71. En el infierno

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*Los hermanos Beryclooth*

NOTAS: ATENCIÓN, este es un capítulo largo, lleno de emociones y giros inesperados. Saquen los pañuelos y asegúrense de estar en un lugar tranquilo y cómodo donde nadie pueda interrumpirlos... ¿Están emocionados? Llorarán mucho. Me amarán y odiarán por igual, no lo sé.

Por el momento, eso es todo de mi parte... ¡A leer!

. . .

[ 6 meses después... ]

Era la primera mañana de invierno y estaba comenzando a nevar.

Un hombre extraño de apariencia sospechosa se paseaba por la inmundicia de las calles grises donde el crimen, el abandono y la violencia habitan con frecuencia, sosteniendo un cigarrillo entre sus labios por el cual expulsa el humo después de cada calada junto a una nube blanca por el clima gélido.

Se para tranquilamente en una esquina mientras fuma. Su respiración se detiene momentáneamente y sus sentidos se agudizan cuando un "clic" se escucha a su espalda.

Alguien a quien no puede ver, le apunta a la cabeza y pregunta con una voz firme, pero tranquila:

— Dime dónde está tu jefe y te dejo en paz —reconoce aquella voz como la de un chico joven, lo que hace que una sonrisa arrogante se alce en sus labios secos.

— No sé de qué demonios me hablas —se mofa de él, confiado de la situación donde no sentía peligro alguno.

No esperaba que el sujeto golpeara su cabeza con el arma con tanta fuerza que su cigarrillo cayó al piso junto con él cuando su atacante lo empujó con todo su cuerpo para dejarlo tumbado boca arriba.

Anonadado y confundido, sintió un pie ponerse sobre su espalda mientras su cerebro intentaba asimilar su nueva posición.

— ¿Dónde está El Demonio?

El hombre giró su cuello lo más que pudo, lo suficiente como para que sus ojos alcanzaran a ver al atacante que le apuntaba a la cabeza con un arma de fuego.

Era delgado de estatura mediana; vestía un abrigo largo y negro al igual que sus guantes y el cabello que apenas alcanzaba a cubrir los aros negros de sus orejas.

— Tú eres... —siseó el sujeto, procesando la identidad del joven que lo tenía a sus pies.

El chico lo interrumpió al agacharse para pegar el cañón del arma a su cabeza y tirar de su corto cabello, mirándolo con unos ojos fulminantes.

— ¡¿Dónde está Nicolás Hellsing?!

— ¿Quién demonios eres, pequeña basura? —su víctima, sin mostrar temor supo cómo moverse rápidamente al girar su cuerpo y golpear el arma con su brazo para desviar el disparo que estalló en eco en las frías y desoladas calles.

El joven de cabello oscuro al ser más bajo y esbelto que él, no pudo contrarrestar la fuerza del sujeto y este lo tomó del cuello y empujó a un lado, invirtiendo sus posiciones.

Aprisionó la muñeca del brazo que poseía el arma mientras su otra mano se ocupaba de su delgado cuello. El chico luchó con su mano libre rasguñando y apretujando la cara del sujeto para sacárselo de encima, pero los resultados no eran prometedores.

— Te me haces conocido, niño... —dijo, mirándolo más de cerca con intriga, abriendo los ojos al darse cuenta de quién se trataba—. Válgame... Hay una recompensa por tu cabeza... ¡Ja, ja! Creo que hoy es mi día de suerte.

— No vine solo... —ante la confesión del pelinegro de mirada neutra, el hombre se giró al percatarse de la presencia de alguien más; dos sujetos vestidos de blanco apuntándole con escopetas a la espalda.

Mi demonio Nicolás [  VOLUMEN 3 ] DISPONIBLE EN AMAZON MXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora