Desgastados:

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Y aunque no quería admitirlo, sí, había aceptado usar los días pares cuando me puse a pensar más en el bienestar de mi reino y no en el mío, aunque a decir verdad no es como que hayamos hecho algo después de esa junta y no porqué yo no quiera, si no por que Cassius llegaba borracho y yo no quería hacer eso de esa forma, no con el inconsciente sin saber lo que hace, no se valía. Era como si el simple hecho de estar conmigo le molestara.

Esa noche, Cassius llegó con una botella de alcohol, pero esta vez él no estaba borracho, si no me paso la botella de vino y yo lo miré extrañada.

—¿Qué?—pregunté, extrañada.

—Hablaremos— tomo una copa y sirvió el vino y me la paso.

—¿Ahora si quieres hablar?—ruedo los ojos y tomo la copa entre los dedos para tomarme todo de una vez.

Cassius me miró sorprendido y me sirvió un poco más.

—Pero no hablaré de eso, no he cambiado mi opinión sobre lo que pienso de ti—eso me dolió.

—Ni yo olvido el hecho de que me mentiste—tomo la botella de vino y la pongo hacia un lado—, ¿A exactamente que viniste a...?

No pude terminar la frase porqué sus labios estaban chocando los míos y no pude evitar no seguirle ese maldito beso. Era un beso agitado, un beso desenfrenado, un beso egoísta, uno que saco todo lo que teníamos en nuestros corazones a la luz.

Y yo sabía por donde venía eso, lo sabía muy bien.

—No puedes besarme—le susurro en medio beso haciendo que se separé—, dijiste que no lo volverías a hacer. Ve mejor a besarla a ella que por lo que veo ella...

Cassius suspiró cansado y se separó de mi por completo.

—¿Quieres, por favor, hacerlo más fácil?—volvió a doler—, y por última vez, no ha pasado nada con ella.

—¿Y tú podrías tratar de entenderme?—sentí un nudo en la garganta—, esto no me esta haciendo bien Cassius, ¿crees que es fácil ver como mi esposo esta con esa mujer? Sé que estás con ella y estoy casi segura de que algo entre ustedes dos esta pasando—di unos pasos hacia atrás y tome de la botella de vino—, Sí, sigo enamorada de ti porqué la realidad es que nunca deje de estarlo Cassius y dudo que eso llegué a pasar—él miró hacia otro lado—. Y tú nunca has dejado de estarlo de mi.

Supe que tenía razón porque él puse una cara dudoso de sí mismo. Caminé hacia donde él y le levanté la vista. No estaba segura de esto que iba a hacer pero lo haría, no podía luchar con algo así y siempre salir perdiendo. No quería perderlo, no podía. Cassius ya significaba demasiado para mi y no quería perderlo.

—Estoy exhausta de estar peleando contigo y de qué me odies por algo que ya me he disculpado, no tengo ganas de seguir peleando con algo que puede más que yo, porque la realidad es que es así y ya yo no aguanto—lamí mis labios y baje la mirada—, si te deje fue porque era para el bien de los dos, no solo pensé en mi, pensé en ti, y yo...

—No—Se alejó dándose la vuelta y la espalda—. Dije que no quería hablar de esto—me reprocha volteándose nuevamente a mi y sentí un nudo en la garganta—, no puedo Elian, una vez te lo pude haber perdonado, pero dos ya es demasiado. Entiéndeme a mi también.

—Entiendo que estés resentido, yo también lo estaría en tu lugar, y ya te dije que lo siento, si te sirve, prometo no volver a hacerlo, yo no puedo seguir así.—caminé hacia él.

—No, no te creo, ni una palabra—paso por mi lado y tomo una copa de vino para tomarla.

Me acerque hasta él hasta sin darme cuenta nuestros rostros estaban a una poca distancia y sentí dos cosas, ese impulso de volver a besarlo y que el también por la forma en la que me tomo de la cintura y me la acarició perdiéndose en mis ojos.

La reina de la luz {#2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora