- Ya, no llores - El pequeño niño consolaba a su amiga.
- No quiero que te vayas, Alex - Ella se aferraba al torso de su amigo.
- Prometo venir a visitarte - El pequeño separó a su amiga de él un poco y la miro a los ojos - Tengo que irme...
Justo...
°₊ ፧ "𝘕𝘰 𝘴𝘢𝘣𝘦𝘯 𝘭𝘰 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭 que eres, no saben lo que le has hecho a mi corazón."
││𝙏𝙝𝙚𝙮 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙠𝙣𝙤𝙬 𝙖𝙗𝙤𝙪𝙩 𝙪𝙨.
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- Ya falta poco papi? - La niña preguntó sentada frente al computador mientras jugaba a uno de los tantos juegos de Friv. Se encontraba junto a su padre en la oficina de este.
- Paciencia hija, solo 15 minutos - El señor Hwang respondió mientras revisaba unos documentos de su trabajo.
Habían pasado ya más de 24 horas desde que los Maldonado dejaron México, ya se encontraban en su nueva casa en Los Ángeles. Aria estaba impaciente por ver la cara de su amigo.
- Ya es hora, dale clic a la cruz y abre Skype, Aria - Tan pronto como su padre pronunció esas palabras, la pequeña cerró la pestaña del juego agresivamente y le dió clic al icono azul con una "S". Su padre se encargó del resto.
El corazón de la niña se aceleraba descontroladamente, eran nervios y emoción.
De un momento a otro, Alex se unió a la videollamada. Este se encontraba sentado junto a su madre frente al computador, dentro de lo que sería la oficina de su padre. Se podían ver cajas de mudanza de fondo.
- ¡Ari, hola! - Saludó Alex con una sonrisa.
Un sentimiento de amargura atravesó el pecho de la niña. Y así como se veía feliz por unos segundos, empezó a llorar a moco tendido.
- ¿No te dije que no lloraras? - Alex pronunció con la voz algo agrietada por cómo reaccionó su pequeña amiga. Poco depués, gracias a su padre, Aria logró calmarse.
Ambos pequeños conversaron durante un largo rato, Alex contándole cómo fue su vuelo, Aria explicándole lo que hizo durante el día, hasta que llegó el momento de que cerraran la videollamada.
