¿Aceptas?

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Sacha

—¿Se quedarán conmigo, o no? —insistió Valeryn.

—Mejor —hago una pausa—voy a casa.

—No seas mala—interrumpe Valeryn—hace un montón que no te quedas en mi casa —insistió.

La verdad es que, aunque me divierta estar con ellos, necesito estar sola, necesito dormir y despertar cuando los problemas hayan desaparecido.

—Si me quedo, solo dormiré—advertí— no quiero bebidas, no quiero ruidos, no quiero nada.

—¿Estás bien? —interrogó Valeryn.

—Perfecta—respondo con seriedad.

—Chica perfecta — exclama Nico— ¿podrías ayudarnos a nosotros los imperfectos?—bromeó.

—Eso hago —mascullo.

¿Por qué cuando deseas estar sola es cuando más personas aparecen, pero en el momento que necesitas a alguien es cuando más sola se está?

Benjamín

Mientras me hundía en mis pensamientos veía la expresión de mi padre, él era el más alegre con la noticia.

—Hijo—exclamó mi madre, sacándome de mis pensamientos —¿qué te parece?

—Casarme con Perla —repetí sin poderlo creer.

Me alejo un poco sintiéndome como un idiota, miré a todos lados, buscando una señal de que esto fuera una broma. Mi mirada se cruza con la de mi padre, quien esperaba mi respuesta.

—¿Por qué no te alegras?—rompió el silencio mi madre—podrás salvarla, ¿no era lo que querías?

«Esto no es un sueño, Benjamín, esta es tu realidad»

Mi madre se acerca a pasos lentos.

—Sé que le tienes miedo al compromiso, por eso no quise darte esta opción. Entiendo que no quieras, buscaré otra manera…

—¿Crees que existe otra posibilidad? —le interrumpí.

Mi madre desvió la mirada. Sé que le dolía no poder ayudarme. Por una extraña razón, sentía miedo a su respuesta, aunque ya intuía cuál era.

—Si por alguna razón la niña ya no está, el que ustedes estén casados, ayudará.

—¿Cómo?

—Casados hay más posibilidades de que la recuperen, como una familia. Si no quieres, Perla debe buscar un hogar. Estar aquí la perjudicará.

—Son solo unos papeles—agregó mi padre.

—No son solo unos papeles—respondí con brusquedad.

—No sé por qué reaccionas así, esto no te quitaría, mucho tiempo de tu trabajo, además, ni que estuvieras en una relación con alguien.

—No es simplemente eso, padre, si yo me siento así, Perla debe estar asustada. Solo hablas por mí, pero no sabes lo que ella está sintiendo, ¡¿estás consciente que esto es una locura?! Para mí, esto no son solo unos simples papeles, y sé que para ella tampoco.

—Viniste aquí, haciendo un contrato de que aceptarías todo lo que viniera, solo porque no tenías nada que hacer en tu país. Vienes y dejas, entra a una desconocida, a tu vida, sabiendo que eso no está en el contrato, ¡sabiendo que no te queda mucho aquí! Haces que una niña se encariñe contigo hasta el punto de verte como su superhéroe, ¡¿dices que esto es una locura?! —hizo una pausa— a caso es por esa chica, ¿también buscas que ella se encariñe contigo?

La cruz roja Donde viven las historias. Descúbrelo ahora