°|Parte 27|°

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03|08|22

Tal vez acostarlo en el mesón y besar aquellos labios tan esponjosos, bajar lentamente a su cuello, mordisquearlo un poco, tal vez una que otra mordida, acariciar sus esponjosos muslos pero sin tocar aquella parte tan... erótica.

Bajar lentamente mí rostro hasta su abdomen y enterrar mis colmillos en los costados de su bonito abdomen «lamer, marcar, acariciar, saborear, lamer, marcar, acariciar, saborear... no, no, mejor marcar, sangrar, lamer, saborear, acariciar», hacerlo sangrar pero solo un poco, al menos lo suficiente para sentir el sabor metálico tan tentador en mis labios y en mi lengua, sentir como la sangre se desborda como una fuente en su estomago para que yo comience a beberlo, a saborearlo.

Ver el dolor en su rostro, para comenzar a escuchar como gime mi nombre en suaves susurros, lentamente subir a su cuello para enterrar mis colmillos en su delicado cuello y al saciarme, marcarlo en cada parte de su cuerpo, al terminar lamer cada una de sus heridas hasta ver como estas sanan en un segundo.

Bajar mi rostro para besar y saborear su pequeño ombligo, adentrar mi rostro entre sus muslos y seguir mordiendo, sentir como la dulzura de Jake llena la casa.

Saborear cada parte de su delicioso cuerpo, aspirar el olor a sudor en su cuerpo, después morder sus piernas, lamerlas. Después de su preparación, cargarlo y llevarlo a mi habitación, de preferencia frente a un espejo. Dejarlo en la cama frente al espejo, levantar ese redondo culito y después follarlo sin control, hasta que él no pueda hablar o si quiera respirar, que ruegue por más, que me pida romperle el...

Poco a poco me separe, controlándome, no podía morderlo porque de hacerlo él moriría y a mí me asesinarían, tampoco podía hacer lo demás o si no, no solo me asesinarían.

—Que autocontrol Edward y que bonitos pensamientos tienes sobre mí, queridísima sanguijuela, pero es bueno que controles tus poco heteros pensamientos —Con lo dicho Jake comenzó a reír, dejando un beso en mis labios se bajó del mesón de un salto, reí viendo como movía las caderas con coquetería pero sin dejar la burla de lado.

—¿Ahora soy un chupasangre y no Eddy o Edward? —Pregunte viendo como Jake se acomodaba la manta sobre sus hombros, caminando con dirección al segundo piso.

—Sí chupasangre, ¡Aún es de noche así que voy a dormir en tu cama chupasangre! ¡Intenta comunicarte con nuestra familia antes de que intentes comerme o follarme! —Grito Jake desde mi habitación, reí con burla.

Crepúsculo, Nueva Historia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora