Dos semanas y media habían pasado y con ellas muchas cosas.
Hoy justamente, llegaron los nuevos aliados luego de que Eric, Dereck y Nanny y mi madre los buscaran y me sorprendió los muchos que vinieron. Todos estaban afuera, en el patio esperando porque la realidad es que eran demasiados y apenas podíamos meterlos en las habitaciones. Habían de muchas naturalezas, agua, naturaleza, fuego, arena, nieve y entre otros.
Cassuis los recibió a cada uno asignándoles una habitación compartida entre cuatro. Contando cada uno, eran los doscientos. Estarían ubicados en mitades. Cien en mi reino y otros cien en el castillo de Cassius, los que no cupieran, irían en casas de los duques que tenían múltiples habitaciones en sus mansiones. Esta guerra la teníamos ganada, no había duda.
Pero habían siete lideres, ellos estaban encargados del mando de los Ninfxs.
Estaba Nine: una Ninfxs de la naturaleza sobrenatural.
María y Ayn: un Ninfxs del aire y su hermano de fuego.
A continuación, este era uno que me daba demasiado miedo y era Clarlos: un Ninfxs de las sombras.
Agusto: un Ninfxs del dormir y despertar.
Y por último, Lirio y Thiago: un Ninfxs del desierto junto a su hermano quién era un Ninfxs del agua.
Cada uno estaba dispuesto a esta guerra, por el bien de ellos y el de nosotros y la humanidad. Sinceramente no pensaba que ellos aceptarían tal cosa, porque bueno, que persona en su sano juicio como nosotros se sacrificaría por los humanos, pero la realidad es que no solo lo hacían por ellos, si no para que por fin seamos acetados en la sociedad como somos y no por unos fenómenos.
—Deberíamos rodearlos, sabemos que están aquí pero no sabemos en que lugar exactamente, esta claro que solo quieren matar al rey y la reina primero para asustarnos— mencionó Nine.
—Tiene razón, sería muchos mejor rodearlos y camuflarnos con el bosque para no puedan saber que estábamos allí—miré a Cassius quién acepto.
—Vale, haremos eso, pero debemos tener mucha precaución—dijo este.
—Como usted ordené su majestad—Thiago dijo, antes de mirarme y guiñarme el ojo.
Todos salieron del salón de reuniones y suspiré mirando la puerta.
Me sentí incomoda, de hecho había hecho eso todo el tiempo que me veía. No le había dicho nada a Cassius porque conozco el genio de mi esposo, y no quería tener más problemas ahora y mucho menos una alianza rota. Así que solo miré a Cassius con una sonrisa y este me la medio devolvió.
Entre nosotros todo estaba, ¿mejor? sí, pasábamos más ratos juntos y yo los disfrutaba, también los disfrutaba al ver la cara de Amelia al verme con Cassius y con su hijo queriendo matarme. Los días pares seguían en plan, aunque me daba mucho miedo no poder quedar embarazada de Cassius porque aún no sentía nada y todavía no me llegaba el periodo, cosa que era buena señal.
—Son bastante simpáticos diría yo—Cassius comentó de momento.
—Me preocuparía si no lo fueran—lo miré—, pero sí, parecen ser buenas personas y están muy dispuestas a ayudarnos.
Me recargué de la mesa y me senté en ella. Cerré mis ojos y estiré mi cuello ya que estaba tensando y sentí que Cassius se acercó a mi y puso sus manos en mis costados. Me sentí pequeña al lado suyo cuando abrí mis ojos pero no intimidada. Él se acercó a mi oido y sonreí a medias antes de que rodeará una de sus manos en mi cintura.
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La reina de la luz {#2}
FantasyTrilogía Reyes: Reyes 2: La reina de la luz. Elian sabe que convertirse en reina traería problemas con Cassius, pero nunca pensó que eso fuera a pasar luego de tres años sin saber de él. Y es que un corazón dólido nunca olvida, no hasta que sana. C...