- Ya, no llores - El pequeño niño consolaba a su amiga.
- No quiero que te vayas, Alex - Ella se aferraba al torso de su amigo.
- Prometo venir a visitarte - El pequeño separó a su amiga de él un poco y la miro a los ojos - Tengo que irme...
Justo...
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Era sábado, el día libre de Aria, puesto que de lunes a viernes iba a la universidad por las mañanas y por las noches trabajaba en la tienda de electrónicos.
Había quedado con Samy, Osvaldo y Aldo, quienes aún no regresaban a México, para verse en un McDonald's cerca del hotel donde se hospedaban los antes mencionados.
- Ahora que recuerdo... - Habló la rubia captando la atención de sus amigos.
- ¿A poco puedes recordar algo? - Vaciló Aldo.
- Sí pendejo, aunque te sorprendas - La rubia le mostró el dedo medio.
- Bueno, ¿qué recordaste Samy? - Aria habló con curiosidad, odiaba quedarse con las cosas a medias.
- Ah, sí - Rivers devolvió su vista a la pelinegra - Después de que te fuiste de la TwitchCon, Spreen me pidió tu número, espero no te moleste que se lo haya dado. Digo, ví que se llevaron chido - Habló la rubia mientras jugaba con sus dedos.
Al escuchar aquello, la pelinegra no pudo evitar sonrojarse... era algo nuevo para ella que alguien pidiese su número de teléfono, algo sin duda alguna sorprendente.
- Uyyy, la Aria ya anda conquistando corazones y extranjeros papá - Molestó Aldo.
- Ya cállate - Respondió Aria mientras se cubría la cara con sus manos.
- ¿Cómo que la onii-chan ya anda conquistando a sabe quién? - La voz de Osvaldo se hizo presente capturando la atención de sus amigos.
Traía una bandeja con las hamburguesas y bebidas que habían pedido anteriormente. Aldo se levantó de la silla, para así ayudar al más alto a dejar la comida sobre la mesa.