Siempre pensó que estaría solo, conquistaría al universo, asesinaría a Freezer, por fin cobraría venganza, pero, las cosas cambiaron. En un gran juego del destino, Vegeta llegó a la tierra y conocío a Bulma y sin darse cuenta, estaba completamente e...
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— ¿estas segura qué todo esto es normal, mujer? — su pregunta fue llena de seriedad y es que no tenía muchos conocimientos sobre un embarazo, solamente algunos básicos.
La peliazul asintió al segundo que sujetaba su frente, — sí, mareos, nauseas, todo es normal... — explico restándole importancia, le dolia mucho su cabeza.
— ¿también ese desmayo?
— Si, lo es. Al parecer este bebé saiyajin absorbe más energía y vitaminas que las de un bebé normal. — suspiro, acariciando su vientre, apenas tenía tres meses.
Vegeta se sentó a su lado, aún estaba sudado por su entrenamiento. — el desarrollo de un saiyajin exige más alimentos, debes comer mejor, mujer.
Ambos estaban en la cama de la habitación que compartian, lo que seria en si un día normal, termino con una Bulma inconsciente en su laboratorio siendo encontrada por su padre. Él saiyajin se preocupo, pues comprendia que ella era una humana. No pudo escuchar su respuesta, para nada, arrugo su ceño con más fuerza tratando de comprender lo que sentía, — espera, Bulma... — ella guardo silencio ante su tono.
Lo observo curiosa, atenta a sus movimientos. Él pelinegro estaba confundido, podía sentir una extraña energía, una demasiado calida pero al mismo tiempo fuerte, se concentro, notando que venia directamente de la barriga de su mujer, se movio con rapidez, al segundo que poso suavemente su mano en esa zona. La joven lo observo, no pudo evitar sonreír, — ¿qué ocurre? — murmuro esa pregunta.
Aún con su ceño arrugado respondió; — siento su energia, es fuerte.
Ella sonrió, — ¿de verdad puedes sentirlo? — también acaricio su vientre. — va a ser un gran guerrero, como su padre.
Se le escapo una sonrisa ladeada, se concentro y un brillo salio suavemente de su mano, la energía recorrió el cuerpo de la chica haciéndola sentir mejor, un cosquilleo dentro de su vientre la hizo sorprenderse, — ¡Dios! Siento que se movió, pero... — él contrario la interrumpió.
— Su desarrollo es más rápido que él de un terrícola. — No quiso decir más, pues también sintió ese movimiento y... No quería decir ese extraño sentimiento que se poso en su pecho.
Rápidamente trago saliva, no se imagino nunca con un hijo, pero la idea de que él pudiera enseñarle todo y entrenarlo le gustaba. Sonrió levemente, — por supuesto que va a ser un gran guerrero, yo entrenare con él. — retiro su mano, aún sintiéndose extraño.
Ella asintió, — estoy segura de que va adorarte, siendo solo un pequeño feto ya se emociona contigo. — sus mejillas estaban levemente rosas, estaba feliz, supo desde ese entonces que ambos iban a tener una conexión importante.
