Salí del auto, avanzando con paso firme hacia el departamento. Las palabras de Pedro me habían echo abrir los ojos, a pesar de ser dolorosas, tenía que pensar que quizás, aquello era lo mejor. Los dos habíamos caído en una especie de rutina que aún no era capaz de entender. Me rompía por dentro el hecho de pensar todos lo momentos que podríamos perdernos. El no poder hacerle participe de mis cosas, el no poder contarle cuándo tenía un mal día, simplemente para que él me estrechara entre sus brazos haciendo que me olvidara del mundo. Pensar en un dolido Christopher en brazos de otra. Eso era lo que más me terror me daba. Estaba siendo egoísta, pero no podía evitarlo. Entré en el elevador, dirigiendo mi mirada al techo, respirando tratando de tranquilizarme. Necesitaba toda mi fuerza de voluntad para decirle lo que pensaba. A medida que iba subiendo, sentía los latidos del corazón sin necesidad de tomarme el pulso. Latían con fuerza por todo mi cuerpo, devolviéndome de nuevo aquel temblor. Llevé las manos a mi rostro, limpiando mis lágrimas, tragando las mal.di.tas ganas de llorar que inundaban todo mi cuerpo. Al abrirse la puerta, resoplé retirando mi cabello de los ojos. Salí del elevador, acercándome a la puerta que me separaba de él. Me paré frente la puerta, observándola, colocando una de mis manos sobre ella, mientras la otra metía la llave dentro de la cerradura, poniendo de nuevo mi cabeza a recordar. No pude evitar sonreír, con una amarga sonrisa, al recordar aquella vez que él me andaba besuqueando mientras trataba de abrir. Suspiré de nuevo, empujando levemente la puerta, asomándome tras ella para ver si Chris seguía ahí. Inspiré en silencio al llegarme su aroma, sonriendo al verlo allí sentado en aquel sofá con aquellos morritos que tantas veces había besado. Resoplé agarrando fuerzas mientras entraba al departamento, cerrando tras de mí. Me quedé parada de espaldas a él varios segundos hasta que lo sentí levantarse. Al voltear, vi a un Christopher ausente que me esperaba de pie.
- Hola... -Saludé dejando mi bolsa y las llaves sobre la mesa-
- Hola -Me respondió en voz baja mirándome. Parecía tan distante, tan frío y ausente. Me acerqué a él para darle aunque fuera un beso. Al acortar la distancia, los dos nos miramos fijamente varios segundos, tratando de leer en los ojos que estaba pasando. Chris colocó una de sus manos sobre mi mejilla, besando mi cachete contrario. Agaché la mirada al ver que ni había intentado besarme, separándome despacio para volver a verle-
Los dos volvimos a quedarnos en silencio viéndonos a los ojos. Agaché la mirada, señalándole el sofá para que pasáramos a sentarnos. Empezaba a sentir como mis fuerzas comenzaban a flaquear. Chris se hizo a un lado dejándome pasar primero. Ninguno de los dos decíamos nada. Él se sentó frente a mi sobre una pequeña mesa que había para quedarnos frente a frente.
[...]
- Bueno... -Rompí el silencio al ver que Dul no decía nada. Ella levantó la mirada al escucharme. Tenía la mirada triste, tenía la certeza de que había llorado. Tenía los ojos brillantes, irritados. Carraspeé mojando mis labios- Que... que era eso que tenías que decirme -Dulce suspiró acomodándose el pelo sobre su hombro izquierdo, con la mirada perdida-
- Es... sobre nosotros... -Dijo despacio mirándome. Asentí reafirmando mis sospechas-
- Era algo que... imaginaba -Respondí viendo cómo ella volvía a suspirar, acomodándose sobre aquel sofá. La noté incómoda, nerviosa. Agaché la mirada buscando sus manos para agarrarlas. Estreché sus manos sobre las mías volviendo a mirarla. A pesar de todo, Dulce era la mujer que amaba, no podía soportar verla así angustiada, toda hecha nervios- Tranquila... -Dije en voz baja, acercándome a ella, Dulce me miró agradeciéndome aquel gesto con una triste sonrisa- Ven... -Tiré suavemente de sus manos, provocando aquel abrazo que ambos necesitábamos. Sentí cómo sus manos se aferraban a mi cuello con fuerza abrazándome. Rodeé su cintura con mis brazos, hundiendo mi rostro en el hueco de su cuello-
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Y En El Medio Tu (Vondy)
Ficção Adolescente¿Y si...? La pregunta del millón. Quizás por cobardes o por miedo a los desconocido. Miedo de perder la relación que ya existía. Miedo a perder a una persona que aun te parece mentira de la forma en la que entró en tu vida. Que se debe hacer cuando...