Mi Mejor Pesadilla. Mi Peor Sueño. Peter Pan y _____. ||FINALIZADA|| ||EDICIÓN|

28.- ¿adiós?

Me besó con pasión, mientras acariciaba mi espalda ahora totalmente desnuda, caminamos sin separarnos hasta la cama. Él encima de mí. Desabroché todos y cada uno de los botones de su camisa y luego la aventé a no-sé-dónde, nuestros pechos desnudos chocaron.
Y aunque se tratara de un momento lleno de placer, yo sólo estaba concentrada en todas esas imágenes que aparecían en mi mente, en todas estaban Peter, pero era un lugar distinto, ropa distinta, relación distinta.

-¡Ahhh! -gritó y se levantó de mí-

-¿Pasa algo? -pregunté mientras me cubría con las sábanas y tomaba asiento en la cama-

-Me das dolor de cabeza -dijo mientras se sentaba a un lado de mí-. Siento que te conozco, siento que te he odiado, y que te he amado. Siento que somos cómplices.

-Eres el sujeto más raro que he conocido en mi vida -me levanté a buscar la parte superior de mi vestido-. Creo que debí haber aceptado la propuesta de Alex -dije después de un largo silencio, mientras terminaba de abrochar mi corset-.

-No vuelvas a decir eso -exclamó Pan. Recogí mi corona del piso y de pronto me estrellaron con la pared, no fue brusco, fue un golpe lleno de pasión-. Siempre seré mejor que Alex -Peter respiraba contra mi cuello y sus brazos estaban alrededor de mis hombros-. ¡Siempre! -su grito me sobresaltó y como un reflejo lancé la corona que se estrelló contra un mueble tirando un par de papeles-

-Lo siento -dije y empujé a Peter-. Tengo que regresar a casa -me acerqué al mueble y comencé a recoger los papeles-. ¿De dónde sacaste esto? -dije observando el dibujo de Henry, el hijo de la bruja del pueblo, nieto de Blanca Nieves, una loca-

-No te interesa -respondió sereno-.

-¿Y esto? -leí una carta que estaba escrita con mi letra y firmada con mi apellido-

-¿Tú eres Turner? -preguntó y yo asentí con la cabeza-, ni siquiera sabía tu nombre completo pero, hay cosas que debemos hablar.

-No sabías mi estúpido nombre, pero me pediste que viniera contigo -reí-. Que tonta he sido.

-Deja de quejarte, cielito -tomó asiento en la cama-. ¿Quién eres?

-¿No está claro? Soy la princesa del Bosque Encantado.

-¿De dónde vienes?

-Bosque Encantado -dije rodando los ojos-.

-Se me acabaron las preguntas.

-Eres un chico tonto -reí-. Tengo que irme -me levanté de la cama-, llévame de regreso a casa.

-No te vayas -se levantó y juntó nuestros labios-, quédate otro rato -susurró-.

-No -lo aparté-, esto está mal, es un error -reí-, nosotros somos un error y tengo que irme.

Me tomó por la cintura y nuevamente me besó, imágenes de lo que parecían ser recuerdos llegaron a mi mente, otra vez.

El sonríe como si se estuviera burlando de mí, yo arqueo la ceja incontables veces, luego caminamos por la selva, el parece divertirse mientras yo fallo una y otra vez intentando dar en el blanco con un arco, luego doy muy cerca de su cabeza.

-¡Esto tiene qué parar! -grita-, sé que tienes la misma sensación que yo.

-¡Es qué no te conozco!, ¡pero siento que lo hago! ¡¿Por qué nos pasa esto?!

-¡No lo sé!, pero no es nada agradable... Felix te mencionó cuando aparecí aquí.

-¡Claro!, ¡el chico raro! -grité entusiasmada- Me dijo que yo era, pero no me dijo quién era.

Ambos subimos corriendo las escaleras, Felix caminaba de un lado a otro parecía estar preocupado.

-Felix, quiero que me expliques todo -ordenó Peter-, ¿de dónde la conoces?

-Sí, ¿de dónde me conoces?

-Peter, _______ sé que esto sonará de locos, pero no lo recuerdo, sólo sé que el amor verdadero vencerá con todo y todos, y si ustedes quieren recuperar la memoria, tienen que recuperarse.

-Definitivamente eres raro -dije-. El amor verdadero no existe, y estoy harta de que todos me hablen con acertijos, estoy y harta de que todos manejen mi vida y sobre todo estoy harta de no saber que está pasando –hice un movimiento brusco con la mano y fuego salió de ella, acababa de encender un arbusto–. ¿Qué diablos fue eso? –pegué un brinco asustada–

–¡Tienes magia! –gritó Felix–

–¿Por qué no me lo dijiste antes? –preguntó Pan–

–No lo sabía –miré mi mano, aún seguía sorprendida–.

–Algo raro está pasando aquí y en StoryBook. Pan y yo no recordamos nada, los niños perdidos no saben cómo o cuando llegaron aquí. No encontramos a la sombra por ningún lado, y luego siento que te conozco, ¡¿quién demonios eres?!

—¡¿Y crees qué yo lo sé?! –exclamé molesta- ¡Esto está mal!, ¡jodidamente mal! ¡Peter!, míranos.

—Tranquila, esto va a estar bien, tenemos muchas cosas que resolver, pero estará bien mientras estemos juntos.

—¡Maldición, Pan! ¿Por qué debemos de estar juntos?, ¿ni siquiera sé quién demonios eres?, ó porqué siento esto cada vez que estoy cerca de ti, porqué sientes que te conozco, porqué siento que te he amado más que a nadie, ó porqué tengo el presentimiento de que en cualquier momento me vas a traicionar, ¡¿por qué demonios va a estar todos bien mientras estemos juntos?!, ¿por qué tengo que estar contigo y ni con Alex?

—¡Porqué te amo!, ¡me siento exactamente igual que tú!, ¡te amo Turner, aunque recién nos conocimos te amo!, y siento que lo he hecho en mi vida pasada y si algún día llego a morir lo seguiré haciendo.

—Peter, no —dijo Felix-, no está bien. Cuándo la sombra regrese, te echará de aquí, lo que dices es algo de adultos y sabemos que eso no está permitido en estas tierras.

—¡Pues al demonio con la sombra! —gritó-, acabaré con ella si es necesario.

Las palabras de Rumplestilskin resonaron en mi cabeza. Suspiré y tomé la mano de Peter.

–Eres un villano, y los villanos no tienen finales felices -susurré–. Sólo llévame a casa... Y después de eso, no quiero que vuelvas a buscarme nunca más.

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Hola, no sé que estoy haciendo