Madly Broken

Caída al bajo mundo.

-Lo siento mucho, pero es la única opción que tengo -cerré los ojos después de pronunciar esas palabras, esperando por la impredecible reacción de mis padres.

Durante los últimos meses los gastos habían subido un poco mucho, debido a mis artículos personales que debíamos comprar junto con los de los bebés. Había tres niños en la casa prácticamente y las ganancias de Seung y Ji eran las mismas de siempre. Realmente estabamos tentados a usar magia para arreglar la situación de alguna forma, pero podía más nuestra honradez.

Por supuesto que lo primero que hice al notar la crisis fue buscar un trabajo extra, de verdad que fui a tocar puertas en varios lugares ofreciendo limpiar casas o atender mesas en restaurantes, pero nunca fui aceptado. Supongo que no puedes hacer mucho cuando no te graduaste de la universidad.

Me sentía profundamente triste cuando en mis noches de insomnio escuchaba a mis padres lamentarse por la situación actual. Hace unos días escuché una conversación entre ellos y, además, recibí una señal de Supremo para guiar mis pasos.

-Debimos pensarlo mejor, debimos saber que no era buena idea -Jiyong sollozó lo más bajo posible.

-No sabíamos que esto pasaría, fue algo que no estaba contemplado pero solo podemos aceptarlo -le consoló su esposo, sereno como siempre.

Al principio temía que estuvieran hablando de mi, que mi repentina mudanza hubiera causado complicaciones y que se arrepintieran de haberme "adoptado", pero se referían a alguien más.

-Baek necesita cuidados pero es un niño fuerte y saldrá adelante -dijo Ji un poco tranquilo, antes de romper en llanto otra vez -Pero Seunggie y Hara... Son tan pequeños, merecen una mejor vida que esta.

-Amor...

-Estoy pagando las consecuencias por no aceptar los planes de Supremo- continuó lamentándose-Si no nos dió la posibilidad de tener hijos fue por algo, pero yo quise alterar el destino y mira...

De verdad quería salir de mi habitación para consolar a mi pobre padre, pero sabía bien que era una persona que mantenía una actitud positiva por fuera y rara vez mostraba sus debilidades y tristezas. No quería que se sintiera cohibido o algo parecido, así que solo escuchaba desde la puerta de mi habitación.

-Mi Ji -murmuró Seunghyun afligido, seguramente abrazándolo- Ambos sabíamos los riesgos, cedimos ante nuestro instinto paternal y aquí estamos. Pero no tienes que culparte, cariño.

-Estas vivo por obra de Supremo. Si algo malo hubiera pasado, me habría quedado sólo con dos bebés ¿Qué se supone que haría en una situación así?

-Jiyong, desde que te conocí ví un espíritu maduro y resiliente en ti -afirmó con seguridad- Sin importar la situación, siempre encontrarás una solución.

-Seung... Tengo miedo -confesó aún llorando.

-Yo también lo tengo, amor. Pero estamos juntos, y juntos somos más fuertes que cualquier prueba que nos ponga el destino.

Después de eso hubo silencio, deduje que Ji se había tranquilizado y ya iban a dormir.

Mientras esperaba que el sueño viniera a mi, después de intentar contar ovejas mil veces, comencé a orar en silencio. Le pedía a Supremo que mis padres tuvieran la fuerza suficiente para salir de esto, que mis hermanitos estuvieran bien y que a mi me diera una señal, una pista para saber cómo ayudar a mi familia.

Finalmente cerré mis ojos y comencé a soñar. No tenía una imagen muy clara, pero sabía que me encontraba en una habitación oscura, aunque tenía la sensación de que no estaba solo; sentía miradas fijas en mi. De pronto luces neón de diferentes colores me cegaron y una música de fiesta estridente retumbó en la habitación y en mis oídos. Entonces me dí cuenta de que estaba encima de una tarima y había personas sentadas frente a mi viendome, como sospechaba. No podía ver más allá de ese pequeño escenario, excepto a una mujer joven bailando a lo lejos de forma sensual. Llamaba la atención con su larga cabellera pelirroja y su atuendo brillante. Parecía intentar hablarme, quise acercarme para escucharla y entender qué estaba pasando, cuando el escenario bajo mis pies se rompió sin más y caí en un hoyo sin luz, sin ruido y sin nadie.