67. El odio también es un tipo de amor

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| | J O R D A N | |

Estuve sumido en la melancolía y el enojo durante varias semanas, tomando en bares toda la noche y durmiendo durante el día, hasta que me cansé de hacerlo.

Me sentía patético e inútil. Nunca antes había estado tanto tiempo apartado de la familia y los negocios, de hecho, jamás pensé en tomarme un descanso de ellos y cuando lo hice, creí que me sentiría más relajado, pero la realidad era que estaba demasiado aburrido.

Era un adicto al trabajo, no podía evitar preocuparme por lo que estarían haciendo. En un par de ocasiones estuve tentado a regresar. No podía evitarlo, la mafia era mi vida. Mi mundo.

Me frustré ante la realidad de no poder ignorar las emociones que me pedían volver y encontrarme con él, pero ante todo, mantuve mi orgullo. Aún no había permanecido alejado el tiempo suficiente para hacerle ver lo mucho que me necesitaba, aunque pensándolo bien... Con mi padre de por medio, quizás ni siquiera notaría mi ausencia.

Esa deducción me ayudó a mantenerme lejos.

Después de mucho tiempo juntos, era la primera vez que nos separábamos, la primera vez que habíamos estado en desacuerdo, algo que no había pasado antes y era debido a Foxy.

Me pregunté por qué Wendy quería tanto que yo y Nicolás estuviéramos juntos; es decir, él y yo lo estábamos todo el tiempo, yo era básicamente su sombra y podía vivir con eso. Cada uno tenía lo que necesitaba del otro.

¿Por qué ella quería tanto a una familia de criminales? Personas como Nicolás, como yo o el resto de nosotros, éramos monstruos a ojos de la sociedad, pero no a los suyos.

Winter era una persona extraña, dispuesta y sin miedo, apegada a un grupo de personas que con el simple hecho de conocerlas, ponía en peligro su vida. Nicolás había visto algo peculiar en ella, todas esas cosas que la separaban de la gente común, incluyendo su atracción por el peligro; ella no se negó a lo que Nicolás le antepuso, es más, lo aceptó con dignidad.

Esa chica le dio su lealtad y su cariño y eso fue su perdición. Nicolás le ordenó morir y ella cumplió.

No me cabía en la cabeza cómo es que él lo permitió, considerando que ya la veía como una de nosotros, porque ella no era un peón, se había convertido en familia.

Nunca me importó las veces que me dañó, pero después de lo que le pasó a ella, me sentí solo por primera vez en mucho tiempo y esa soledad se hizo más notoria cuando llegué a mi casa sabiendo que Winter ya no estaba ahí.

Estaba enojado y frustrado.

Al tenerlo en mi cabeza, un fuerte calor que me hacía cerrar los puños se acumulaba en mi estómago, pero ese mismo sentimiento también me afligía el corazón; era tan fuerte que quería arrancarlo de mi pecho.

¿Era algo bueno o malo? Sentí que no podía volver a verlo si no aclaraba eso.

Cuando vi las noticias y me enteré de su arresto, sentí que era una especie de señal. Después de la llamada de mi padre, supe que era el momento para volver.

Yo... Odio a Nicolás B. Hellsing con todo mi ser, tanto que me duele.

Mis pequeñas vacaciones me sirvieron para darme cuenta de que puedo vivir sin él, pero el asunto es que... no quiero hacerlo.

[ . . . ]

Abordamos el helicóptero con éxito, dirigiéndonos a la mansión Hellsing.

Durante el camino, uno de nuestros hombres ayudó a curar la herida de mi hombro que afortunadamente, era un roce nada más, sintiendo sobre mí, la mirada de cierto demonio a lo largo de todo el trayecto.

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