- Ya, no llores - El pequeño niño consolaba a su amiga.
- No quiero que te vayas, Alex - Ella se aferraba al torso de su amigo.
- Prometo venir a visitarte - El pequeño separó a su amiga de él un poco y la miro a los ojos - Tengo que irme...
Justo...
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"Aria, esta es Arianna, mi novia"
La pelinegra notó en su pecho un sentimiento muy feo, como si le arrancasen el corazón y le dieran innumerables puñaladas, una tras otra.
- Encantada - Se limitó a decir, puesto que su voz temblorosa no daba para una frase más larga.
- Igualmente, Aria - Arianna respondió junto una sonrisa a la vez que tomaba la mano de Quackity.
Lo único que deseaba Aria era salir de ahí en ese mismo instante, y como si de algún tipo de brujería se tratase, se le presentó la excusa perfecta para poder irse.
Se escuchó una notificación proveniente de su móvil, esta siendo de un email, pero lo revisó como si estuviese leyendo un mensaje importante.
- ¿Ocurre algo? - El chico preguntó
Aria apretó sus labios mientras pensaba en qué responder.
- Vaya, pues al parecer debo irme... Una de mis compañeras de piso se quedó sin llaves y tengo que ir a socorrerle - Explicó la pelinegra a la vez que se levantaba de la silla. Quackity y Arianna asintieron.
- Vaya, que mal. Tenía ganas de conocerte mejor, Aria - Arianna habló ladeando su cabeza, fingiendo sentirse apenada.
- Bueno, en otra será - La mexicana respondió de igual manera - Hasta luego.
Caminando a un paso más rápido del que planeaba, salió de aquel lugar en dirección hacia su departamento. No tardó más de 15 minutos en llegar, pues con el disgusto que llevaba encima su ritmo se aceleró.