Francesco.
Estoy eufórico. La razón:
Laurel aceptó ir al cine conmigo.
La verdad pensé rechazaría el ofrecimiento como muchas veces lo ha hecho. Y no le hubiera hecho la invitación si no me hubiera dado cuenta de su semblante triste y ojeras bajo sus hermosos ojos.
Sonreía, pero sus ojos no tenían aquel brillo tan característico de ella.
Laurel es una chica alegre, otros la tildan de odiosa, lo es solo un poco sí la fastidias mucho. El sarcasmo es su mejor amigo, a veces me saca de quicio eso. Siempre va con una sonrisa en en rostro. Por eso me sorprendió verla tan cabizbaja y distraída. Algo muy jodido tuvo que haberle pasado.
Salgo de la cafetería y la veo sentada en el banco sonriéndole a una pareja de ancianos. Me quedo un momento admirando lo bonita que se ve allí, sonriendo, así es como debería estar siempre. Veo cómo la pareja la saluda y ella les devuelve el saludo.
Me acerco a paso lento.
—Es muy bonito presenciar algo así, ¿no?—pregunto.
Ella asiente sin mirarme.
—Si, es algo muy tierno, creo que todo el mundo querría terminar así con el amor de su vida—dice con un suspiro y me mira.
Veo que me recorre con la mirada. Misma mirada que se detiene en mis zapatos. Se echa a reír divertida provocando que mis labios se curven en una sonrisa involuntaria.
—¿Que es tan gracioso Lu?
—¡Somos gemelos de zapatos!—. Señala mis zapatos y los suyos. Sonrío aún más—. ¿A qué no es mono?—pregunta.
—La verdad ni me había dado cuenta, pero sí, es muy mono. vamos, que llegaremos tarde— le apresuro y asiente.
Me echo a andar y echo una miradita hacia atrás comprobando que me sigue.
—Oye eres muy alto—señala al cabo de una rato con su voz suave, casi como la de una niña. La miro—. Parezco una pulga delante de tí—se queja.
Suelto una risa burlona. Veo que se hace la ofendida.
—Pero una pulguita muy bonita— aseguro.
Veo cómo se sonroja ligeramente y baja la mirada. No debería alegrarme pero lo hago, al fin reacciona a un halago mío.
Si es que llamar a alguien pulguita se concidera un halago.
—Gracias—. Murmura finalmente.
Le resto importancia con un moviendo de mano.
Durante el corto trayecto al cine, le doy un par de miradas de reojo y veo su mirada perdida en la calle. Aún cuándo llegamos.
—Mira dice que hay boletos para ver Coraline, rápidos y fu...
—¡Coraline!—chilla, sorprendiendome. ¿Acaso hacia apenas un momento no tenía carita de perrito triste?—. ¡Es mi película favorita¡, ¡La mejor del mundo!— dice dando saltitos de emoción.
Sonrío tiernamente al verle emocionada cómo una niña pequeña.
—Pues Coraline será—concedo.
Compro los boletos y pido dos palomitas y refrescos grandes. Entramos en la sala y nos sentamos en la segunda fila. No hay tanta gente cómo pensé que habría un viernes por la tarde.
—¿Sabes?, El libro da mucho más miedo que la película, el libro es algo cómo muy perturbador—susurra.
La miro, sorprendido.
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Su Mirada
RomanceUna salida al cine, pulceras, miradas, sonrisas, caricias... Corazones acelelados. ¿Que deparará el destino para Francesco y Laurel? Aventurate y enamórate de Francesco Ricci y Laurel Tassone en una historia llena de amor y risas.