PEDIR AYUDA

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El problema empezó mucho antes, por supuesto. Los problemas siempre empiezan mucho antes de que llegues a verlos realmente.

                                               Gillian Flynn

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Después de leer la carta que me había escrito Alicia, no pude evitar llorar, ella se había ido para siempre, pero quizá en el lugar en el que estaba ahora, ella era más feliz

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Después de leer la carta que me había escrito Alicia, no pude evitar llorar, ella se había ido para siempre, pero quizá en el lugar en el que estaba ahora, ella era más feliz.

Alicia tenía razón en cada palabra que me escribió, yo necesitaba ayuda, necesitaba salir de esta enfermedad antes de que me carcomiera y me destruyera por completo, tenía miedo de enfrentarlo todo, no estaba segura de que pudiera hacerlo ni de cuán difícil seria, pero lo intentaría por mí, para volver a ser quien era y poder volver a disfrutar de la vida, y lo haría también por Alicia, para que desde donde ella estuviera, ella me mirara con orgullo por intentar salir de todo en lo que estaba metida, lo intentaría y lo conseguiría, costara lo que costara, lucharía por mi felicidad y por mantenerme viva.

Alicia había muerto consumida por Ana y Mía, había muerto reconociendo al final que ella estaba enferma, no sé qué habrá pasado por su mente en ese momento pero tenía una cosa clara, yo no iba a morir como Alicia, ella no quería que yo muriera y yo no quería morir; pondría todo de mi parte para salir adelante y era consciente de que Alicia me cuidaría desde donde quiera que estuviera y velaría por mi vida.

La madre de Alicia ya se había ido y yo no quería regresar a mi casa, comencé a vagar por los pasillos de la zona de trastornos alimenticios, vi a las chicas en sus habitaciones y reconocí la habitación de Alicia; estaba tan distraída que choque sin querer con un chico, caí al suelo de golpe y lo mire a los ojos. Aun me sentía algo débil y la luz provocaba que me doliera la cabeza, la caída me había producido un grave dolor, el extendió su mano y me ayudo a levantarme, era un chico muy guapo, con unos ojos de un azul tan claro y puro, unos ojos que parecía que podían mirar a través de tu alma.

-        Lo siento – dijo el sonriendo

-        No te preocupes – dije y di media vuelta para irme, me sentía muy mal y ya no quería seguir en el hospital.

Llegue a casa y todo el ambiente me pareció deprimente, mi madre estaba en su recamara durmiendo, mi hermano estaba entrenando y mi padre estaba en su trabajo, yo estaba sola, sola como siempre lo había estado; me acosté en mi cama y llore por Alicia, llore por mi amiga que ya nunca más podría ver sonreír, mi amiga que se había ido para siempre, llore por todo lo que ella había tenido que sufrir, llore por ella, por mí y por el miedo que le tenía al futuro.

Me levante horas más tarde, tenía los ojos hinchados y rojos, tenía la piel helada, temblaba de frio, estaba pálida y muy cansada.

Cuando me levante de mi cama, el mareo vino instantáneamente, mi cuerpo estaba débil y mi vista se nublo, ahí me di cuenta que estaba llegando a mi limite, me estaba provocando un daño inmenso a mi persona, necesitaba ayuda, de verdad necesitaba ayuda.

Tome mi celular y llame a Camila, ella atendió el teléfono al instante y le pedí que si podía venir a mi casa, que no me encontraba bien, ella me dijo que no me preocupara, que vendría lo más rápido posible.

Cuando Camila llego a mi casa, se sorprendió mucho al verme en tan mal estado, me ayudo a subir a mi habitación y bajo a la cocina a prepárame algo de comer; subió minutos después con un jugo vitamínico y unas galletas de soda; me miro expectante y yo comencé a comer de poco en poco, ella trajo unas mantas que estaban en mi armario y me arropo con ellas, se sentó a mi lado en la cama y peino mi cabello mientras yo comía; cuando acabe lo que me trajo, me sentí un poco mejor y me di la vuelta para verla.

-        Fui al hospital – le dije con una voz suave y tenue

-        ¿Por qué?

-        Alicia murió, se suicidó y su madre me pidió que fuera

-        Tranquila – dijo ella abrazándome

-        Si... Alicia me dejo una carta, ella quería que yo buscara ayuda

-        Deberías hacerlo, estas muy enferma, te estas muriendo – dijo Camila mirándome y tomando mi brazo entre sus manos

-        Lo sé y si, buscare ayuda pero tengo mucho miedo, no sé si estoy lista para enfrentar mis problemas, no sé si pueda hacerlo; no funciono la última vez

-        Pero ahora no estarás solo con una psicóloga, estarás en un ambiente cuidado, con médicos que puedan ayudarte, no estarás sola, todo saldrá bien

-        Eso espero

-        Ya verás que así será, confía en mí y ¿Cuándo hablaras con tus padres para internarte en el hospital?

-        Lo haré hoy mismo, tengo que solucionar lo que está pasando, no quiero morirme

-        Estoy contigo amiga, no quiero que mueras y estaré contigo hasta que estés completamente recuperada.

-        Eres la mejor Camila, gracias por todo, no sé qué haría sin ti

-        No hay nada que agradecer, te apoyo y me apoyas, te quiero amiga, eres más que mi amiga, eres mi hermana.

-        Te quiero – le dije y la abracé con lágrimas en los ojos – pero prométeme que tu también buscaras ayuda, te haces mucho daño y es muy peligroso, un día se te puede ir la mano y puedes morir, por favor, busca ayuda y sálvate tu también

-        Te prometo que buscaré ayuda, ambas saldremos de este infierno, ambas nos recuperaremos, ya verás, te quiero demasiado

Camila se fue a su casa después de abrazarnos un rato más, yo me quede sentada en mi cama, estaba muy nerviosa, tenía que hablar con mis padres, necesitaba ayuda y después de decirles, no habría vuelta atrás.

Espere hasta el día siguiente, mis padres y yo nos sentamos en la sala, ellos me miraban fijamente, yo trate de hablar sin que se notaran mis miedos; les dije que no me sentía bien, que estaba enferma y que necesitaba internarme en un hospital, les dije que necesitaba ayuda.

Por primera vez desde hace muchos años, ellos me abrasaron, me consolaron mientras yo lloraba y me dijeron que me internarían, que necesitaba ayuda de verdad y que ellos estarían para mí; me pidieron perdón por todo el daño que me habían hecho y me tomaron en sus brazos para demostrarme que me amaban.

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