- Ya, no llores - El pequeño niño consolaba a su amiga.
- No quiero que te vayas, Alex - Ella se aferraba al torso de su amigo.
- Prometo venir a visitarte - El pequeño separó a su amiga de él un poco y la miro a los ojos - Tengo que irme...
Justo...
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- Entonces, él se ofreció a darme trabajo en lo de su línea de ropa y accesorios.
- ¿Posta? Re bien boluda, vas a ver que te va a ir piola.
Aria e Ivan se encontraban conversando por teléfono, hacía unos días el morocho tuvo que volver a Argentina, ya que no podía quedarse mucho más en Los Ángeles y debía volver a su rutina laboral.
- Estoy nerviosa - La mexicana jugueteaba con sus dedos.
- ¿Por?
- Siento que no estoy lista para algo tan grande.
- ¿Pero qué decís? Boluda desde que te conozco me has demostrado que sos capaz de hacer banda de cosas - Ivan trataba de animar a la chica - Prendé tu cámara.
- ¿Qué?
- Que prendas tu cámara boluda, te quiero ver, por favor.
Aquellas palabras fueron suficientes para que la pelinegra se sonrojase y así mismo obedeciese al chico.
- Que linda que sos, por diosss- El argentino dijo apenas el rostro sonrojado de la pelinegra se vio en la pantalla.
- Cállate, me pones nerviosa. - La chica dejo su celular recargado en una de las mesitas de noche y así mismo cubriendo su rostro con sus manos.