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Nicolás

Una noche de fiesta con Rafael, no necesariamente significaba que fuera de una noche. Jimin no los habías advertido a Lucas y a mí, pero no le préstamo mucha atención y acepte simplemente porque no me desagradaba pasar tiempo con él. Mientras que Lucas, fue arrastrado por Rafael a ir de manera obligatoria.

Nos llevó a una discoteca del Inframundo. Discotecas que eran conocidas por su extravagante ambiente oscuro, luces de entre colores rojas y moradas, y un olor dulzón característico de las bebidas alcohólicas que suelen preparar los demonios.

— ¡Vamos! ¡Quiten esas caras! —dijo Rafael sin perder su característico sentido del humor mientras veía a Lucas retorcer su rostro de manera graciosa al probar por primera vez el alcohol de los demonios. Había escuchado que a pesar de su olor, era mucho más amargo y fuerte que un whisky. Por lo que preferí dejar el trago en la mesa, no me sentía muy atraído por esas cosas. —Debemos divertirnos un poco, no sabemos lo que nos depara el futuro y deberíamos intentar vivir lo que se pueda.

Él tomo otro vaso que estaba amontonado con otros incontables vasos de cristal pequeños en medio de nuestra mesa solo para nosotros.

— ¡A salud de nuestra familia! —dijo tomándoselo de un trago y luego tomando otros tres de golpe, haciendo que Lucas y yo nos mirábamos. ¿Así era Rafael fuera de las fiestas del castillo o donde estuviera gente importante? — ¿Qué?

— ¿No crees que estas exagerando con la bebida? —pregunte.

— ¡Por supuesto que no! Además los demonios aguantamos este alcohol por días y no nos ocurre nada.

—Pero eres solo mitad demonio...—dijo algo ronco Lucas, mientras se acariciaba la garganta y pedía una botella de agua a una mesera.

Rafael nos ignoró y a los segundos se fue a la pista de baile con una chica bruja que le pidió bailar, dejándonos a nosotros solo con una montaña de tragos que no nos íbamos a beber.

—Jimin tenía razón, debimos quedarnos en casa. —dije soltando un suspiro de resignación y haciéndome una cola en el cabello para dejar de sentirme un poco sofocado. —podría estar haciendo cosas más importantes allá.

Lucas solo asintió y no espere más como respuesta porque él era así, callado y extremadamente reservado como para decir cualquier cosa que le cruce en la cabeza. Aunque por supuesto, cuando éramos niños había sido diferente: era muy risueño y le encantaba meterse al agua o cuando lluvia, incluso siempre nos mostraba lo que su madre le enseñaba a hacer con el agua cada vez que iba a verlo a final de cada mes, pero a medida que fuimos creciendo y entendiendo la gran diferencia entre nosotros, en nuestra sangre, cambiamos...algunos más que otros. Rafael siempre se lo tomo a la ligera al igual que Nimri, excepto que ella detestaba que papá la tratara diferente en su tiempo, aun así nunca odio su parte humana...Lucas si, odiaba ser un hibrido. Comenzó a odiarlo cuando se dio cuenta que Nimri, él y yo no podíamos hacer muchos hechizos que Rafael y Jimin si podían porque su otra mitad también era del Inframundo, como la magia negra. Ese tipo de hechizos nos afectaría e incluso podría llegar a matarnos.

Fue esa la razón por la que quiso suicidarse con el veneno de Jimin, pero no lo consiguió y ahora es mucho más hibrido que antes y tiene muchas más dificultades para la hechicería básica.

¿Tenerle lastima? No, él mismo se lo había buscado... aunque a veces podía entender su molestia o tristeza, no lo justificaba, pero entendía que quizás no habíamos sido tan unidos como para hacerle entender que somos especiales y que eso no nos hace menos o más que nadie, simplemente tenemos habilidades diferentes y eso, aunque no lo quisiera ver, era una ventaja. O al menos yo siempre lo logre ver así...incluso cuando me quitaron las alas, supe que no debía buscar la forma de dañarme más, debía buscar ser más fuerte y ya.

A tu lado (Saga paranormal #7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora