Mi historia

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Perla

Flashback

(2006)

De chica, mi vida giraba en torno a pensar como una adulta; no sabía lo que era jugar, todo lo que hacía debía ser perfecto.

—Mami, te hice un regalo —le dije con entusiasmo, mostrándole un dibujo.

—Si vas a regalar algo, hacelo bien —respondió, mirando el dibujo con seriedad, algo que la definía. Luego lo cortó en pequeños pedacitos.

—Te prometo que la próxima vez lo haré mucho mejor —dije, observando mi dibujo desmoronarse.

—Eso espero —dijo antes de irse.

No tengo muchos recuerdos de mi infancia, y los que tengo, aunque no sean perfectos, los atesoro. Dicen que hay que dejar el pasado atrás, pero yo no soy de las que lo olvida; lo guardo, para recordar quién era, quién soy y quién no quiero ser.

Mis padres siempre habían deseado tener un hijo, y mi llegada no fue recibida con agrado, aunque eso no impidió que continuaran intentándolo. Sin embargo, por más que lo intentaban, no lograban tener otro hijo.

—Salió negativo —me decía, mostrándome la prueba de embarazo. —¡Todo es tu culpa! Me estresas, por eso no puedo... ¡Tomá! —me tiró la prueba. —Así pensás en lo que me hacés.

—Perdón —susurré.

No entendía qué debía hacer para hacerlos felices ni por qué pensaban así. Pensaba, si tanto querían otro hijo, ¿por qué no me comportaba como esperaban?

Intenté ser fuerte, intenté ser lo que esperaban de mí, pero nunca fue suficiente.

—Me duele mucho, me duele —lloraba a gritos mientras miraba la sangre correr por mis manos.

—Dejá de llorar, solo fue un rasguño —mi papá me tomó de la muñeca mientras el dolor se intensificaba.

—¡Ay! —grité al sentir el agua fría que me echaba. —No.

—Este mundo es muy cruel —me soltó.

—¡Basta! —grité con lo que me quedaba de fuerzas. —Ba... Basta.

—¡¡Dejá de llorar!!

Solo tenía 6 años, no entendía muy bien lo que estaba pasando. A pesar de todo, no era que sufriera; para mí, eso era lo que significaba ser una familia. Pero todo cambió cuando ella llegó a mi vida.

(2013)

A mis 13 años, mi madre quedó embarazada. Oraba para que fuera un varón y no una nena. Pensé que eso iba a cambiarlo todo, pero no fue así; era otra niña, y todo empeoró cuando le dijeron que ya no podía intentar tener otro, que debía conformarse con nosotras.

—Vas a pagar por esto —me amenazó mi madre.

(2014)

A mis 14 años, finalmente llegó. Otros hermanos podrían sentir celos o simplemente estar contentos, pero yo no. Sentía lástima por ella, por haber caído en esta familia. Mis padres ni siquiera la miraban. A veces me preguntaba si a mí también me habían tratado así.

Intentaba hacerla feliz, era una promesa que me había hecho a mí misma. Noté que cuando iba creciendo, no lo hacía como los otros niños; era diferente. Cuando cumplió su primer año, lo confirmé.

(2015)

—Feliz cumpleaños. Mira, te traje un juguete —le dije, pero ella no me miraba. —No es muy grande, pero en tu próximo cumpleaños ya verás —le sonreí.

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