*Arthur en imagen*
. . .
El charco de sangre que se extiende por el piso envuelve mi frágil mentalidad averiada que se niega a ver el cuerpo inerte de Adrián. Mis vacíos ojos perturbados mantienen la vista en sus inmóviles piernas repletas de mutilaciones pequeñas y mi respiración pesada invade mis oídos.
El disparo me sigue pitando en los tímpanos. Mi voz agitada y las palpitaciones sin cesar de mi corazón son todo lo que escucho. El arma humeante en mi mano y los pies descalzos de Adrián son todo lo que veo, donde se alcanzan a apreciar unas gotas de su propia sangre.
Clap. Clap. Clap.
Aplausos. Aplausos extenuantes que parecen el toque brusco de un dedo dando golpecitos sobre la delicada superficie de cristal de mi cerebro.
— Como te lo prometí, dejaré ir a la niña —su voz... la voz de ese ser diabólico—. Ya no me sirve.
Posiciono el cañón en mi sien y cuando voy a apretar el gatillo, unas manos ajenas intervienen rápidamente desviando la bala hacia el techo.
Las manos de Nicolás aprisionan mis muñecas y hace que lo mire de frente. Sus ojos perturbados se niegan a comprender lo que estuve a punto de hacer y me defrauda el que haya frustrado nuevamente el único escape que tenía para salir de esta pesadilla.
Esto desata una reacción en cadena del resto quienes sacan sus armas, apuntándome con ellas, siendo detenidos por su jefe que les levanta la mano haciendo un ademán.
Nicolás me mira con extrema seriedad, fijando sus demoníacos ojos brillantes de maldad en los míos.
— Zoltan, sácalo de aquí —me empuja hacia el pelirrojo que me recibe en su pecho como si fuera un muñeco.
No estoy dispuesto a seguir poniendo resistencia. Nada... nada me importa ya.
Quedo perplejo cuando Jones me arrebata el arma en un movimiento tan fugaz que mis ojos apenas si alcanzan a verlo y la pistola desaparece de mis manos para colocarse en mi sien, siendo sostenida por Jordan que me ha tomado desde atrás como rehén apresándome del cuello.
Aunque sus acciones me desorientan, estoy completamente ido.
Su jefe nos mira con unos enormes ojos sangrientos, albergando confusión e impacto.
— Zoltan, ¿qué haces? —la serenidad aparente en su voz es perturbadora.
— Aléjense de la puerta o le disparo —su advertencia disipa ligeramente la densa neblina de mi mente.
Yo también quiero saber qué demonios está pasando.
Nicolás suelta una risa nasal, torciendo su boca a un lado.
— Zoltan, esto no es gracioso. ¿Qué intentas hacer?
— Te dije que te apartes de la maldita puerta. Si no lo haces, voy a empezar cortándole una oreja... Sabes que soy muy capaz —las venas de la frente de Nick sobresalen punzantes bajo su piel, apretando tanto los puños que sus nudillos se blanquean y sus palmas comienzan a sangrar mientras él y su Zoltan sostienen miradas en un ambiente lleno de tensión, hasta que finalmente, abre sus manos como una señal de resignación por la amenaza.
— No disparen —la voz sin vida de Nicolás hace a los hombres temblar y obedecen, una situación que Jordan aprovecha para moverse precavidamente alrededor del grupo para llegar hacia la puerta mientras me sostiene firmemente del cuello, sin despegar los ojos de su temible amo ni los suyos de él.
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Mi demonio Nicolás [ VOLUMEN 3 ] DISPONIBLE EN AMAZON MX
DiversosEl tercer y último volumen de esta oscura novela continúa con los oscuros sucesos dentro de la mafia donde Arthur se encuentra atrapado por su cruel hermano. Conforme los conflictos y el peligro aumentan, se verán obligados a probar si su amor frat...