Chapter Seven

496 30 2
                                    


Sooah
San Petersburgo, Rusia

Después de que Taeyong le haya dicho que sería su muñeca, Sooah sólo se quedaba en su habitación, encerrada y comiendo lo que le daban, pero jamás había salido de ese lugar por miedo de lo que pudiera observar en esa casa.

No había tenido pesadillas ni mucho menos ataques, estaba relajada y un poco más saludable gracias a los medicamentos que el peliazul había encargado con el médico. Pero aún así, no confiaba en ese chico. Era un asesino al cual ella temia y jamás lo iba a dejar de hacer.

—El amo quiere verte. —Laura apareció de repente en la habitación con un vestido negro y unos tacones del mismo color— la espera abajo en veinte minutos, no tarde

Le dio las cosas y salio de la habitación dejando a Sooah con un rostro de confusión, sorpresa y temor. Para su gusto el vestido mostraba demasiado, llegaba un poco más arriba de la mitad del muslo, pero debía admitir que el escote y la espalda estaban demasiados cubiertos, lo cual le daba algo de tranquilidad.

No le daba tiempo de darse una ducha, comenzó a cambiarse, despojandose de sus prendas y colocando con delicadeza ese vestido costoso que le habían dado. Una coleta alta con mechones en el rostro fue el peinado de la noche, y por último el maquillaje solo sombras que hacían resaltar sus ojos y un delineado sencillo, para lucir elegante y no vulgar.

Se miró en un espejo, recordando cuando había sido la última vez que había usado un vestido de ese tipo. No recordaba que se vieran de esa manera, tal vez porque había bajado de peso, sin embargo si trasero seguía redondo y bonito, lo cual la alivio.

Salió de la habitación donde Taeyong la tenía y comenzó a caminar por los pasillos de esa gran lugar tratando de no perderse en el intento y terminar en algún sitio que no debía.
La mansión era enorme, más de lo que esperaba, le resultaría inútil el querer escapar y más aún por las medidas de seguridad que tenían.

Cámaras, cercas eléctricas, guardias en todas las salidas, alarmas en las cerraduras. Estar ahí era como estar en algún lugar del prisión o mucho peor.
Siguió caminado, dándose cuenta de que iba por el camino correcto debido a que escuchaba la voz del peliazul al teléfono, se escuchaba molesto y eso le preocupaba pues, no sabia como reaccionaria con ella.

Bajó las escaleras, haciendo que sus tacones resonaran en las lozas de madera que las recubrian y que lucirán aún más. Se ganó la mirada de Taeyong quien sólo le dio una pequeña hojeada y siguió con lo suyo en el jardín trasero, que ella antes había visto, pues la habitación tenía un hermoso ventanal que hacía que sus penas se fueran.

Hubo un silencio demasiado prolongado, no sabía si debía sentarse, esperar de pie o simplemente quedarse ahí hasta que el chico que la tenía prisionera llegara. Comenzó a husmear un poco, los cuadros, los sofás, jarrones, sala de entretenimiento. Ese lugar sería un jodido paraíso de no ser por el dueño.

Se detuvo unos segundos al observar un par de fotos. En ella veía cuatro personas, una mujer, sin ninguna pizca de maquillaje pero completamente hermosa, un hombre de mayor edad serio e imponente, un niño con su pelota en manos y por último un lindo bebé de ojos redondos y con el rostro más tierno que había visto.

¿Te diviertes? —se asustó al sentir la voz del azabache en su oído— no pensé que fueras así de curiosa

L-Lo siento. —volvió a colocar el marco en su lugar y trató de darse la vuelta— ¿q-que haces?

Taeyong le impidió el movimiento, colocando las manos en su cintura o al menos una de ella, mientras que la otra quitaba el mechón de cabello de su frente.
Sooah trago saliva lo más lento posible, como si le estuvieran amenazando con un cuchillo en la garganta, solo que a diferencia de arma, la manos linda, delgada y venosa del chico se dirigió a su cuello para obligar a verlo, dando una sonrisa al verla tan arreglada y linda.

Perfecta. —susurró escaneado cada parte y linea de su rostro, deteniéndose en sus labios— y solo mía

Sooah no se movía, estaba paralizada en los ojos del chico, obscuros como la noche, no podías descifrar en lo que estaba pensando. Era algo que la confundía, que le daba aún más miedo de lo que ya tenía. No saber en lo que pensaba.

—¿Aprecias lo guapo que soy, muñeca? —finalmente habló sacando del trance a Sooah quien inmediatamente negó con movimientos de cabeza frecuentes— estas mintiendo, todas tus expresiones me lo dicen

—Señor, el auto está listo. —Taeyong suspiró frustrado por qué su guardaespaldas había interrumpido el hermoso momento que tenía con ella, solamente le dio una mirada con recelo y una ceja levantada haciendo que él chico casi se hiciera del baño en los pantalones— l-lamento interrumpir

—Ahorrate las disculpas Wong. — volvió su vista a Sooah— Vamos preciosa, tenemos que ir a una reunión

Tomó su mano hasta el auto. Un porshe polarizado de una cabina, deportivo y de lo más lujoso que ella había podido imaginar. Sabía que lo más probable era que ese auto valía más que su antiguo departamento.
Taeyong comenzó a conducir, su manera de hacerlo hacia que Sooah se sostuviera hasta con las uñas del asiento, era un cafre al volante y por la manera en la que cruzaba los semáforos, se veía que le importaba poco la ley.

Sooah cerró con fuerza sus ojos esperando que lo que había ocurrido hace cuatro años. Sentía el miedo aún más alrededor de su cuerpo y de repente, la velocidad bajó, como si por arte de magia, Taeyong le hubiera leído la mente. Lo miró durante unos segundos, notando una leve sonrisa en sus labios, demasiado pequeña para ser verdad.

—Cierra la boca que se caerá la baba, se que soy hermoso y perfecto, muñeca. —ella devolvió su mirada al frente tratando de evitar pronunciar palabra alguna— veo que eres demasiado callada

No hablo de nuevo en todo el camino, solo siguió conduciendo hasta llegar a la mansión donde aquella "reunión" se iba a llevar a cabo. Sooah no tenía idea a lo que iba ni mucho menos quería saberlo.....

𝑴𝒂𝒇𝒊𝒂'𝒔 𝒐𝒃𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏 [𝑳𝒆𝒆 𝑻𝒂𝒆𝒚𝒐𝒏𝒈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora