BUSCANDO UNA SALIDA

18 2 0
                                    

Ayer todos mis problemas parecían estar tan lejos. Ahora parece que están aquí para quedarse

                                 Paul Mccartney

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Habían pasado cuatro días desde que había sido internada, cuatro días de martirio y encierro, me aburría demasiado pero había algo bueno, Lucas, él me había estado cuidando todo este tiempo, me trajo un block de hojas para que dibujara o escribiera, lo que deseara hacer; Lucas comía conmigo todos los días; el desayuno, almuerzo y cena, en todo momento el estaba a mi lado, me lograba sacar una sonrisa siempre, me divertía con cada cosa que hacía, ya fuese una mueca o un mal chiste sobre las enfermeras, con él la pasaba bien pero tenía un miedo arraigado en mi interior, tenía miedo de que me lastimara, no quería sentir nada por él.

Habían pasado algunos días y Lucas me había ayudado mucho, había empezado a comer un poco más, dibujaba todo el día y sonreía más que antes, todo era lindo con la ayuda de Lucas pero no podía aferrarme a alguien, no podía correr el riesgo de salir herida de nuevo.

Un día, mientras estaba dibujando en mi habitación, llegó Lucas con una cara seria

-        ¿Qué sucede?

-        No quería llegar a esto, quería ayudarte pero no estas poniendo de tu parte, me queda una semana para tratar de que aumentes de peso o sino, el doctor Michael y los demás tomaran tu caso y lo más probable es que te coloquen una sonda alimenticia.

-        Yo no quiero eso - dije mirándolo a los ojos

-        Entonces tienes que poner de tu parte, sé que no es fácil pero estaré contigo para apoyarte - Lucas tomo mis manos y me miro a los ojos, una ráfaga de electricidad atravesó mi cuerpo; tenía que intentarlo

-        Está bien, lo intentare, comeré

-        Yo sé que todo mejorara, confía en mí, no te pasara nada malo.

Abracé a Lucas y él a mí, su olor era diferente, no olía a hospital ni a colonia barata; olía a confort, a cariño y a paz.

Camine con él hacia el comedor, me senté en la mesa de siempre y él se sentó al frente mío; una enfermera trajo mi bandeja y la de Lucas,  él me miro y tomo una papa de su plato.

En mi bandeja había papas fritas, ensalada y pollo, también había una limonada, todo se veía rico pero no sabía si podría comer; levante la vista y Lucas me miraban expectante para que comiera.

Agarre el tenedor y tome una papa, le di un pequeño mordisco y mastique, hace tanto que no comía, me dolía hacerlo pero a la vez, se sentía tan bien.

Tome un pedazo de pollo y lo metí en mi boca, lo pase y sentí su sabor en mi garganta, había olvidado lo delicioso que era comer.

Seguí comiendo un poco más; termine la ensalada y comí la mitad del pollo y unas seis papas.

Mire a Lucas y lo vi sonriéndome, entusiasmado e ilusionado con el hecho de que yo comiera; le sonreí y le dije que no podía mas, él me entendió y le hizo una señal a las enfermeras para que retiraran mi plato, mire su plato y él había acabado su comida, esperaba poder algún día hacer eso.

Caminamos juntos a mi habitación, se quede conmigo una hora o tal vez más, hablamos de muchas cosas, reímos, me contó algunas cosas de su vida, entonces llego la pregunta

-        ¿Qué te paso?

-        Pues... mi vida no ha sido muy fácil, he sufrido mucho y pasaron tantas cosas que caí en esto, fue mi salida - dije restándole importancia

-        ¿Qué cosas?

-        Algún día te diré, claro... si salgo de esto

-        Yo te ayudare a salir, diste un primer paso muy significativo y confió en que te recuperas y podrás ser feliz como siempre debiste serlo.

-        Eso espero - dije bajando la mirada

-        Pues será una realidad, ya lo veras, te li prometo - dijo Lucas tomando mi mentón dulcemente y subiendo mi rostro para que lo mirara.

Estábamos muy cerca, nos mirábamos a los ojos y su mirada bajo a mis labios pero él se apartó, se excusó y salió de mi habitación.

Me quede sola y algo consternada, ¿Qué había pasado? ¿Por qué se había ido? ¿Me iba a besar?

Tome mi block y comencé a dibujar, pero no dibujaba cualquier cosa, dibujaba sus ojos, tan profundos y hermosos, dibuje su retrato; era lo único que tenía y podía tener de él; me estaba enamorando de Lucas.

Los días continuaron bien, después de ese incidente, Lucas no me despegaba la mirada de encima, siempre comíamos juntos; yo aumente de peso, estaba más alegre; pasaba horas hablando con él, caminábamos juntos por toda la zona en la que estaba internada, me trajo algunos libros y él leía conmigo.

Me dijo que el doctor al ver que yo había aumentado de peso, le permitió seguir con mi caso, eso me hizo muy feliz y a Lucas también; la pasábamos muy bien y comencé a tener sentimientos encontrados por él, era tan diferente a los demás, era mi otra mitad.

Nunca han sentido que hay algo que les falta, pues cuando conocí a Lucas, ese vacío se llenó, compartíamos tantas cosas en común pero a la par éramos tan diferentes, él me hacía feliz pero quizá él no sintiera lo mismo; no sabía si arriesgarme, ya estaba herida, estaba rota y no quería que mis pedazos lo cortaran.

Las cosas comenzaron a ir bien pero yo sabía que no duraría, el mundo siempre busca estar en equilibrio; si todo va bien, en algún momento todo ira mal, todo debe equilibrarse.

Pasaron los días, las semanas y dos meses; pensé que estaba mejor, que estaba por curarme pero esa no era la verdad, estaba comenzando a negar el problema y si lo hacía, todo saldría mal, tenía a Lucas pero no podía afrontarlo todo solo por él, tenía que hacerlo por mí pero aún no estaba preparada; no podía decir en voz alta que estaba enferma, no podía decirle lo que era Ana para mí en voz alta, todos me decían que lo estaba haciendo bien pero en mi mente, Ana era mi reina, mi salvadora, mi amiga, ella era la única que comprendía por lo que yo pasaba, ella me haría perfecta, Ana para mí era el control, el equilibrio y la seguridad; no estaba lista para dejarla.

Lucas se sentía orgulloso de mi avance, me felicitaba y todos en el hospital me dieron más confianza, me dieron más privilegios que tal vez no debí tener, no estaba lista para volver a la vida, no estaba lista para contar todo por lo que había pasado y aunque todos dijeran lo contrario, yo lo sabía, no estaba lista; aun no podía dejarlo todo, no podía dejar de ser quien quería ser, no podía dejar todo atrás; tenía miedo.

Un día de esos, en los que me sentía triste, esos días en los que todos mis recuerdos regresaban, decidí no comer nada del almuerzo; Lucas se preocupó pero no dijo nada, al acabar la hora de la comida caminamos a mi habitación.

-        ¿Qué sucede?

-        De verdad lo intente, pero no puedo, la necesito, necesito sentir el hambre, necesito sentirme bien de nuevo, necesito esa coraza que me protegía, necesito volver a lo que era; de verdad lo intente pero ya no lo soporto más, ya no resisto intentar ser algo que no deseo ser, quieres que este sana, que esas ideas salgan de mi mente pero no puedo sacarlas, esas ideas me hacen ser quien soy, no puedo dejarlo todo, no puedo ser quien era y nada me cambiara

-        Te entiendo pero con ayuda puedes superar todo, olvidarlo

-        ¡NO! - dije gritando, era suficiente, no podía mas y aunque lo quisiera, no cambiaría por él.

-        Tranquila - dijo tratando de sujetarme las manos

-        ¡NO!, déjame sola, vete por favor - dije llorando

Lucas intento tranquilizarme pero yo solo lerepetí que se fuera, él de marcho y yo me quede sola, como siempre habíaestado, había dañado a la única persona que se había preocupado por mí, lehabía hecho daño a quien quería y estaba sola...

ALONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora