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– ¿Tienes que salir? – Preguntó el rubio desde la puerta de la habitación mientras terminaba de ponerme perfume.

Le dediqué una sonrisa mientras me iba acercando – No he ido al hospital por casi cuatro días, si no voy, vendrán por mi tarde o temprano. –

– ¿Te voy a dejar? – Miró mi muñeca – ¿Ya duele menos o te sigue molestando? –

– No es necesario. – Pausé – Y no, no te estés preocupando por eso, ya pasó. –

Rindou había hecho de todo tipo de cosas para poder aliviar el dolor después del incidente. Al parecer, era un experto en huesos porque sabía tratarlos a la perfección, ni siquiera tuve que ir al hospital por ello.

– Espera, voy a cambiar tu venda, es para que no se note tanto y no te pidan explicaciones. – Dijo con cierta pena.

Cuando se trataba de eso, la actitud de Rindou cambiaba drásticamente, como si se sintiera culpable. Aunque le dijera mil veces que no tenía que preocuparse, no había caso razonar con él.

Observé con tranquilidad mientras él ponía algo de crema en mis manos y luego las vendaba, era tan delicado al hacerlo. ¿Quién creería que este mismo chico rompía huesos como loco?

– Estás lista. – Dejó un beso en mi muñeca – Vamos, iré a dejarte hasta el taxi. – Tomó mi bolso y caminó llevándolo al hombro.

– ¿Te quedarás en la casa?, ¿tus amigos no están molestos por eso? – Rodee su brazo para mantenerlo cerca de mí, dejando caer mi cabeza en su hombro mientras caminábamos.

– Nah, estoy en mis minis vacaciones, no pueden reclamarme nada, todo mi tiempo es para ti ahora. – Pellizcó con delicadeza mi nariz – Llevaré a Liam de paseo por el parque, luego haré ejercicio y prepararé el almuerzo si es que me da el tiempo. –

– Debes comer, ¿no ves que te hacen faltas vitaminas? – Llevé un dedo hasta su nuca – Si hasta calvo te estás quedando. –

– Lo dejaré crecer, lo prometo. – Dejó un beso en mi frente – Dentro de un año extrañarás mi pelada. –

– No tienes que hacerlo, me gusta tu nuca pelada... no debes dudar de ello, hasta te he ayudado a rasurar. –

Me dejó en el taxi. Nos despedimos y el retomó el camino a casa.













Pov. Rindou





– Ah, ya la extraño. – Dije mientras veía andar el taxi.

– ¿A ella la extrañas y a mi no? –

Giré mi cuerpo y pegué un salto del susto al tenerlo muy cerca de mí, sin notar que estaba aquí – ¿Qué crees que haces? –

­– ¿Qué más haría?, vine a ver a mi hermano que me dejó solo, triste y abandonado, sin darme una sola explicación. – Ran llevaba el cabello suelto y unas ojeras acompañaban sus ojos.

– ¿Estás molesto?, recuerdo haberte dicho que estaría aquí unos días, ¿qué pasa? ¿celos de hermano? – Le sonreí, era evidente que quería molestarlo y al parecer lo estaba logrando.

– "Cilis di hirmini." – Imitó con una voz chillona – ¿Ya se te olvidó que compartimos departamento? –

– Tengo novia, Ran, supéralo. – Caminé de vuelta a casa hasta que algo llamó mi atención – ¿Qué es eso? – Pregunté alarmado, señalando lo que estaba detrás de él.

ᴇɴᴄʜᴀɴᴛᴇᴅ   ~    ʀɪɴᴅᴏᴜ ʜᴀɪᴛᴀɴɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora