La noche en el castillo:

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—Quiero a todos buscandolo, y como no los encuentre seré yo quién los mate a todos ustedes—dijo Cassius a sus soldados, enojado.

Después que ese hombre se había ido, Cassius se había vuelto loco buscandolo. Había intentado irme, pero me había sujetado la mano con fuerza para que no me fuera de su lado. Ya era tarde cuando los soldados partieron a buscar a ese hombre misterioso.

—Cassius, me tengo que ir, ya es tarde—traté de zafarme de su brazo.

—No.

Solo dijo eso antes de caminar conmigo hacia las escaleras y arrastrarme a una de las habitaciones que había en la planta arriba. Me quejé diciendole que me soltará pero no me hizo caso.

—Me tengo que ir—dije tratando de pasar por su lado para salir de la habitación. 

—No te vas a ir, te vas a quedar aqui hasta que ese hombre sea asesinado—me espetó furioso.

—Estoy bien, me puedo proteger sola—sentí furia. Odiaba que intentarán controlarme.

Cassius no me hizo caso y cierra la puerta con llave y la guarda en su bolsillo. Suelto un bufido de frustración y voy tras el mientras se acerca a la puerta del balcón y cerrarla. ¿Era enserio?

—¿Qué insinuas? ¿Que viva aquí?—le pregunté enojada.

—Si es posible si—dijo asegurandose de que la puerta estuviera bien cerrada.

—¡Estas loco! ¡No quiero vivir aqui!—le dije enojada.

—Ese no es mi problema, agradece que intento protegerte y no te dejo morir—me dijo y se acosto en la cama que había en la habitación

Intenté abrir la puerta del balcón, pero nada, era inutil. Me recosté de la pared mirando a Casisus enojada. Él solo estaba mirando el techo y me miró. Matuvimos contacto visual sobre unos segundos antes que retará con la mirada y hiciera que rompiera el contacto visual. 

Caminé hacia el baño y me encerré en el para poder estar sola. No paso mucho hasta que saliera por que escuché la puerta de la habitación abrirse y cerrarse. Comprove si Cassius estaba allí y no, se había ido. Intenté abrir la puerta de la habitación y nada. La empuje y la eche para a delante y para atrás con fuerza pero nada. 

—¡Cassius, ábreme!—grité.

Nada.

—¡Qué me abrás!—grité nuevamente—¡Abreeeeeeee!

No escuché nada. 

Miré la puerta unos minutos con furia y lo que sentí después, fue nuevo. Una vibra negativa se poso en mi y hiso que de mis manos la misma magia negra de Cassius, saliera de ellas haciendo que la puerta se partiera en dos para poder pasar. 

¡Eso fue nuevo!

Me miré las manos y vi como las marcas doradas que tenía, en donde empezaban se estaba tornando negras, solo un poco. Me asusté. Era la primera vez que había hecho algo así. Jamás me había pasado, nunca. Luego sentí un poco de dolor, como cuando en el principio de cuando usaba mis poderes, algo nuevo. Tragué grueso y traspace la puerta. Cuando estuve en el otro lado, una de las sirvientas había experimentado lo que había pasado.

Ella se asusto y empezo a correr. ¡No! 

Traté de olvidar el hecho de lo que había pasado y corrí a la ventana más cercana para irme de ese castillo. Pero claro, Cassius es demasiado impredicible. Antes de que me acercará a la ventana, me aguanto de la cintura para no dejarme escapar.

—¿Cómo has salido?—me preguntó y me giré hacia él.

—No me quedaré aqui—me solté de su agarre.

Caminé hasta la ventana pero su voz detuvo.

—No deberias irte, no es seguro. Solo quedate hasta que lo atrapemos ¿si? Creo que me sentiré más seguro—me dijo y luego sentí sus manos en mi cintura. 

Cerré mis alas y me giré hacia él. Estabamos demasiado cerca y yo estaba entre la ventana y él. Bajé la mirada y me enderece. Cassius se dio cuenta de la poca distancia que había entre nosotros y se separó de golpe.

—Esta bien, solo por nuestra seguridad—le dije sin mirarlo—. Nanny y Eric son los principes de mi parte del reino, creo que lo pueden entender. Pero mañana tengo que ir a mi castillo para hablar con alguien. ¿De acuerdo?

Tal vez era lo más seguro...y tal vez, era nesesario. No sabiamos nada de lo que quería ese hombre con nosotros

—De acuerdo...pero no has contestado mi pregunta—oh...jejeje, creo que debería decircelo.

—He roto la puerta, no sabía que podía hacerlo, la he partido en dos—reí leve.

Cassisu abrio sus ojos como platos y asintió. Caminamos a una de las otras habitaciones y entramos. Rápido supe que era la suya por como estaba decorada. Espadas, armaduras, ect... No creo que sea lo más recomendable.

—¿Insinuas que me quedé en tú habitación?—pregunté y él me miró neutro—, ¿Juntos?

—Somos esposos, supongo que no deberia ser malo ni mal visto, pero si quieres puedes irte a otra habitación—no quería molestar tanto.

—Esta bien, me quedó aquí—accedí—pero exijo tener nuestro distanciamiento—él asintió.

Poco después, una de las sirvientas me hizo el favor de buscarme ropa para poder acostarme a dormir, no iba a dormir con el vestido que traía. Me puse la pijama y me acerqué a la cama para poder acostarme. Cassius dormia en el otro lado donde no estaba el balcón, este estaba abierto y el aire frío nos refrescaba. Apagamos las velas y traté de dormirme. 

Me giré para ver a Cassius quién estaba tratando de dormir. Estaba demasiado cambiado y no sabia que sentir al respecto. Me giré y me levanté para ir al balcón a tomar aire. La luna estaba muy resplandeciente y mis alas  brillaban. 

Era la primera vez en años que dormiría con Cassius. Pensar que en ese entonces yo solo tenía diecinueve y no sabía por todo lo que iba a pasar, y ahora tenía veintitres. 

Sentí la presencia de Cassius detrás de mi y luego se puso a mi lado. Nos miramos por unos segundos y luego desvíe mi mirada a la luna.

—Descubrí que era la sobrina del rey Félipe, era hija de su hermano quién murió por tenerme—le mencioné—, así que por ley tambien, este reino me pertenece—bajé la mirada.

—¿Enserio?—asentí—. Lo siento mucho—lo miré.

—Nunca lo conocí, así que...bueno, no importa—me encogí de hombros—. Es raro pensar que soy de la realeza cuando soy de la realeza—lo escuché reir y me contagio—, siempre creí que iba a llegar a no se, casarme, hacer una familia y ser feliz...Pero no, no fue así—suspiré y me giré para caminar a la cama.

Su pegunta me sorprendió:

—¿No eres feliz?—me preguntó.

—Sí, lo soy, pero es diferente. Soñaba en ser una mamá algún día, tener un esposo que me ame, me valore y respete y eso, pero la vida es muy diferente. Soy una reina y lo agradezco mucho, estoy feliz. Amo a mis súbditos y a mis dragones, pero ahí sueños que... a veces no se hacen realidad y bueno, no se puede hacer nada—le mencioné triste y mirandolo—Bueno...buenas noches, Cassius.

La reina de la luz {#2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora