"𝑬𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒚 𝒎𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒊𝒏𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒕𝒓𝒂𝒆𝒓 𝒔𝒆𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒆𝒄𝒖𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂𝒔, 𝒎𝒖ñ𝒆𝒄𝒂"
Miedo, un sentimiento que ella sentirá cada momento que se encuentre ahí.
Recuerdos inundaran su m...
Ella no tenía idea del porqué iba tan rápido, ni como había llegado a tan sólo unas calles del hotel donde se hospedaba. Lo único que pasaba por su mente, es que había visto ese asesinato, ese doble homicidio que de nuevo estaba marcando ese pedazo de mierda al cual llamaba vida.
Visualizó el hotel, pero se detuvo en seco en cuanto recordó a Doyoung, si iba lo encontrarían y lo matarían. No podía permitir eso así que se desvío de su objetivo y se colo en un mercado cerca de ahí. Demasiada gente, podía camuflarse.
Ropa, comida, sombreros, entre otras cosas más que no compraría por el momento ya que su vida dependía más de ello. Debía ir a la policía, ellos eran los únicos que podían ayudarla y hacerla salir del país sin que haya problemas. Pero al parecer la suerte no estaba de su lado.
—¡Ahí esta! —no estaban lejos, cada vez más cerca de ella, lo podía sentir—
Sooah decidió correr aún más, logrando salir de aquel lugar en el que podía perderse fácilmente. Sabía que no podían actuar frente a tanta gente, especuló de mala manera. Con tan sólo dar un paso a su derecha recibió un golpe en su cabeza con la culata de un arma cayendo al suelo, su frente comenzó a sangrar pero la adrenalina que llevaba era mucho mayor en ese momento.
—Parece que se te agotaron las ideas. —no del todo, tomó un puñado de tierra del suelo y lo aventó al rostro del chico de reluciente traje— ¡agh mierda! ¡Maldita zorra, voy a atraparte!
Volvió a ponerse en pie, sin importar las miradas que la gente le daba y corrió en sentido contrario de la dirección del chico y de la carretera. Conforme avanzaba sus piernas comenzaban a cansarse, miró hacia atrás y se dio cuenta de que ya no había alguien siguiéndola, se detuvo para descansar un poco y tomar un respiro pues su garganta estaba seca y su corazón demasiado agitado por correr y por la escena que había presenciado.
De un momento a otro no supo que ocurrió, sólo sintió su cabeza golpear contra el pavimento y comenzar a cerrar sus ojos debido al peso de los párpados. Solo logrando ver ese par de zapatos llenos de sangre y que pronto se iban a convertir en su pesadilla.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
[Tiempo después]
Comenzando a abrir sus ojos con pesadez, Sooah se dio cuenta de que se encontraba en algún lugar que no conocía, paredes húmedas, heno en el suelo y ella solamente con su ropa anterior, descalza y con una cadena en las manos que le impedía moverse.
—Parece que ya despertaste. —escuchó la voz aterciopelada que le provocaba un escalofrío en su espalda al lograr identificarla— a decir verdad~ —cantó un poco la última parte de su oración y se puso de pie, haciendo que él pequeño tacón de sus zapatos de vestir, resonara en el suelo provocando un eco en aquella habitación— no esperaba que escaparas de esa manera de mis hombres, pero era obvio que son unos idiotas y la única forma de detenerte, fue arrollarte con mi auto
Finalmente la silueta de color negro que se veía en la oscuridad, el chico que ella miraba con temor, con recelo. Que había asesinado a su ex novio y a la madre de Doyoung, quien no tenía la culpa de nada y que ahora mismo debía estar siendo llevado por servicios infantiles.
—Tuviste demasiada suerte al estar en ese momento. —conforme sus pasos se acercaban, Sooah arrastraba su cuerpo hasta el punto de topar con la pared, el frío de los ladrillos y la humedad la hacía sentir débil frente Taeyong cuyo cabello, era demasiado tetrde cabellos azules— shh, no debes porque temerme, yo te salvé
¿Salvarla? La había secuestrado, golpeado y encadenado en ese lugar. Había matado frente de ella, aunque eso en cierto punto era su culpa, su curiosidad había sido más grande y ahora estaba pagando el precio.
—Kang Sooah, ¿acaso no recuerdas ese dicho de, "la curiosidad mató al gato"? porque en estos mismos instantes, tal vez debas de recordártelo a ti misma. —el peliazul no podía soportar el no burlarse de las tonterías que había cometido Sooah, solo dejaba escapar carcajadas de sus labios que hacían que ella se quedara en su mismo lugar sin decir palabra alguna— aunque debo admitir, que gracias a tus tonterías pude conocer ese bello rostro que estaba siendo engañado por ese patán de mierda
—¿C-Como sabes que me engañaba? ¿Quien eres? ¿Cómo sabes mí nombre? —habló casi en un susurro, que había sido lo suficientemente fuerte para que Taeyong lo escuchara, él solo dio un suspiro largo— ¡dime de una puta vez!
—Ay muñeca, parece que no viste las consecuencias de hacerme enojar. —rascó su oreja— sólo porque eres nueva tolerare esa actitud y contestaré tu pregunta. Mi nombre es Lee Taeyong y a partir de hoy, te quedaras aquí hasta que decida que hacer contigo
La piel de Sooah palideció al pensar que estaría en ese lúgubre lugar durante bastante tiempo. Como Taeyong la tendría ahí de prisionera hasta que decidiera que hacer con ella y posiblemente le haría cosas espantosas, la tortura podría ser una opción.
—D-Dejame vivir. —comenzó a sollozar de la desesperación al ver como el chico caminaba hacia la puerta y salía sin decirle nada más— ¡déjame vivir!
Rompió en llanto, no pudo soportar más la presión, el trauma y el dolor que tenía en las muñecas, las cadenas con tan sólo moverse le dejaban marcas y por más que intentará escapar no funcionaría. La puerta de metal volvió a abrirse provocando un estruendo en la habitación. Lo primero que vio Sooah fue a la anciana con un bastón y una charola de comida, si es que así podía llamarle al pedazo de pan y un vaso con agua.
No le dijo nada, solo dejó la charola de comida a un lado de sus pies, para después salir sin detenerse a pesar de los gritos de desesperación que daba Sooah y que pronto atormentarian a Taeyong.