Duele fingir que todo esta bien
Duele sentir que estás solo aun cuando hay personas a tu alrededor
Duele mentir
Duele sonreír
En este mundo estamos acostumbrados a mantener las apariencias; nos enseñan a fingir sonrisas e intentar alcanzar la per...
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Abandono, esa palabra tan fuerte que a muchos les ha destrozado la vida y la mía no fue la excepción, mis padres no me dejaron ni murieron pero nunca estuvieron ahí, toda mi vida me la pase intentando enorgullecerlos, intentando ser la mejor y cuando lo conseguí me vi en el mismo lugar en el que había empezado, estaba sola y ni todos los trofeos que gane pudieron llenar ese vacío, sé que prácticamente no fui abandonada pero así me sentía, así me siento.
Al darme cuenta que nada había servido cambie de plan, dejaría de ser perfecta, cometería los errores que nunca me permití cometer en el pasado, haría lo que fuese por un poco de esa atención que nunca recibí pero cuando logre mi cometido todo continuo de la misma forma, era invisible y me sentía peor que al empezar; poco a poco fui asimilando mi fracaso, me resigne a nunca sentir el amor, la atención, la preocupación, todo con lo que siempre soñé pero el vacío seguía ahí y nunca se iría.
Quien nunca se ha sentido sola o solo, haríamos lo que sea para sentir que ese vacío se llenaba aunque sea solo por segundos; me sentía abandonada y con un dolor que cada vez era más difícil de ocultar, pero a veces ese dolor escapaba de mí y en el pequeño rincón de mi habitación lloraba en medio de la oscuridad y sola como siempre había estado, lloraba por los gritos, por no tener en quien confiar, lloraba por el esfuerzo que hacia cada día por no abandonar todo por lo que había luchado, lloraba por mi alma rota en mil pedazos; las pesadillas eran la peor parte, mis sueños reflejaban lo que mi corazón quería ocultar y que nadie sabía, me enseñaron que la gente era mala, que nunca debería entregar mi amistad y mi confianza a cualquiera, estaba sola en mi dolor y era una carga tan pesada que pronto empezaría a quebrarme.
Alguien me dijo que si dejaba de comer me sentiría mejor, que el dolor cesaría aunque sea por unos breves momentos y como una niña tonta seguí su consejo, deje de comer, lo escondía todo pero algo en mi me decía que estaba mal lo que hacía, me estaba lastimando y no valía la pena así que poco a poco fui comiendo otra vez pero sentí el rechazo de alguien tan cercano a mi que volví a caer, mi propia familia me impulso sin saberlo a buscar formas de lastimarme, como ya sabía que el dejar de comer me lastimaba, comía con naturalidad pero cuando nadie se daba cuenta hice exactamente lo que me dijeron y devolví el estómago, en ese momento no sabía que era bulimia o anorexia, si no hubiera sido por una clase en el colegio hasta el momento lo seguiría haciendo, aprendí sobre los trastornos alimenticios y con fuerza lo supere para volver a empezar.
Mis padres seguían dejándome a un lado pero fui restándole importancia y centre mi atención en mi misma, quería llenar el vacío con la admiración, el orgullo e inclusive la envidia de los demás y eso fue lo que hice, me convertí en la mejor, la niña perfecta, la niña que no cometía errores y sentí de a pocos como el vacío se llenaba pero de un golpe volví a la realidad, las peleas constantes de mis padres por temas muy pequeños dejaban huellas en mi alma y al volverse aún más frecuentes quede destruida pero como el fénix volvía de mis cenizas hasta aquel fatídico día en que escuche aquella conversación, mis padres gritaban pero eso ya era algo normal para mí, fue en ese momento que escuche la frase que me destruiría la vida "Por ella fue que nos casamos, yo quede embarazada y ese fue mi error", las lágrimas se aglomeraron en mis ojos luchando por salir y el dolor no podrá compararse con ningún otro.
Por un momento pensé en dejarme vencer, llorar por todo pero no lo hice, no me permitiría mostrar debilidad y no solo por mi sino también por mi hermano pequeño, yo era la única que podía protegerlo, la única que podía hacer que su vida no fuera como la mía; tenía que ser fuerte por él.