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Abrí las puertas del comedor de golpe haciendo un gran ruido que hizo que todos mis hermanos saltarán en sus sillas con asombro para verme, excepto Lucas que me miraba con el ceño fruncido y Jimin que tenía una ceja levantada mientras bebía de su copa de sangre.

Esa simple acción me hizo levantar la mano para que mi halo amarillo le quitara la copa a mi hermano mayor y la tirara al suelo, quebrando el cristal.

—Pero, ¡¿Qué te pasa?!—grito Lucas poniéndose de pie junto a Nicolás que se asustó por ver la sangre derramada en el suelo.— ¡¿Te has vuelto loca?!

En ese momento vi como las Bellas se apartaban asustadas con cada paso que daba para acercarme a Jimin.

—Nimri...—empezó Nicolás, pero lo mande a callar y me cruce de brazos frente a Jimin.

— ¿Quién te proveyó esa sangre?— esta vez Jimin frunció el ceño sin entender. — ¡¿Jimin, quien te la dio?!

—Bájame el tono, Nimri. Soy tu hermano mayor y tú eres quien entra al comedor, a nuestro lugar sagrado, como loca. — dijo poniéndose de pie para que yo tuviera que levantar la mirada. Ese gesto junto a sus palabras me daban ganas de estrangularlo, no tenía tiempo para sermones. — Y fue Namjoon, ¿Por qué quieres saberlo? Es obvio y todos aquí lo saben.

Cerré los ojos un segundo y maldije en voz alta y vi como Rafael y Nicolás se miraban entre sí, buscando ver si el otro entendía algo de la situación... pero no me estaban entendiendo.

—Bellas, todas fuera. —ordene mirando a las pobres asustadas calaveras vestidas de la manera más hermosa posible y teniendo pelucas de cabello real que las hacían ver como una fantasía. — Vayan a la cocina y no vuelvan hasta que se les ordene lo contrario.

Jimin fue a protestar, pero al verme a los ojos se quedó callado y dejo que yo mandará de una manera tan autoritaria por primera vez.

Cuando las Bellas se fueron cerré las puertas con llave con un chasquido de mis dedos y luego creé un pequeño campo de protección de color amarillo alrededor de la mesa, para que nadie saliera o entrara.

—Necesito que me escuchen, sé que estoy actuando raro y que estoy siendo algo grosera...

—Yo diría muy grosera, mucho más que grosera. —me interrumpió Rafael con una sonrisa burlona y señalando su plato a medio comer. — primero haces que el rey de la comarca, mejor conocido como Jimin Park, se enoje porque faltas a la cena y luego no me dejas terminar mi comida favorita. Eres muy grosera...lo aprendiste de mí, lo entiendo, pero...

A ese punto supe que no se callaría, así que con otro chasquido le cerré los labios para que no pudiera abrirlos por más que quiera. Por ende terminó haciendo movimientos de ayuda y a quejarse entre gemidos.

Rodé los ojos cuando vi a Nicolás apretar sus labios para no reírse.

—Como decía: tengo mis motivos para actuar de esta forma y voy a explicárselas. —ellos se miraron entre si y asintieron, esperando para que siguiera hablando. Suspire. —pero antes de hacerlo deben hacer los que les diga. Y lo primero que deben hacer es empacar e irnos al bosque de los vampiros lo antes posible.

— ¿Qué?—dijo Nicolás, siendo el primero en reaccionar con palabras y una expresión de incredulidad. Se giró a ver a Jimin y susurro: —Creo que Nimri está drogada.

Rafael asintió e hizo círculos con el dedo índice a unos centímetros de su oreja.

Rodé los ojos.

—Chicos vamos. No estoy drogada, ni borracha. Estoy hablando en serio, jamás juego con lo que digo.

—Estoy cansado, Nimri. No me siento bien. —dijo Jimin después de un silencio algo incómodo, poniéndose de pie con una mano en la sien y eso me preocupo. — no tengo tiempo para ningún juego o rabieta.

A tu lado (Saga paranormal #7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora