Ciclos de la vida:

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Qué difícil es la vida a veces, ¿no?

Te da tantos azotes, te quiere derrumbar, te quiere matar, te quiere hacer pedazos, pero ahí sigues, aguantado cada golpe, y cada herida que te hacen. Y es natural, la vida es así y no podemos hacer nada. Todo tiene un propósito en esta vida, como, por ejemplo: los árboles nos dan aire y aún así los talan para poder hacer el papel o como el de una rosa hermosa en un prado hermoso, la arrancamos para poder decorar nuestro hogar, sin saber que ella y el árbol eran felices donde estaban. He escuchado muchas veces que la vida son ciclos, y que esos ciclos son impredecibles.

Pero Elian, ¿qué quieres decir con esto?

Que todo en esta vida puede pasar. Te puedes enamorar, te puedes arrepentir de cosas, te puedes alejar de personas que amas solo para sentirte bien contigo mismo o solo para no querer molestarlo. Puedes llorar en las noches por algo que paso hace años y aún sigues sintiéndote igual. Así me sentía yo.

Era de mañana y Cassius había salido de caza con sus hombres. Estaba aún recostada en la cama cuando pensé en cada una de las cosas bonitas que Cassius y yo pasamos en su castillo. Pero también estaba el hecho de que recordaba el como nos herimos el uno al otro. A veces el amor es doloroso, ¿no? Estar ahora casada con él, pero no por amor es una total desgracia. 

Y por mi mente paso algo que hasta el sol de ese día jamás había pensado, la carta que Cassius me había dado cuando me fui de su castillo la primera vez. Aún conservaba esa carta, era muy especial para mí, claro, pero no sabía si él también lo recordaba y le entraban escalofríos de solo pensarlo. Tenía unas ganas de arreglar las cosas entre los dos, pero sabía que Cassius no iba a acceder. Quería que estuviéramos bien, que ya no hubiera rencores, pero el Cassius de hoy en día era rencoroso, egocéntrico y muy diferente al Cassius que conocí. Eso era algo difícil de lograr, pero lo intentaría. Intentaría arreglar nuestra amistad al menos, esa que tuvimos antes de enamorarnos.

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Un poco lejos del castillo, donde estaba la tumba de aquel rey difunto, estaba ese hombre misterioso, viendo la tumba con gran curiosidad y recitando algo que podía hacer que aquel difunto resucitará. ¿Ilógico, ¿no? Pero eso era parte de su plan. El plan de vengarse de aquellos que le quitaron a su familia y exterminar de una vez esa especie de raros.

Poco a poco vió como de la tierra salía una mano, luego una cabeza y después todo el cuerpo. Apestaba, apestaba demasiado para así decirlo. Hacía años que ese cuerpo estaba enterrado y nadie de los de aquel reino visitaba. El rey tenía una cicatriz en su cuello, lo que significaba que aquel que lo había matado, le había atravesado una espada por el mismo cuello separando su cabeza de su cuerpo. También tenía algunas cicatrices de guerra y aquel hombre misterioso se acercó al difunto con una sonrisa burlona.

¿Quién fue aquel que te asesino a sangre fría atravesando una espada?pregunto aquel hombre misterioso.

Cassiusrespondió el difunto.

¿Quieres vengarte?preguntó el otro y el rey asintió entonces vas a tener que seguirme y hacer cada cosa que te diga, ¿entiendes?aquel rey asintió.

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Estaba apuntando a la botella cuando escuché un ruido proveniente de las afueras del castillo. Era casi de noche, el atardecer se estaba esfumando ya.  Fui a ver que era lo que pasaba y muchos de los soldados igual. Se escuchaba como si estuvieran peleando y no me equivoque. Cassius estaba al mando cuando llegué a ayudarlo ya que unos  soldados del atacante que intentaban asesinarlo. Las personas corrían y de pronto, toda la entrada del castillo estaba custodiada por soldados y por un peculiar ¿rey? participando también.

La reina de la luz {#2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora