Capitulo 18 Algo Romántico

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Narra TN

Lo que observaron mis ojos al otro lado de la ventana del auto fue realmente majestuoso, entramos en un camino de piedra, y todo allí estaba lleno de flores de distintos colores y tamaños, bajé el vidrio para inundarme con el aroma que desprendían. El auto continuaba en movimiento siguiendo un estrecho sendero, al final había una pequeña glorieta dónde Harris estacionó el auto y me ayudó a salir de este.

Harris: Por allí señorita (dijo señalando un camino)

Le agradecí rápidamente y caminé un par de metros hasta encontrarme con un kiosco adornado con luces tenues que le daban un lindo toque al lugar, en el centro había una mesa con dos asientos, conforme me iba acercando hacía la estructura por fin visualice a Mycroft.

Se veía radiante, tenía un smoking negro, camisa blanca además de un corbatín rojo que hacía juego con mi vestido, se veía realmente apuesto. Me acerqué hacía él y estando lo suficientemente cerca me tomó de la cintura y me atrajo hacía su pecho lo suficientemente cerca para embriagarme de su perfume.

Mycroft: Te vez hermosa, sin duda alguna ese vestido fue hecho para ti (Dijo recorriendo mi cuerpo con sus ojos)

TN: (Me hizo sonrojar por sus comentarios tan lindos) Tú también te vez realmente apuesto y esto es simplemente precioso (dije señalando todo el lugar) Y no es que me queje, pero nunca eres tan romántico

Mycroft: Es cierto pero dado los momentos que has pasado creí que sería agradable tomarme un momento, para demostrarte cuánto te quiero

Me quedé pasmada unos segundos tratando de asimilar las palabras que Mycroft había empleado, no quise decir más y romper esa hermosa burbuja en la que nos encontrábamos. El lo entendió y me llevó a la mesa ayudándome a sentar para después hacer lo mismo.

Durante la cena charlamos de cosas sin importancia, no hablamos de trabajo o de la familia, sólo queríamos pasar el tiempo uno a lado del otro sin preocupaciones y eso fue lo que hicimos. Toda la comida estuvo exquisita más el vino fue la combinación perfecta, no cabía duda de que Mycroft se había preocupado hasta por el más mínimo detalle. Era momento de probar el postre sin embargo Mycroft se levantó de su silla y le dediqué una mirada confundida, él por su parte sólo se acercó a mí.

Mycroft: ¿Me permite esta pieza señorita? (Dijo estirando su mano y con algo de duda la tomé)

TN: Me encantaría bailar con usted señor Holmes, pero ¿Con que música? (Dije en tono divertido)

No dijo nada pero alzo la mano chasqueando los dedos y de pronto comenzó a sonar una hermosa melodía y a pesar de que busqué de dónde provenía el sonido no pude encontrarlo.

TN: Eres increíble

Mycroft: Lo sé (Sonrío petulante)

Comenzamos a bailar y el mundo pareció desvanecerse en ese preciso instante, nos mirábamos a los ojos y puedo jurar que en ese momento podía sentir el amor que había entre nosotros, los ojos de Mycroft se desviaron hacía mis labios y sin pensarlo demasiado me besó en aquel lugar fue un beso en el que marcó su dominio desde el principio y yo lo seguía, buscó profundizar más el contacto y se lo permití sintiendo como acariciaba mi lengua con la suya, nos separamos cuándo la falta de aire en nuestros pulmones no pudo ser ignorada.

Tardé un par de segundos en volver en mí, ya que ese beso había sido demasiado para mí, nunca había experimentado estas sensaciones y Mycroft se veía igual de afectado que yo. La música llegó a su fin y volvimos a tomar asiento, trajeron el postre y también estaba exquisito; la noche llegaba a su fin y comenzó a bajar la temperatura así que Mycroft sugirió que fuéramos a casa y no se lo discutí, estaba completamente de acuerdo con eso.

Tomados de la mano caminamos al auto dónde ya nos esperaba Harris con una gran sonrisa en su rostro, entramos y comenzó a conducir. En el trayecto a casa ninguno de los dos emitió palabra alguna, el silencio inundo el auto y no era nada incomodo, sentí el pulgar de Mycroft acariciar mi mano y sonreí amaba tener ese tipo de contacto con él. 

Cuándo llegamos a casa entramos por la puerta principal, él se dedicó a cerrar apropiadamente la puerta mientras yo caminaba dentro. Colocó las llaves en el cajón y me dedicó una hermosa sonrisa.

Mycroft: Hoy luces radiante

TN: ¿Sólo hoy? (pregunté en tono divertido)

Mycroft: Siempre eres hermosa pero hoy, exactamente en este momento, y con ese vestido simplemente no hay palabras que expresen correctamente lo bien que luces

TN: Dios ¡eres demasiado cursi! (mencioné tratando de sonar dramática)

Mycroft: ¿Te molesta? (Preguntó acercándose a mí de nueva cuenta y sujetando mi cintura)

TN: Para nada, es lindo que me trates así pero también amo a tu otro yo, el que es frío y analítico, me enamoré de ese lado de ti y realmente no quiero que cambies

Mycroft: Tranquila (dijo acomodándome un mechón de cabello detrás de la oreja) Volverá

Narra Mycroft

La noche había sido espectacular y no quería que terminara, no sabía porque las personas tenían sentimientos pero ahora que estoy a lado de TN todas mis preguntas tienen respuestas y todo gracias a ella. La miré nuevamente y se veía tan radiante, ese vestido acentuaba cada parte de su cuerpo. Una sensación desconocida se alojó en mí igual al día en que la vi en el gimnasio pero esta vez era más intensa que ese día; después de pensarlo un momento me dejé llevar por aquel sentimiento.

Me acerqué lentamente a su rostro degustando esos labios de los que me había vuelto adicto y acaricié su espalda subiendo y bajando en un movimiento lento y constante, le di la oportunidad de alejarse pero no me movió ni un centímetro así que aumenté la intensidad del beso y con suerte entendería a dónde quería llegar esta noche con ella.

Caminé con ella entre mis brazos y la acorralé en la pared más cercana, al separarnos metí mi rostro en el hueco de su cuello aspirando ese aroma a vainilla que desprendía, dejé un beso en su cuello y la sentí estremecerse. La miré a los ojos pidiendo permiso para continuar y sólo me respondió besándome de nueva cuenta pasando sus brazos alrededor de mi cuello.

La tomé de la cintura alzándola lo suficiente para subir las escaleras rumbo a mi habitación sin romper nuestro contacto; al entrar cerré la puerta con seguro, sin saber lo que nos esperaba en aquella habitación.






La Amiga de mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora