64. Un ave sin alas

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*Adrián en imagen*

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| | A D R I Á N | |

Me remuevo asustado dentro de ese turbio lugar sobre el suelo helado, atado de manos y pies mientras mi sangre escurre de mi nariz rota y labios partidos mientras mi carne se hunde por las patadas que los guardias me infringen con sus pesadas botas.

Lo único que puedo hacer es toser y gemir de dolor, pero eso es lo de menos porque lo peor es cuando él viene.

No... No...

Intento hablar cuando veo la figura de ese demonio llegar con un cuchillo brillante en la mano. Su macabra sonrisa se extiende a lo ancho de su cara, exponiendo su blancura que destaca de ese lugar mal iluminado.

El ambiente es confuso y denso, pero escucho sus siniestras risas a lo lejos.

Jadeo desesperado cuando me toma de la cara y me mira a los ojos con ese par de luces rojas brillando dentro de sus cuencas; y mientras me observa fijamente, acerca el cuchillo a la piel de mi rostro.

El dolor profundo y punzante de la punta rebanándome la carne me hace gritar y llorar estruendosamente sin poder moverme mientras la sangre se destila por mi superficie facial. Corta lentamente mi piel, haciendo que mi sufrimiento se aplace hasta el punto de dejarme al borde de la inconsciencia.

Mi visión se nubla en lo que me quita la ropa y continúa marcando mi torso con el cuchillo ensangrentado y sigue riéndose al deleitarse con mi sufrimiento.

Aún puedo sentirlo... El metal repasando mi piel, la sangre escurriendo de mi cuerpo, el calvario de ser golpeado y torturado cada día, despertándome de mi desmayo con un balde de agua fría lo que supongo era cada tarde, desconociendo completamente la hora debido a la ausencia de las ventanas en ese lugar.

Lo peor era estar completamente desnudo en ese suelo frío, ensangrentado y a la vista de ese demoniaco hombre y sus ojos habitados de maldad pura mientras sus matones, vestidos con esas grotescas máscaras, me golpean y juegan con mi cuerpo frente suyo en lo que él se deleita con la vista de aquel tétrico espectáculo que mientras que para él representaba un acto de entretenimiento, para mí, cada toque y cada carcajada enfermiza espetando mi cabeza era peor que el averno.

Era miserable. Lo único que deseaba en ese momento, era morir para que ese calvario terminara.

Espera.

Me siento... extraño, como atrapado y acalorado. Mi corazón se agita a la vez que distingo que allá abajo se siente apretado y pegajoso a la vez.

De repente, las heridas abiertas y sangrantes de mi cuerpo se han desvanecido junto con el dolor y las lágrimas, reemplazándolo por una calurosa y agobiante sensación.

El paisaje de la fábrica se ha difuminado junto con mis abusadores dejándome en la oscura nada, acompañado únicamente por un hombre desnudo con una máscara blanca de pico largo parado frente a mí.

Me hace falta el aire por alguna razón y el peso sobre mí me hace darme cuenta que el sujeto ha aparecido de repente encima mío.

Su mano está jalando insistentemente mi pene duro y erecto empapado de un líquido blanquecino y cálido.

¿Pero qué... ?

Me asusto al darme cuenta de lo que está haciendo y empiezo a entrar en pánico, incapaz de moverme, teniendo una corazonada acerca de la cara que se encuentra tras la máscara, teoría que va agarrando fuerza a medida que pasan los segundos, al igual que el terror creciente inflándose en mi pecho.

Mi demonio Nicolás [  VOLUMEN 3 ] DISPONIBLE EN AMAZON MXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora