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– ¿Tienes reunión? – Preguntó con curiosidad al ver al rubio ponerse el uniforme de su pandilla.

– Algo así, tal vez llegue tarde, así que no me esperes y duerme, no quiero que te desveles por mi culpa. – Sonrió, mientras dejaba un beso en la frente de ella – No dejes que nadie entre a la casa. –

– Ush, no soy una niña. – Le sonreí – Hoy iré al hospital, quizás antes pase por alguna tienda de ropa y tal vez me vea con mi amiga, pero volveré antes de que anochezca, así que no te preocupes y vuelve pronto. –

– Lo que diga, mi señora. – Se despidió con un gesto de mano y salió por la puerta.

– Li qui digi, mi siñiri. – Se burló Ran cuando su hermano llegó al lado.

– Ya múdate, no te queremos aquí. – Protestó Rindou.

– Vine por ti, ¿Por qué no volvemos a nuestro departamento? –

Su hermano no le respondió.

Ran esperó a que estuvieran alejados de aquella casa para volver a hablar – ¿No le dijiste? Lo que pasará hoy... no sabemos cómo resultará. –

– No tiene porqué saberlo, no quiero meterla en estas cosas, atormentarla por mis asuntos no es lo mejor para ella... solo debo hacerla feliz, eso significa todo para mí. –
















– Oh, mira, es una pulsera de amistad. – Señaló con entusiasmo.

– No me gusta usar pulseras, paso. – Fingió desinterés.

– Dr. Sato, no pensaba en regalárselo a usted, es para mi amiga. – _______ lo tomó en sus manos para apreciarlo mejor a la luz – Tiene un imán que los une estando cerca, que precioso, lo quiero. – Se lo entregó al vendedor y sacó el dinero para pagar.

– Ah, sí sabía que no era para mi, mi muñeca es más grande. – Carraspeó su garganta – ¿Ya vamos a comer? –

– Me juntaré con alguien antes, puedes adelantarte, yo te sigo. – Dijo mientras miraba la pantalla de su celular.

En eso, el celular del mayor comenzó a sonar repetidamente. Al principio lo ignoró, pero por la insistencia tuvo que revisar.

– ¿Sucede algo? –

– Ah, una emergencia en el Hospital, hoy es mi día libre, pero parece que no tengo opción, me debes la cena, ten. – Arrojó las bolsas de compra sobre la chica y se marchó.

– Comprometido con su trabajo, al menos tiene eso positivo. –

Revisó su celular para enviar un mensaje.






– Emma, te tengo un obsequio.

¿Nos vemos por la tarde?





Siguió caminando por el centro comercial, sin preocupación alguna.
















Tomó el primer taxi que se encontró por el camino, su mente estaba en blanco, sus manos temblaban desde que recibió esa llamada. No podía ser posible, tenía que ser una broma o una maldita pesadilla, pero era tan real como la poca sangre que corría por sus dedos luego de tantas mordidas que se dió por la ansiedad.

No supo en qué momento llegó ni en el que se bajó del taxi. Recorrió cada pasillo del hospital, pero no reconocía nada, sentía murmullos a su alrededor, pero ninguna frase completa llegaba a ella.

ᴇɴᴄʜᴀɴᴛᴇᴅ   ~    ʀɪɴᴅᴏᴜ ʜᴀɪᴛᴀɴɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora