Sooah
San Petersburgo, RusiaRecostada en la cama de Taeyong, la chica estaba en un sueño profundo, dl cansancio y el hambre habían consumido su cuerpo y ahora mismo estaba descansando como nunca antes lo había hecho o al menos eso creía.
Los primeros minutos fueron paz y tranquilidad, un sueño profundo en el que ella misma se veía tranquilamente relajada en su casa que pronto iba a ser su nuevo hogar.
—Me encanta.... —dijo con una gran sonrisa en el rostro y aguantando sus ganas de llorar— ¿como conseguiste este lugar?
—Un futuro esposo, jamás revela sus secretos. —pico la punta de su nariz con delicadeza y dejó un beso en su frente haciendo que ella se sintiera querida, más de lo que ya lo era— ¿imaginas a los pequeños Jeong caminando por aquí?
—¿Quieres hijos? —preguntó sorprendida ante el comentario de su prometido— eso si que me sorprende, creí que tu serias el niño, siempre buscas atención
—Oh vamos, me encantan los niños. —Sooah no tenía duda de eso, su novio amaba los niños, le encantaban mejor dicho— quiero dos, solo si tu estas de acuerdo
—Primero, señor Jeong, debemos~ ya sabes casarnos y ya luego veremos si tenemos tiempo para niños. —besó sus labios con ternura— te comprare una planta, si la ciudas por un mes entero entonces~ tal vez piense lo del bebé
Su vida era feliz, había encontrado al chico de sus sueños después de tanto tiempo. Misma universidad, diferente año. Algo que sólo pasaba en clichés románticos de series.
La vida de Sooah estaba completa, sin problemas, sin preocupaciones, solo ella junto a su futuro esposo que la amaba y quería como nadie más en ese mundo.Reían, lloraban, peleaban, nada de otro mundo. Eran la pareja más linda que el mundo haya querido tener, pero como en todos lados, nada duraba para siempre..................
—¡YOONOH! —a pesar de estar lastimada, de que las enfermeras la siguieran para querer detenerla, ella iba detrás de la camilla, desesperada, devastada— ¡Yoonoh, aquí estoy, aquí estoy!
—S-Sooah~ —pronunció con dificultad, pero con una leve sonrisa su llanto no tardó en llegar— T-Te amo, nunca lo olvides
—Vas a estar bien, te recuperarás, eso tenlo por seguro. —sabía que eso no sería posible, el pedazo del auto adherido a su estómago provocaba mucho sangrado y el doctor sabía que no duraría mucho, había perdido demasiada sangre— ¡no me dejes, por favor! ¡Te amo demasiado!
—P-Perdoname por no darte lo suficiente, pero por favor, prometeme que nunca te rendirás. —tocando su mejilla, ella asintió con desesperación y el solo sonrió, dejando caer unas lágrimas y pronunciando sus últimas palabras, que siempre quedarían grabadas en la mente de Sooah— t-te ves tan linda de blanco
Y antes de que ella pudiera decir algo más, los sonidos de la máquina a su lado se hicieron constantes en su cabeza, su corazón se había detenido y el dolor en su pecho se hizo aún más fuerte.
El día más hermoso de su vida se había convertido en su pesadilla, una pesadilla que siempre rondaba en su mente, un veinticuatro de diciembre, el día en el que su boda con Yoonoh había concluido y que la tristeza comenzó a inundar su cuerpo.Despertó llorando y gritando, su pecho subía y bajaba de la desesperación, aventaba los cojines tiraba de su cabello con fuerza hasta el punto de arrancar unos cuantos mechones que no se notaban demasiado.
Las mucamas entraron asustadas, tratando de tranquilizarla y sólo recibiendo alguno golpe en su rostro o un tirón de cabello en el intento.Sooah tocó el anillo en cuello, el anillo que tenía desde hace cuatro años cuando todo había sucedido y su felicidad se había desvanecido por completo. Pudo calmarse un poco, haciéndose bolita en la cama y sólo sollozando al recordar lo que había sucedido.
Las mucamas y Laura estaban fuera de la habitación, mientras que ella con las manos en sus piernas y el rostro escondido.
No pasó mucho tiempo, cuando comenzó a escuchar bolsas contra el suelo, levantó su vista y encontró al peliazul acercándose con la manos enfrente de su pecho.—Muñeca~ —sus palabras no sirvieron de mucho, ella comenzó a alejarse más de él, hasta el punto de tocar su espalda con la cabecera de la cama— escucha éstas asustada, pero debes de tranquilizarte
—¡A-Alejate de mi, no te me acerques! —su voz quebrada debido a tanto llora, no podía controlar los gritos saliendo del fondo de su pecho, no podía controlar sus recuerdos— ¡No me toques!
Forcejeo un poco al sentir los brazos de Taeyong rodearla, hasta el punto de que no podía mover ni un solo musculo y solo comenzar a sollozar aún más de lo que estaba haciendo.
Su cabello comenzó a ser acariciado con delicadeza, sentía las manos del peliazul consolando cada parte de ella, aún le tenía miedo, pero en ese instante tal vez si necesitaba un abrazo y no le importaba de quien fuera.—Eso es...... —comenzó a mecer su cuerpo en sus brazos, haciendo que comenzará a calmarse— respira y trata de controlarte
—S-Sueltame, estoy bien. —susurró pero aún así, el contrario no la soltó, espero a que de verdad estuviera bien— ¡que me sueltes!
Taeyong entendió, se sorprendió por obedecer en ese mismo instante cuando él era quien daba las órdenes en ese lugar.
—N-No te quiero cerca de mi, eres un asesino. —sorbió su nariz con dificultad— me hubieras dejado en ese lugar muriendo de hambre
—No pude hacerlo, te tuve compasión, me debes una. —bajo de la cama— ahora debes de comer, y vestirte, no te daré mi ropa siempre
—¿Porque haces esto? No tengo nada que tu quieras, vi como asesinaste a la madre de ese niño y a mi ex novio. —Taeyong río divertido— ¿Que te parecer tan gracioso?
—Tu actitud, es demasiado hermosa y ridícula. —se cruzó de brazos— ahora, debes de obedecer en todo lo que yo e diga, no te quiero muerta
—Entonces, ¿que quieres de mi? —el peliazul se acercó de nuevo a ella y tomó sus mejillas con ambas manos, obligándola a que lo mirara—
—Quiero que seas mía, te quiero a ti. —limpió el rastro de agua salada de su rostro— serás mi muñeca, solo mía

ESTÁS LEYENDO
𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂'𝒔 𝒐𝒃𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏 [𝑳𝒆𝒆 𝑻𝒂𝒆𝒚𝒐𝒏𝒈]
Fanfiction"𝑬𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒚 𝒎𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒊𝒏𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒕𝒓𝒂𝒆𝒓 𝒔𝒆𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒆𝒄𝒖𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂𝒔, 𝒎𝒖ñ𝒆𝒄𝒂" Miedo, un sentimiento que ella sentirá cada momento que se encuentre ahí. Recuerdos inundaran su m...