pet, te amo.

— ¿A dónde vas?

— Este par perdió a Ayla, iré a buscarla.

— _______, tranquila. —dijo Miranda— Tú eres igual a su edad, te escapabas de casa todo el tiempo y después de un rato regresabas.

— ¡Es que nadie lo entiende! Ayla está en peligro, ella vendrá por mi hija.

Peter's POV

Comenzó a respirar pesadamente, sus ojos brillaron rojos y se llenaron de lágrimas. Me acerqué a ella para abrazarla y ella sollozó un poco.
Miranda me miró con una ceja arqueada.

— Escucha una voz de mujer últimamente, diciendo que va a llevarse a Ayla porque es su hija y le pertenece. Aún no sabemos quién es.

— Eso, cariño es un cuadro psicótico. Podrías tratarte en la tierra sin magia.

— No madre, yo sé que no estoy loca. Escucho esa voz todos las noches, en especial en luna llena, las ventanas se abren y ellos solo escuchan un sonido como el vacío, como el universo. —los tres le dimos la razón— Pero yo le entiendo, dice que vendrá por Ayla, que es su hija y ella tiene que gobernar. —se sujetó la cabeza con fuerza— Últimamente mi magia falla, duermo profundamente y no puedo despertar. Me da miedo que todo esto ocurra para que cuando llegue el momento no pueda defenderla. Ya no puedo perder tiempo aquí.

Dió la vuelta y Ayla, nuestra pequeña hija de cabello castaño, piel blanca como la luna y ojos verdes como los míos ya estaba ahí, con la ropa llena de lodo.

— Lamento llegar tarde, mami. Me encontré a un niño atorado en el fango y lo ayudé a salir, —sonrió mostrando todos sus dientes— ahora es mi amigo. Pero volvió a buscar a sus padres, su nombre es Colin.

— ¡No vuelvas a preocuparme de esa forma! —me soltó y se lanzó a abrazarla a nuestra pequeña, la levantó en brazos y llenó su rostro de besos.

— Voy a ensuciarte mami. —correspondió los besos y abrazo— ¿Quién es ella?

— Ella es mi madre, tu abuela.

— ¿Cómo era ese niño?

— Mh, era rubio y más grande que yo. Parece príncipe.

La tarde pasó, Miranda consintiendo a Ayla y a _______, a mí intentando asesinarme con la mirada.
Nos contó sobre Joe, como seguían viéndose a escondidas. Estaba bien, y nosotros igual.
A decir verdad, las cosas iban bien.
Al atardecer, comenzó a despedirse de todos.

— Cuídalas, por favor. —me miró de arriba a abajo de mala forma— Nunca quise que mi hija se casara con Alex en el mundo sin magia, nunca me pareció buena idea que salieran o fueran amigos, pero tampoco me pareces la mejor opción. Supongo que una madre siempre busca lo mejor para sus hijos.

— Voy a cuidarlas, voy a dar lo mejor de mí por y para ellas.

— Gracias. —me acercó a ella con un solo brazo— Tiene razón, alguien tratará de venir por Ayla. Y por favor, no dejen que se acerque a Colin. —dijo a los cuatro— Es hijo de Alexander y Jennifer.

— Jenny... —susurró Andrew— ¿Y Sarah vino contigo?

— Sí. Aún es princesa, sigue sin tomar el reino. Es un poco torpe y distraída, le da temor el poder. A decir verdad, no es cómo tú. El trono, está hecho para ti, no para ella.

— ¿Vas a venir pronto, abuela?

— En cuánto pueda, princesa. —se acercó a ella y besó su frente— Le daré saludos de su parte a Joe. Él te extraña Andy.

— Y yo a él.

Acompañé a Miranda hasta dónde me lo permitió. No podíamos dejar que Alexander me viera.
Al volver a casa, me encontré con _______ sosteniendo su cabeza, la luna ya brillaba y se escuchaba ese sonido de vacío que a todos nos ponía los nervios de punta. Ayla era la única que parecía disfrutar de él momento, miraba la luna con asombro y reía constantemente como si a ella también le dijera algo.

— No quiero Pet. —se aferró a mis hombros y sus ojos estaban hinchados y rojos— No quiero que se la lleven.

🌕🌔🌓🌑🌗🌖🌕

Nos leemos pronto amixes.

*Ayla, luz de luna.

Mi Mejor Pesadilla. Mi Peor Sueño. Peter Pan y _____.  ||FINALIZADA|| ||EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora