50. Cuervo de ojos azules

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*Adrián en multimedia*

HOY ES EL CUMPLEAÑOS DE MI QUERIDISIMA ELSI, ASÍ QUE LE DEDICO ESTE CAPÍTULO ESPECIAL A ELLA

AVISO de capítulo largo (Más de 10,000 palabras) 

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| | A D R I A N | |

Conocí a Arthur en el último año de secundaria, la cual recuerdo como la etapa más difícil de mi vida.

Recuerdo estar caminando por el patio, desorientado por mi nuevo entorno a la hora del receso en una zona alejada de las canchas de básquet.

Parecía ser el lugar menos favorito de muchos debido a que no había nadie ahí cerca, mas que los contenedores de basura bajo la gruesa capa de hojas de los árboles. Entonces, lo escuché: Débiles sollozos junto a pequeños sorbos de una nariz húmeda.

Me asusté por un momento al sentir la presencia de alguien más en un lugar donde pensé que estaba solo, pero me calmé al distinguir el característico sonido del llanto.

Me asomé detrás de un contenedor vacío y lo primero que mis ojos capturaron fue la cabellera oscura de un chico cuyas orejas eran decoradas con discretos arillos negros, lo que me hizo pensar primeramente que era una mujer.

A pesar de que procuré que mis pasos fueran lo más silenciosos posible, el sonido de las hojas secas crujir bajo mis pies me delató. Se sobresaltó girando rápidamente a donde me encontraba, mirándome con una cara como si hubiera visto un fantasma.

Quedé anonadado al ver un fino rostro angelical, ruborizado hasta las orejas por el llanto y empapado en lágrimas. Sus gruesas pestañas estaban húmedas como el rocío, aquellos grandes ojos color caramelo brillaban con tristeza de los cuales caían grandes cascadas de lágrimas que ante el sol, parecían pequeños diamantes. Sus finos labios entreabiertos color rosa, acallaban débiles lamentos.

Incluso los pequeños mocos de su nariz, en lugar de parecerme desagradable, me parecían algo tierno.

Aunque ese rostro de bellos rasgos me dejó absorto, la expresión afligida en los que se contraían, reflejaba una miseria tan profunda que mi corazón se contrajo de tristeza.

— P-perdón por asustarte. No quise... —se giró para limpiar rápidamente sus lágrimas con la manga de su playera, pero por más que se esforzó para cubrir los rastros de su llanto, el hipo no se detenía.

Incómodo por la situación, me apresuré a sacar unos pañuelos de mi bolsillo y se los ofrecí.

— Toma... —sus ojos me miraron en un principio incrédulos hasta que elevó la vista hacia mis ojos, como si con eso decidiera si aceptarlos o no.

Asintió silenciosamente, recibiéndolos de forma tímida.

— Gracias... —apenas si entendí el agradecimiento emitido con una voz tan rota.

Cuando descruzó los brazos alrededor de su rodillas, pude ver que sostenía una especie de foto.

Intentando liberar un poco de tensión, me acerqué lentamente.

— ¿Puedo sentarme? —asintió sin mirarme.

Tomé asiento a su lado mirando con incomodidad a cualquier otra parte que no fuera hacia él, pensando urgentemente en cómo comenzar una conversación.

Lo observé sutilmente por el rabillo del ojo limpiar sus lágrimas y demás para luego arrojar el papel al contenedor.

— ¿Por qué lloras? —se me ocurrió preguntar, aunque no muy seguro por lo dicho— ¡Sólo si quieres! No me gusta ver a la gente llorar y pensé que hablar te ayudaría —. Sonreí nerviosamente esperando aliviar un poco la situación.

Mi demonio Nicolás [  VOLUMEN 3 ] DISPONIBLE EN AMAZON MXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora