En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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A las diez de la mañana, me encontré caminando por el café de Aurora solo con mi teléfono, cartera y netbook. Después de almorzar ayer con Charles, pasé el resto del día planeando la fiesta de bodas de Aurora. Antes de irse, corrió a mi sala de arte y tomó su pintura, asegurándose de que no viera ni una pulgada de ella. Sinceramente, no sabía cómo alguien podía verse estúpido y lindo al mismo tiempo.
Mi computadora estaba llena de diferentes inspiraciones fotográficas, como flores, pasteles, preparaciones para la cena y similares. Necesitaba algo de información de Aurora sobre el diseño del lugar y si estaría interesada en una fiesta en el jardín. Ella y Leo no eran extravagantes, así que pensé que mi patio trasero sería el escenario perfecto.
Cuando entré en la cafetería, ella no estaba en ninguna parte, pero había algunos clientes que tomaban sus bebidas. Dejé mis cosas en el mostrador y las abrí mientras esperaba a Aurora. Cuando salió, sostenía una caja de leche con Leo detrás de ella.
—¡Ah, buongiorno Valentine! —[¡Ah, buenos días, Valentine!] Saludó antes de dejar la caja en el suelo. Le di una pequeña sonrisa y me incliné hacia adelante para darle unos besos de aire.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó Aurora, cogiendo una taza y ya preparándome una bebida.
Le di la vuelta a mi portátil para mostrarles en qué había estado trabajando.
—Necesitaba tu opinión —Tenía un moodboard de todo lo que había compilado y vi cómo la cara de Aurora pasaba de incertidumbre a brotar en lágrimas. A su lado, Leo le apretó el hombro y le dio un beso en la frente—. ¿Es una buena reacción?
Aurora suspiró y enjugó la pequeña lágrima que se deslizó por su mejilla. —Sí. Todavía estoy un poco furiosa de que estés siendo insistente con esto, pero no puedo evitar estar agradecida por tu terquedad también. Dame un minuto —Dijo, agarrando algunos pañuelos y dirigiéndose al baño.
Leo y yo seguimos su movimiento hasta que estuvo detrás de la puerta cerrada. Me volví hacia Leo con una sonrisa en la cara mientras todavía contemplaba el lugar en el que Aurora desapareció.
—Gracias por esto —Dijo mientras jugaba con el tatuaje en el dedo—. Sabía que tenía muchas ganas de tener una boda propia y fue desgarrador no poder dársela. Al viñedo no le ha ido bien, por lo que las finanzas familiares están tan apretadas como una cuerda en este momento.
—Haría cualquier cosa por Aurora, y ahora, por extensión, por tí también —Sonreí—. Hablando de tu viñedo, ¿te importaría que hiciera un viaje hasta allí? Podríamos usar algunas botellas para la fiesta y estaba pensando en traer algunas a casa también.
—Por supuesto —Leo asintió con la cabeza, agarrando un trozo de papel y garabateando un nombre—. No estaré allí mucho esta semana, ya que actualmente estamos conociendo a nuevos inversores, pero Matteo puede ayudarte —Me dio el papel con el número de Matteo y lo guardé en mi cartera para no perderme—. Ahora, tengo una solicitud para la fiesta que me gustaría mantener en secreto de Aurora primero.
