Chapter Ten

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El Oráculo
Percy Jackson


—¿Aceptas, entonces?

Percy bufo mientras observaba a Grover asentir animoso.
<<Que fácil es para el>> pensó el hijo de Poseidón. <<Zeus no tiene nada en su contra>>.

De cualquier forma tenía que aceptar.
—De acuerdo —Contestó Percy—. Es eso o que me conviertan en delfín.

Percy miraba de reojo a Kate, que tenía el pelo rubio suelto y que tenía cara de "no te me acerques o te corto el cuello" Percy no creía que fuera capaz pero por las dudas no se acercó. Definitivamente quería ayudarle pero esperaría a la tarde.

Además no sabía que había sucedido y Kate parecía tener cero intenciones de contarlo.
Percy le había tomado cariño en el poco tiempo que habían estado juntos. Kate fue la única persona que lo trataba con normalidad después de haber sido reconocido por su padre. Era una buena amiga.

—Pues ha llegado el momento de que consultes con el Oráculo —concluyó Quirón—. Ve arriba, Percy Jackson, al ático. Cuando bajes, si sigues cuerdo, continuaremos hablando.

<<Si sigues cuerdo>> reflexionó con amargura.

Una voz susurró en su oído:«Soy el espíritu de Delfos, degollador de la gran Pitón

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Una voz susurró en su oído:
«Soy el espíritu de Delfos, degollador de la gran Pitón. Acércate, buscador, y pregunta».

«No, gracias, me he equivocado de puerta, sólo estaba buscando el baño», pensó en contestar el chico, pero hizo acopio de todas sus fuerzas y se obligó a seguir.

Había una momia, era arcaica, llena de poder y sin duda no era humana.

Percy sintió alivio, la momia no parecía particularmente interesada en matarlo.

Percy reunió todo su valor para preguntar:
—¿Cuál es mi destino?

La niebla empezó a esperarse y se arremolinaba delante del hijo de Poseidón y alrededor de la masa que se encontraba delante.
De repente aparecieron cuatro hombres sentados a la mesa, jugando a las cartas. Sus rostros se volvieron nítidos: eran Gabe el Apestoso y sus colegas. El chico de los ojos verdes apretó los puños, aunque sabía que aquella partida de póquer no era real.
Solo era una ilusión.

Gabe se volvió hacia el chico y habló con la voz del Oráculo: «Irás al oeste, donde te enfrentarás al dios que se ha rebelado y la cría de sol te acompañará».

El tipo a su derecha levantó la vista y dijo con la misma voz: «Encontrarás lo robado y lo devolverás».

El de la izquierda subió la apuesta con dos fichas y después dijo: «Serás traicionado por quien se dice tu amigo».

Por último, Eddie, el portero del edificio donde el chico vivía, pronunció la peor de todas: «Al final, no conseguirás salvar lo más importante».

Las figuras empezaron a disolverse. Percy se quedó helado contemplando como la niebla se retiraba y, como una enorme serpiente, se enroscaba para deslizarse por la boca de la momia.

—¡Espera! —grito el chico—. ¿Qué quieres decir? ¿Qué amigo? ¿Qué es lo que no podré salvar?

LUZ EN LA OSCURIDAD                                         ┌Percy Jackson┐₁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora