ᴇɴᴄʜᴀɴᴛᴇᴅ ~ ʀɪɴᴅᴏᴜ ʜᴀɪᴛᴀɴɪ

05

- ¡Hey, cabezona! – Se escuchó en el pasillo, haciendo que _________ girara su rostro al conocer la voz.

Se señaló a si misma al ver como el rubio caminaba hacia ella.

- ¿Quién más podría ser? – Llegó hasta ella y se agachó un poco para darle un cabezazo – Te estaba buscando. –

Se sobaba su cabeza al sentir un poco de dolor – Me dolió... ¿y por qué me llamas cabezona? – Lo miró de reojo – Creí que era de tamaño normal. –

Llevó su mano hasta la chica y le acarició donde ella se masajeaba – Es por cariño, quizás mañana te llame con otro apodo. –

- Espero que sea uno más lindo. – Siguió caminando con el chico a su lado – ¿Para qué me buscabas? –

- Ya que lo mencionas, necesito ayuda en una tarea. – La tomó del brazo – Vamos a la azotea, allí tengo mi cuaderno. –

Jaló un poco al sentir su mano sobre ella – Espera... iba al baño. – Miraba los baños que estaban cerca – Además, si quieres dormir solo debes decirlo, ya no tienes que decir mentiras. –

- Bien. – La soltó y caminó con ella hacia los baños – Entonces, ¿me haces mimos mientras trato de dormir? – Llevaba sus brazos cruzados.

Una vez estuvo en la puerta de los baños, se giró para mirarlo – Claro, pero espérame un poco. – Pasó por aquella puerta.

- Wow, que ordenado aquí. –

Se giró para mirarlo, encontrándolo detrás de ella – Espérame afuera... es el baño de mujeres. – Lo empujó sin resultado alguno.

- Uy, enojona. – Le pellizcó la mejilla – Los baños están vacío, ¿no quieres pasar a uno conmigo? – Levantó una ceja mientras llegaba a la salida.

- No. – Dijo antes de cerrar la puerta.

- Tengo preguntas para ti. – Dijo con los ojos cerrados, mientras mantenía su cabeza apoyada en la muralla.

Dirigió su mirada hacia él – ¿Sobre qué cosa? –

- Esa tarde, cuando te llevé al hospital, ¿qué hacías allí? – Abrió los ojos solo para mirarla y ver su reacción. – ¿Acaso tienes problemas de salud? – Sabía que no, pero quería información.

Negó con una sonrisa en su rostro – No tiene nada que ver con mi salud... yo "trabajo" allí. – Realizó las comillas con sus dedos – Es confuso, pero eso hago. –

- ¿Y por qué te llaman jefa? – Fue directo.

Frunció el ceño con un poco de confusión – ¿Cómo sabes eso? –

- Te seguí ese día, no te mentiré, y un médico te llamó "jefa" ... - Miraba la entrada a la azotea, le pareció ver algo pero al parecer su vista le estaba engañando.

- Es confuso como dije... - Pausó un poco, pero al notar el interés del chico, continuó – Ese hospital forma parte de mi herencia... actualmente es de mis abuelos maternos, aunque mie abuela se enfermó recientemente, y mi abuelo falleció hace algunos años. – Jugaba con sus dedos un poco nerviosa – Mi abuela me enseñó algunas cosas antes de que... dejara de tomar decisiones. –

Las conclusiones que tenía en mente no tenían nada que ver a lo que ella le comentaba – No quiero ser entrometido, pero ¿a qué te refieres con "tomar decisiones"? –

- Hace unos años... le diagnosticaron Alzheimer, y por ello ya no puede tomar decisiones sobre el hospital, así que yo tengo su sello para firmar algunas cosas, es lo que hago. – Sus manos, las cuales estaban a cada lado de su cuerpo, comenzaron a temblar.

- Ya veo. – Dejó de hablar por unos segundos – No es por ser entrometido, pero ¿y tus padres? – Dudaba si sería buena preguntarlo considerando la reacción de la chica – Aunque no debes responder si no quieres. –

Desvió un poco su mirada – No recuerdo nada de mi padre... él se fue cuando aún era una bebé, o quizás antes de que naciera, no lo sé. – Sintió como una mano del chico se apoyaba en la de ella, haciendo algunas caricias – Y mi madre hizo lo mismo, solo que unos años después de tenerme... así que mis abuelos me dejaron como su única heredera. –

Hubo un poco de silencio. Rindou observaba como ella agachaba su cabeza, no sabía que hacer, quizás había abierto heridas que no fueron fácil sanarlas.

Sintió como los brazos del chico la rodeaban por los hombros – ¿Qué haces? – Lo miró de reojo, sin saber qué hacer.

- Cuando alguien te cuenta algo triste, lo normal es abrazar a esa persona, ¿no ves teleseries? – Escondió su rostro en el cuello de la chica – Estar entre mis brazos te hará sentir mejor. –

Soltó una pequeña risita al escucharlo – Con solo verte ya me siento mejor. – Rodeó sus brazos por el cuello del chico.

- Me alegra escucharlo. – Besó su frente – Me imagino lo difícil que debe ser manejar un hospital, sobre todo para una adolescente. –

- Lo es, pero siempre tengo ayuda de los jefes de cada área... solo me encargo de poner el sello y el resto se lo dejo a ellos, saben más que yo. –

- Quiero verte trabajar, me gustaría ver tu lado serio. – Buscó la mirada de la contraria.

- Siempre estoy seria, abre los ojos. – Se acercó para darle un ligero cabezazo.

- No me dolió. – Dijo de inmediato, sin alejarse un centímetro de su rostro – Y cuando estás conmigo, nunca estás seria. –

Soltó un poco el agarre que le mantenía al abrazo – He escuchado que también tienes un trabajo, ¿por qué no hablas de él? –

Rindou desvió su mirada con una sonrisa juguetona – Creí que ya sabías lo que era, pero veo que no. – Bajó una de sus manos por la espalda de la chica y la empujó un poco hacia él, quedando sus labios en el oído de ella – Si me llevas al tuyo, te llevaré al mío. –

Un golpe se escuchó detrás de la puerta que da la entrada a la azotea, provocando que ellos se separaran de aquel abrazo – Que extraño, no ha sonado el timbre. – Dijo ella con nerviosismo, pues no había notado lo cerca que estaban hace poco.

- Ah, es porque de aquí no se escucha, por eso vengo a dormir. – Confesó con una gran sonrisa en su rostro, una que desapareció al ver como la chica se levantaba.

- Tengo clases y no me avisaste. – Limpió su falda – ¿Qué dirán de mí? –

- Lindas bragas, me gusta ese color. – Habló con un tono seductor, haciendo que ella se cubriera rápidamente – Es mentira, no vi nada. – Se levantó y la tomó de su mano – Aunque no me molestaría si me las mostraras. –

- Te estás tomando mucha confianza, Rindou Haitani. – 

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Cortito el capítulo porque tengo trabajos que hacer </3