Los días pares:

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Ahora entendía por qué me trataba así. Había otra mujer, una mujer con la cual tenía un hijo, una mujer con la cual había decidido formar una familia antes de conocerme, una mujer a la cual amo de verdad como para tener un hijo. Y yo me sentía mal, me sentía vulnerable ante la situación que mis ojos veían. Era mi esposo, era el hombre al que le había concedido todo, mi primera vez en todo, y ¿me merecía esto?

Y me había enterado de que le había enviado cartas para comunicarse ¿Enserio le envío cartas para volverla a ver? Estaba casado y lo estaba conmigo. Hablaba de que yo le había herido al abandonarlo, pero jamás en estos tres años sin verlo le fui indiferente a un hombre, jamás sentí nada por uno.

Y verlo al lado de ella, me hizo pensar que ya todo lo que había "construido" era solo una pared de arena, que con un solo movimiento, se rompió haciéndome sentir... haciéndome sentir insuficiente.

Sin embargo, las noticias de los otros Nifxs eran buenas,  estaban reclutándolos y gracias al cielo habían decidido ayudarnos. Era increíble pensar que enserio estas personas estaban dispuestas a pelear en una guerra que atenta a todos la vida, pero era necesaria. Y sobre Scarlet, no teníamos ninguna noticia, solo el simple hecho que había desaparecido y no sabíamos a donde había ido.

Las semanas pasaron y mi gente volvió sus hogares, y yo me cuestioné mil veces si debía irme o no, me sentía como un pez fuera del agua. Ellos estaban por su lado y yo era un cero a la izquierda. No soportaba la cercanía que ellos dos tenían y de hecho, no soportaba el olor que aún conservaban las sábanas de Cassius en la cama de él. No podía dormir porque la mayoría del tiempo la pasaba cuestionándome que tanto hacían ellos dos. Yo trataba de atender mi parte del reino como podía pero tenía esa necesidad de saber que hacían y sospechaba que no era bueno.

Amelia no paraba de darme miradas frías y con odio cada vez que estaba cerca de Cassius en una de las reuniones, y él, bueno, no hacía nada más que cuando terminará la reunión desaparecer de mi campo de vista y siempre que lo encontraba, ella estaba con él. Lo único bueno de allí, era Aneloy, era un verdadero encanto, un amor de verdad y a decir verdad, ese niño era lo único bueno que había tenido esa mujer.

—¿Por qué estás triste?—Landom me dijo.

Sí, ese pequeño estaría conmigo hasta que sus padres volvieran y mi padre estaría conmigo para acompañarme. Ambos eran mi fortaleza en ese castillo.

—¡Ay, pequeño!—mi papá sonrió—, no deberías preocuparte.

Pero el pequeño no hizo caso a mi papá.

—¿El tío Cassius te hizo ponerte triste?—sonreí sin ganas.

—No deberías preocuparte por eso, ve con la niñera y con Aiden—el último bufó sin muchas ganas.

—Ese dragón entiende cosas que nunca pensé que entendería—me reí del comentario de mi papá.

Cuando Landom, la niñera y Aiden se fueron, me eché a llorar sin pensarlo dos veces. Mi papá me abrazo tanto como pudo y me susurro que todo estaría bien, pero yo sabía que no era así, que esto iría de mal en peor, que este tormento no acabaría, más no pude evitar llorar más todavía, hasta que escuché la voz de Cassius.

—Elian, tenemos reunión—supe que estaba detrás de mí por la cercanía de su voz, así que me limpié las lágrimas y me voltee hacia él.

No dije nada cuando le pase por el lado, solo fui directo al salón de reuniones y estuvimos allí más de dos horas platicando el como iba a ser la guerra y si había guerra imprevista, como nos prepararíamos, yo participe en varias veces, pero no estaba de humor para este tipo de reuniones que solo dan dolores de cabeza y varias veces no se habla de cosas que me interesan. Y no hablaba de la guerra, si no de cargamentos y armaduras y eso, no me llamaban la atención.

La reina de la luz {#2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora