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Sentí como alguien me daba un manotazo para dejarme de morder la uña, me pare de la silla de espera con todas las ganas de gritarle a la otra persona que me dejara en paz con mi mal hábito, pero me frene a ver a Val con la ceja levantada.

— ¿Desde cuándo te comes las uñas? —dijo extrañado mientras se acomodaba su chaqueta de jean, esa que siempre usaba para ir a trabajar y resaltaba su cabello castaño. —Nunca me lo habías dicho.

Mire mis uñas de mi mano derecha todas destruidas, mientras que las uñas de la mano izquierda todavía mantenía la manicura que me había hecho a principios de la semana.

No era raro ese hábito mío, desde pequeña lo tenía, pero solo me daba cuando estaba ansiosa o realmente preocupada. En este caso me encontraba de las dos formas desde hace días que Nicolás me había dicho lo que planeaba con su nueva amiguita... y estaba a punto de perder los nervios. Por supuesto que había hablado con él para que perdiera esa idea absurda y suicida, también había estado a punto de contarle a Jimin e incluso de perder mi orgullo para contárselo a Namjoon, pero a último minuto me arrepentía y me largaba a otro lado a morderme las uñas y darle vueltas a la cabeza.

Negué con la cabeza.

—No sabía que lo estaba haciendo, estaba muy concentrada en lo que pensaba supongo. —respondí mirándolo a los ojos, para que no notara mi mentira, algo que había prendido de mi papá. Por más que quería a Val y que sabíamos muchas cosas el uno del otro a pesar del poco tiempo que llevábamos saliendo...no me sentía capaz de decirle sobre mi mal hábito. Siempre me había dado vergüenza admitirlo y era por eso que mis hermanos y Namjoon nunca lo mencionaban. — ¿Podemos hablar?

Asintió y me hizo una señal para alejarnos de la parte pública del edificio de la FMR. Pasamos por los pasillos y luego terminamos usando el ascensor que nos llevó al cuarto piso, lugar donde todo lo relacionado con el infierno estaba instalado, mientras que el primer piso era de la tierra, el segundo del mundo marino, el quinto del cielo y el sexto era donde se reunían todos en ocasiones de verlo necesario, mientras que la planta baja era una simple y llana recepción y sala de espera. El edificio era demasiado mundano en todos sus niveles y más que estaba prohibido usar la magia o teletransportarse por medidas de seguridad.

Val me llevo a su oficina donde buscaba que las leyes de mi hermano se cumplieran, era como la especie de un juez en el mundo del infierno y Jimin lo había contratado hace un año para que Namjoon no tuviera tanta carga encima, pero este se molestó...no lo dijo, pero su lenguaje corporal lo delato. Con el tiempo Val demostró ser tan bueno que termino siendo parte del juzgado para todos los mundos.

—Me preocupe mucho cuando me llamaron de planta baja para decirme que estabas aquí. ¿No deberías estar en la práctica con Namjoon y tus hermanos?

Asentí con una leve sonrisa para no ponerle la cara seria que realmente quería tener porque lo preocuparía.

—No tenía ganas de practicar.

Levanto una ceja mientras nos sentábamos en el sillón de dos plazas color crema que hacía juego con las paredes que tenía al paralelo con su escritorio a varios metros.

— ¿Tu? ¿La misma chica que me dejo plantado un centenar de veces porque tenía practica y decía: "Tengo que ser la mejor bruja que exista en este mundo"? —dijo haciendo una voz súper aguda al final, intentado imitarme y haciendo unos movimientos para hacerlo más exagerado. No pude evitar sonreír y empujarlo de manera juguetona. —Vamos, Nim. No soy tonto, ¿Qué ocurre? ¿Peleaste de nuevo con Nicolás? ¿O con Jimin?... ¿O me vas a sorprender diciéndome que es por Lucas o Rafael?

Me lamí los labios y negué acomodándome mejor para quedar frente a frente.

—No, no eres un tonto, no era mi intención que pensaras eso. —respondí sinceramente y esta vez él supo que era cierto. —es solo que siento que tengo muchas cosas en la cabeza y no sé cómo ordenarlas para resolverlas o que al menos yo me sienta tranquila.

A tu lado (Saga paranormal #7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora