Chapter Five

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Taeyong
San Petersburgo, Rusia

Después de arropar a la chica con sus prendas cómodas de vestir, Taeyong salió de la habitación apagando las luces para que pudiera descansar y así él pudiera ir a comprar lo necesario para cuidar a su nueva muñeca.

—Amo, el señor lo está esperando abajo. —la anciana que llevaba la comida a Sooah se detuvo en su camino— dice que debe hablar con usted

—Gracias Laura. —no dijo más, solo siguió don su camino y bajo las escaleras que daban al interior de su sala— ¿ahora que quiere ese viejo? —preguntó para sus adentros, sabía que algo necesitaba—

Paredes negras, cuadros de lujo, esculturas de mármol y cortinas largas que cubrían y adornaban aquella sala en donde los negocios para Taeyong surgían.

—¡Ahí está mi muchacho! Ven y dale un abrazo a tu viejo. —dejó el vaso de cristal en la mesa del centro y extendió los brazos en un símbolo de aprecio y cariño, lo cual Taeyong detestaba— vaya forma de saludar a tu padre

—¿Que quieres? —Taeyong no se andaba con rodeos, sabía que algo quería conocía demasiado al anciano codicioso que lo había abandonado cuando apenas era un niño y que ahora se arrastraba por dinero—

—Me ofende el que pienses que siempre que vengo necesito algo. —suspiró— pero si necesito tu ayuda, debo unos cuantos billetes a un proveedor y bueno~ tu eres mas rico que yo

—Ya te preste lo suficiente hace unos meses, ¿que mierda haces con el dinero? —cruzó sus brazos y aquella expresión de molestia en su rostro hasta a su padre le daba miedo— si me entero de que sigues contratando putas para tus noches de diversión y lujuria, yo mismo haré que me pagues ese dinero y que tus últimos días en este mundo sean el peor sufrimiento que hayas tenido

—Vamos hij~ —cayó ante la mirada de enojo del chico— bien, bien, tan solo préstame la mitad

—No lo haré, tengo que encargarme de unos asuntos más importantes ahora mismo. —giró sobre sus talones—

—¿Es tu nueva muñeca? —Taeyong se detuvo en seco y al escuchar las palabras de su padre, apretó sus nudillos lo cuales en menos minutos de los esperado ya estaban blancos— ¿tan linda ha de ser que ya te tiene a sus pies? Tengo que ver ese culo y si me das permiso tal vez, tocarla un poco, ya sabe~

Un golpe remató en su nariz haciendo que se quejara y pequeñas gotas de sangre comenzarán a resbalar por sus fosas nasales. Taeyong estaba rojo de la ira, de tan solo pensar que alguien más tocaría a su muñeca y no sólo eso, a la nueva de todas las que había tenido.

—¿¡PERO QUE MIERDA TE SUCEDE!? —al peliazul poco le importaba que fuera su padre, debía ponerlo en su lugar y marcar territorio sobre quien podía tocar a la chica y quien no—

—Te diré una cosa. —sacó su navaja— ¿acaso no recuerdas cuáles son las reglas de una mafia? Una de esas pequeñas pero importantes reglas, es no mirar a la mujer de un compañero y menos de tu hijo

—P-Pero. —sus palabras fueron calladas al sentir el cuchillo sobre su garganta, apretando poco a poco, haciendo que sintiera una a presión que hasta tragar saliva podía cortarle la garganta— ¡está bien, está bien, lo siento!

—Así me gusta, ahora largate de aquí antes que decida cortarte un dedo. —se dio la media vuelta y comenzó a caminar— y una cosa más~ no quiero que regreses a mi casa de lo contrario, mis hombres te mostrarán lo que de verdad es tortura, y yo........ —lo miró desde la escalera— lo que es desear morir

Aquellos ojos obscuros hacían que el miedo te consumiera por dentro, lentamente y sin una pizca de compasión. Taeyong sabía que tenía ese efecto en las personas y lo amaba tanto.
Era protector cuando de una muñeca se tratase. Pero lo que le fascinaba era cuando ellas le pedían que no las dejara porque se sentían solas. Que las tocará, que las mimara, amaba eso.
Una dependencia de las que nunca se cansaría y peleará hasta morir.

Tomó las llaves de su auto y salió encargando que cuidaran a su linda muñeca, que ahora mismo descansaba en su habitación entre la calidez de sus sábanas.
Iría a comprarle la ropa necesaria para vestirla y cuidarla así como también los zapatos y maquillajes que le daría para que ella se arreglase y estuviera aún más perfecta para él.

Llegó a las tiendas más lujosas de la ciudad, entrando y comprando todo lo lindo que veía para consentirla. Las tiendas se vaciaron en cuanto lo vieron, sabían quién era o al menos la mayoría.
Zapatos, vestidos, deportivos, escotes, ropa interior decente en lo que cabía, maquillaje y muchas otras cosas más que creía que su muñeca iba a necesitar.
No dudo en comprar varios collares, aretes y anillos de buena calidad, la quería consentir como reina, que tuviera miedo de él pero que a la vez lo amara.

En cuanto entró a su auto, una llamada arribó a su celular y del otro lado de la línea se podían escuchar los gritos de desesperación de Sooah quien estaba teniendo pesadillas y las mucamas trataban de despertarla.

Amo, la chica.... Parece que esta teniendo un ataque. —la voz de Laura se escuchaba desesperada, no sabían que hacer y Taeyong al escuchar eso se puso en marcha para ir tan pronto como sea posible a su hogar—

Atravesó la ciudad en menos de lo esperado y en cuanto llegó parecía todo calmado, excepto por el hecho de que, al subir las escaleras las mucamas se encontraban afuera de la habitación mirando y escuchando a Sooah quien lloraba con desesperación y con un tanta tristeza que incluso Taeyong se sorprendió.

—Lleva así desde que le llamé, no podemos ni siquiera tocarla porque comienza a llorar más. —el peliazul se adentro a la habitación, dejando las bolsas de las compras en el suelo llamando la atención de ella—

Al momento de levantar su vista, sus ojeras se notaban aún más y sus ojos estaban demasiado rojos como para explicarlo. Su respiración entrecortada y Taeyong podía sentir su esfuerzo por calmarse y dejar de temblar.

—Muñeca~ —se acercó cautelosamente, pero ella se arrastró hasta tocar la cabecera de la cama— escucha éstas asustada, pero debes de tranquilizarte

—A-Alejate de mi, ¡no te me acerques! —y esas palabras despertaron mas aun la curiosidad de Taeyong quien a pesar de ver lo asustada de que estaba, decidió acercarse ganando más gritos de su parte— ¡No me toques!

Su pequeño cuerpo, delgado y con huesos resaltando sobre us piel blanca, fue rodeado por los brazos de Taeyong, por mas intentos de querer zafarse, no lo logró.
El peliazul comenzó a acariciar su cabello con delicadeza, tratando de que poco a poco se tranquilizarla.

No tenía idea de quien era esa tal Yoonoh, ni de que le había ocurrido, pero lo que sí sabía era que, Sooah le tenía un gran aprecio, y por la manera en la que se alteraba al recordarlo, es porque le había dejado un trauma y un mal recuerdo.

𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂'𝒔 𝒐𝒃𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏 [𝑳𝒆𝒆 𝑻𝒂𝒆𝒚𝒐𝒏𝒈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora