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La semana paso más rápido de lo que creí y se pudo notar una mejora en cada uno de nosotros, sobre todo en Taehyung, Aegea y Leire. Sus condiciones físicas aumentaron y eran muchos más rápidos y hábiles que cuando llegaron. Por supuesto, todo ello gracias al gran empeño que ponían para mejorar y de Jungkook que no descansaba para que todos estuviéramos en buenas condiciones para una guerra.

En cuanto al resto, Lena y Hoseok parecían seguir peleados por las mentiras que había nacido entre ambos, pero aun así no fue un obstáculo para sus entrenamientos. Hoseok había dejado salir sus alas y había retomado su capacidad de volar a varias velocidades, además de dejarse guiar por Jugkook y Nicolás. Mientras que por otro lado, seguía siendo un misterio como Lena no había desarrollado sus alas todavía y Jungkook propuso sacárselas a la fuerza.

Los ángeles suelen desarrollar sus alas entre los tres y seis años. —le explico Jungkook a Lena, secundado por Nicolás y Hoseok. — y en caso de que esto no suceda, los padres deben...hacerlo a la fuerza. Es normal y muy pocos han sido quienes no lograron desarrollarlas con ese método. Si es tu deseo y el de tu padre, podemos intentarlo.

Hoseok no se negó, solamente por el hecho de que si su hija tuviera alas, significaba que podía huir de manera rápida en cualquier situación. El único que supe que le dolía de cierta manera era a Nicolás, que ya no importaba que pudiera pasar, él jamás volvería a tener alas, y nunca volvería a volar.

Por otro lado, Yoongi y Teresa entrenaban juntos a veces para quitarle algo de cargar a Jungkook y lograr más rápido que ella pudiera controlar su lado animal que no parecía querer cooperar cuando era humana. Más de una vez la había escuchado gritar de frustración porque su loba no la dejaba moverse libremente. Además de que el cúmulo de emociones que no gestionaba traía como consecuencia que empezara a salirle las orejas, garras y cola. Lo bueno es que siendo loba y se adentraba al bosque con Yoongi, siendo este un tigre, no parecía tener problemas.

El único problema que podía tener el tigre era que cada vez que se iba al bosque dejaba a un Dereck llorando porque su papá no quería que lo acompañara, así que le tocaba a Leire calmar al niño. Lo más sorprendente de todo es que Jungkook, a pesar de ser un ególatra presumido...se tomaba "descansos" donde incluso hacía que el pequeño niño aprendiera algunas técnicas de karate y se defendiera con su poca fuerza. Por supuesto, Dereck pensaba que todo aquello era un juego, pero valía con que supiera hacerlo. Era algo que nadie esperaba, pero que Yoongi le había agradecido profundamente a su mejor amigo.

En relación a Seokjin, le era algo complicado combatir cuerpo a cuerpo, no le gustaba el roce con otras personas y por ello era imposible que avanzará, así que se optó por crear una laguna a unos metros en el bosque donde pudiera entrenar sus dotes de tritón y tomar sus dosis de agua diaria. Eso era provechoso también para Lucas que tenía tiempo sin practicar ese lado suyo.

El único problema que podía tener el príncipe del mundo Marino era su relación con Aegea. Cada vez que se veían o todos estábamos juntos se notaba una tensión enorme que era difícil de ignorar, aunque era exactamente lo que terminábamos haciendo, ya que había cosas más importantes a las cuales prestar atención.

Y por mi lado, seguía entrenando con la espada y el combate, me sentía más segura y había doblado mi rudeza a la hora de luchar, que siempre había sido mi meta. Lo único que todavía no avanzaba más de la cuenta era mi parte de bruja. Mis hermanos y yo todavía no nos atrevíamos a más de lo que conocíamos, además de que si lo hacíamos mal, era probable que hubiera consecuencias graves...mucho más que graves. Por ello, necesitábamos primero un instructivo para avanzar y ver si la teoría de Taehyung era solamente una locura creada por el Mush en sus venas o...realmente él era más inteligente de lo que aparentaba.

A tu lado (Saga paranormal #7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora