°|Parte 30|° ¬Final 1ra parte.

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07|08|22

—¿Qué mierda fue eso? —Pregunto con fastidio.

—No lo sé, ¿tienes algún poder chico lindo? —Pregunto el rubio con una sonrisa coqueta, hasta que una persona exactamente igual le pego un codazo.

—Sí, puedo escuchar los pensamientos de las personas —Acepto Edward, a este paso no le importaba si esas personas eran peligrosas o no.

—Bien, nos sirves, vienes con nosotros, tú y tú cuiden a Jake y no dejen que nada se acerque a él, si ven que las cosas se ponen feas nos ayudan —Ordeno el rubio.

—Está bien. Gracias, Edward —Murmuro la pelinegra de ojos alargados con una pequeña sonrisa.

La chica de cabellos negros y ondulados y una de cabellos igualmente negros y lacios, ambas se sentaron a un lado de Jacob, dejando suaves caricias en sus mejillas. Jacob poco a poco perdía la palidez de su rostro para dar paso a un aspecto mucho más humano, siendo incluso sublime en comparación al Jacob que todos conocían.

—Sí —Acepto Edward.

Los fuertes y estridentes ruidos de afuera eran insoportables para los sensibles oídos de los vampiros y de los lobos. Todos al salir solo podían doblarse ante el horroroso dolor, algo de sangre comenzaba a caer de los oídos de los lobos.

—¡Tu escudo Stef! —Ordeno el rubio al ver que toda su gente no podía ni levantarse.

—No... puedo Darren... —La sangre de la joven caía en delgadas líneas de sus oídos.

Frente a ellos un remolino de luces y truenos se iba formando, haciéndose cada vez más grande a tal punto que el jardín de los Cullen apenas era suficiente para los grandes metros que amenaza con crecer.

Una figura humanoide comenzaba a formarse como una obscura sombra, pero aún así siendo claro que se trataba de una persona.

—¡Rodeen la zona pero eviten acercarse demasiado! —Ordeno el rubio, pero a comparación del otro, este parecía diferente, más amable.

—¡Stef ayuda a los lobos y evita que se sigan lastimando! ¡Alex ayúdala! —Pidió la mayor del grupo tapando sus oídos con fuerza.

El remolino poco a poco comenzaba a desaparecer para dar paso a una gran nube de polvo, todos comenzaron a levantarse con sumo cuidado, revisando que lo que fuese que estuviese en el remolino no fuera peligroso.

—Tengan cuidado —Murmuro Edward, su mente llena de susurros que claramente no se escuchaban humanos.

—¿Puedes escucharlo Edward? —Pregunto una mujer en susurros, la mayor al parecer.

—Sí, pero sus pensamientos son solo balbuceos, algunas palabras apenas y son entendibles, pero su idioma es el italiano —Respondió, todos sus sentidos alertas, además de su mente que se encontraba en otro lado.

Un leve jadeo se escuchó, la nube de polvo y el que la zona estuviera completamente privada de los rayos del solo hacían que fuera difícil saber donde se encontraba aquella persona.

La misma joven fue arremetida con fuerza por aquella sombra, casi quitándole la cabeza sin lograrlo al ser detenido por Edward, que con mucho esfuerzo logro hacer que se alejara de ambos, sim embargo la mayor no reaccionaba.

—Dispérsense...

—¡Ayuda! ¡No puedo librarme del... ¡ahh! —Un profundo grito salió de los labios de la joven de catorce años.

—¡Kosmika ayuda a Marisol! ¡AHORA! —Grito la mayor, su voz completamente sería al mismo tiempo en que la sombra antes humanoide la lanzaba con fuerza hacia el par de gemelos.

Crepúsculo, Nueva Historia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora