Me quedaría contigo por siempre

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Francesco.



Pasamos una noche increíble. Después de despertarnos cenamos y vimos unas películas. Claro, ella eligió y puso una de misterio. Me habló de sus libros favoritos y me confesó que el cuaderno que yo ví la primera vez que fuí a su depa era cómo un diario múltiple. Escribía cuáles eran sus libros y películas favoritas y el porqué. También escribía cosas que se le venían a la mente o relacionado con lo que pasaba o sentía en ese momento y que bien podría convertirse en canciones. Hablar de aquello la avergonzaba y me daba rabia. ¿Porqué avergonzarse de una cosa que se le da tan bien?, ¿Porqué temer de hablar de lo que le gusta?

Creía firmemente en qué, si sabes hacer algo, o quieres y se te da genial y lo sabes. ¿Porqué buscar aprobación de gente que claramente no creía en tí?, ¿O buscar aprobación de gente envidiosa?. Al fin y al cabo, era tu decisión si rendirte o seguir adelante con lo que te apasionaba. Dejar ir algo por una opinión destructora de alguien era simplemente estúpido.

Agradecía todos los días por tener a unos padres que siempre me apoyaron en lo que yo necesitaba. Que cuando les dije que no me gustaba mi carrera lo entendieron y me apoyaron para buscar nuevos horizontes.

Quería apoyarla a ella en lo que necesitara y así iba a ser siempre.

A la mañana siguiente salimos a ver distintos lugares de la ciudad y por primera vez, nos tomamos de las manos y en ese instante sentí cómo todo tenía sentido y me dió todas las fuerzas que necesitaba para llevar a cabo el plan que había trazado. Nos reímos de bromas sin sentidos y conectamos muchísimo más. Llegamos casi al anochecer al hotel, en medio de besos apresurados. Terminamos abrazados y sudados en la cama. Mirándonos uno al otro sin mediar palabra, solo allí, dejando que nuestras miradas hablaran por si solas. Gritandonos cuánto nos necesitábamos uno al otro. Uno de los momentos que quedarán guardados en mi alma por siempre.

Ahora nos encontrábamos abriéndonos paso entre la multitud hasta llegar al frente de todo. Aún no empezaba el concierto y Laurel estaba pegando brinquitos de lo emocionada se encontraba.

—Dios mío. Esto es tan increíble—susurra casi sin aliento—. No me puedo creer que esté aquí, a punto de verlos.

Me muevo colocándome detrás de ella posicionando mis brazos a su alrededor para crear un muro de protección para ella una vez llegamos en primera fila detrás de la baranda de protección . Cosa que servía muy bien por la deferencia de altura.

—Si estás sin aliento ahora no quiero imaginarme cómo te pondrás cuándo salgan.

—Provablemente loca. Pero no te asustes.

—No lo haré.

Esperamos unos diez minutos entre cortos besos que me da tratando de distraerse para calmarse un poco, pero cuándo anuncian el nombre de la banda y los chicos salen al escenario todo el gentío se une a los gritos ensordecedores incluyendo a Laurel que brinca agitando una mano. El chico más alto y rubio se posiciona delante del micrófono.

—Buenas noches. Les agradecemos  enormemente que estén aquí esta noche apoyándonos y demostrándonos todo su amor. Saben que los amamos—habla y se alzan gritos en dónde le confiesan lo mucho que lo quieren y hasta cosas inapropiadas.

—¡Te amo más que a mi vida Luke!, ¡Te amo!—grita Laurel y abro la boca entre sorprendido y indignado.

El tal Luke la logra mirar por un momento sonriéndo y creo que Laurel se va a desmayar.

—Amar a alguien más que a tu vida no es bueno. Pero es lindo que lo digas, gracias. Nosotros también te amamos.

Laurel se lleva la mano a la boca y creo que va a llorar de la emoción. Y no sé si debería sentir ternura o celos. Pero estoy debatiendome entre los dos sentimientos.

Su MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora