Laurel.
Faltaban cuatro horas para la cita y ya estaba dando vueltas por la habitación de forma ansiosa. Pensando y pensando las mil y un formas en que todo puede salir mal. Sé que si Joshua estuviera aquí me daría un guantazo en el hombro y me diría que me tranquilizara, porque citas tenía la gente todos los días.
Sólo con ese pensamiento rodé los ojos. Gracias a Dios y tenía que estudiar para un examen el pobre. Menos mal y no tendré que preocuparme por cosas así en al menos seis meses.
Pero el problema es que la cita era en su departamento, por ello estaba comiéndome las uñas de los nervios. Y a parte no sabía cómo ir vestida. ¿Algo casual o un poco elegante?
Ojeo el clóset para escoger lo que llevaré puesto. Descarto varios vaqueros y vestidos y me quedó viendo un vestido de seda negro, el cual nunca tuve la oportunidad de ponerme. Le paso los dedos por encima y me sorprendo de lo suave que se siente al tacto. Decido que es el que me voy a poner y lo combino con unos tacones un poco altos de color plateados con brillo. Dejo todo en la cama y me decido bañarme de una vez.
Lleno la tina con agua tibia y le echo jabón líquido olor a fresas; por que sí, mi cuarto de baño también incluía tina. Me desvisto y me meto lentamente, disfrutando el como mis músculos tensos se relajan poco a poco. Cojo la esponja y me la paso por todo el cuerpo, consintiendome. Esta mañana me depile todo el cuerpo, así que no me preocupo por ello. Me hundo unos segundos bajo el agua y luego salgo. Es increíble lo bien y liviana que me siento después de hacer las pases con mamá.
Termino de bañarme y me paso el abonos por encima. Busco entre la ropa interior y veo el conjunto negro que compré ese día en el centro comercial.
Suspiro pesadamente.
Con un poco de suerte, pasará algo, así que me lo pongo acomodando los ligeros y me vuelvo a poner el albornoz sentandome frente al espejo para arreglarme el pelo. Me lo seco y luego me hago varias hondas cuidando de que se vea natural. Saco el bolso dónde tengo todo el maquillaje y me maquillo sin exagerar echándome rímel, sombras un poco oscuras, labial mate y un poco de rubor. Miro el resultado y sonrío orgullosa.
Quiero que me encuentre guapa y se le caiga la baba.
Me pongo el vestido de tiras y me gusta cómo resalta el busto, pero sin exagerar, y que sea sólo tres dedos por encima de la rodilla y resalte mis curvas. Me calzo los tacones y me ojeo en el espejo de cuerpo completo pegado en la puerta. Me quedo sorprendida por el resultado y me silbo.
—Pero que guapa estás Laurel. Si hasta no pareces ni tú—me halago.
Cojo una bolsito plateado y meto por si acaso, solo por si acaso, unos condones. Cojo el celular y ojeo la hora caminando hacia la puerta cuándo veo un mensaje de Francesco.
Sal, estoy fuera de tu edificio.
Solo con eso me vuelvo a poner nerviosa de nuevo. Respiro hondo y cuento hasta tres cuando salgo del ascensor y camino hacia fuera saludando al recepcionista.
—Esta usted muy guapa—me alaga y le sonrio.
—Gracias.
Creo que estoy a punto de hiperventilar hasta que parpadeo varias veces a causa de la impresión cuando veo a Francesco, se que debo tener una expresión cómica, pero no me importa porque él también pone la misma cuando me ve.
Está apoyado en su coche de forma casual con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón de salir, estoy que boto baba cuando veo que lleva puesta una camisa blanca de salir con una corbata puesta. Se me enrojece la cara con los pensamientos que me llegan.

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Su Mirada
RomansUna salida al cine, pulceras, miradas, sonrisas, caricias... Corazones acelelados. ¿Que deparará el destino para Francesco y Laurel? Aventurate y enamórate de Francesco Ricci y Laurel Tassone en una historia llena de amor y risas.