Siempre pensó que estaría solo, conquistaría al universo, asesinaría a Freezer, por fin cobraría venganza, pero, las cosas cambiaron. En un gran juego del destino, Vegeta llegó a la tierra y conocío a Bulma y sin darse cuenta, estaba completamente e...
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Sintió el movimiento de la cuna del pequeño, rápidamente se puso alerta, incorporándose levemente, lo siguiente que vio fue a Trunks tratando de escalar la barandas de su cuna y salir de ese lugar, al momento de cumplir ya sus diez meses, comenzo a caminar sin ayuda de su madre. Lo observo en silencio, trataba de salir de ese lugar, — ¿qué planeas, enano? — ante la voz de su padre se quedo quieto, para luego sonreirle y estirar sus manitos.
— Papá, papá... — comenzo hablar un poco más fuerte, haciendo que su padre gruño.
— No hagas ruido, mocoso. — desvío su mirada hacia su mujer, estuvo trabajando demasiado hoy y estaba realmente agotada, no queria despertarla. Así que la alejo suavemente de su cuerpo.
Se levanto, dirigiéndose hacia la cuna, notando como habia crecido su hijo en tan poco tiempo, al tenerlo cerca el niño trato de escalar nuevamente y antes de que cayera, Vegeta lo sujeto. Este le sonrió, — ¿qué quieres, eh? Es muy tarde para que andes jodiendo, mocoso. — lo acerco a su rostro.
Trunks parecia que hubiera entendido, ya que con su manita señalo hacia la cama, — ca...ma... — trato de pronunciar correctamente, pero aún le era complicado.
Él saiyajin dejo salir un bufido. — tienes tu propia cama, duerme.
Pero él bebé insistio, negó con su cabecita y lo observo con sus ojos azules levemente llorosos, mientras gimoteaba la palabra papá y mamá, por su parte él pelinegro arrugo el ceño, — a esto se le llama manipulación, mocoso. — suspiro rendido, para luego dirigirse hacia la cama.
Dejo al niño en medio de ambos, al segundo que se acostaba, colocando sus manos tras su cuello, para tratar de relajarse, hasta que sintió el movimiento de Trunks. Lo observo de reojo, él niño se levanto y con mucho esfuerzo escalo el musculoso pecho de su padre, para así acomodarse sobre este. No sin antes hacer gruñir a su padre, — no puedo creer que un engendro del demonio me manipule de esa manera. — murmuro, notando como él niño se dormía casi al instante.
Fue en ese segundo que sintió luego el abrazo firme de Bulma, quien lo abrazo con sus piernas y su mano se poso en su abdomen. Suspiro rendido, ahora era la almohada favorita de ambos, sin más remedio estiro su brazo al segundo que ella lo uso apoyando su cabeza, acomodándose más.
¿En qué momento el príncipe de los saiyajin paso a esto? De ser un hombre despreciable a un lugar seguro para dormir.
No sabia como, pero... Saber que ese mocoso lo quería no le desagradaba, menos que su mujer lo amara.
