- Ya, no llores - El pequeño niño consolaba a su amiga.
- No quiero que te vayas, Alex - Ella se aferraba al torso de su amigo.
- Prometo venir a visitarte - El pequeño separó a su amiga de él un poco y la miro a los ojos - Tengo que irme...
Justo...
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Después de 15 minutos debatiendo mentalmente que ponerse, la pelinegra todavía no decidía que conjunto iba a llevar puesto. Había diferentes prendas extendidas en su cama, pero no sabía cuál podría ser la más adecuada para la ocasión.
- Chingada madre... - Susurró llevando sus manos a su rostro con frustración. Todavía traía puesta la toalla de la ducha, envuelta tanto en su cuerpo como en el pelo, pero almenos faltaba un buen rato para que saliera con Spreen.
De un momento a otro, Aria escuchó como tocaban a la puerta de su habitación.
- Aria ¿Estás ocupada? ¿Puedo pasar? - Tina preguntó desde el otro lado de la puerta.
La mexicana dudó por unos segundos debido a las pintas que traía, pero terminó por dejar pasar a la castaña. Esta abrió la puerta sin apartar la vista de su móvil.
- Quería que me des tu opinión sobre... - Tina no terminó su frase, pues al alzar su vista se intrigó por el panorama de la habitación de su amiga - Cuéntame... ¿Por qué parece que vayas a tener una cita muy importante? - La castaña preguntó juguetona a la vez que cruzó sus brazos.
- Pues, cómo te lo explico... - Aria se notaba algo nerviosa, no le había contado nada sobre el chico con el que rato más tarde saldría - He quedado para verme con...
- ¿Alex? - Tina interrumpió, pues era lo que para ella tuvo más sentido en ese momento, dado que Aria se veía con los nervios a flor de piel.
- NO - La mexicana aclaró rápidamente - No con él.