En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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La siguiente carrera era dentro de otras dos semanas, así que eso le dio a Pierre una semana para relajarse antes de que necesitara prepararse para Bakú. Nuestros días se han pasado haciendo tours de comida por Milán mientras hacíamos un poco de compras también. Nunca esperé que Pierre fuera un chico que le gustaba la moda porque la mayoría de las veces llevaba ropa de AlphaTauri en el paddock. Incluso me ayudó a elegir algunos atuendos que me quedarían bien.
Actualmente estábamos comiendo helado en un restaurante justo al lado de la Piazza del Duomo. Desde que me llevó aquí el primer día, siempre he querido visitarlo todos los días. No sé por qué, pero había algo en ello que hace que el edificio sea fascinante. He enviado un montón de fotos a Navi, que desafortunadamente no pudo venir porque estaba inundada de trabajo de la universidad.
—¿Qué sabor es ese? —Pierre me preguntó, apuntando su cuchara a mi helado. Había probado uno diferente cada vez que comimos aquí y me gustaría quedarme unos días más para poder probarlos todos.
—Tiramisu —Dije, ofreciéndole un bocado. Él lo tomó y los dos intercambiamos postres mientras probé los suyos—. ¿Frambuesa? —Adiviné el sabor afrutado.
Pierre guiñó un ojo mientras me devolvía el mío y le di el suyo. —Como de costumbre.
—Realmente te encantan las frambuesas, ¿verdad? —Le pregunté, recordando el vodka con sabor a frambuesa que me hizo probar antes. Tenía que decir que he estado buscando esa marca cada vez que salía a tomar una copa.
Pierre asintió antes de que ambos decidiéramos ir a dar un paseo mientras terminamos nuestro helado. Desde el rabillo del ojo, vi a alguien tomarnos una foto y la ignoré. Ya ha habido algunos que se acercaron la semana pasada que hemos estado aquí y, por supuesto, nuestras fotos ahora circulaban en línea. Me preguntaba cuándo se publicaría mi entrevista de hace unos días para que la gente finalmente dejara de pensar que Pierre y yo estábamos en una relación.
Era mi último día en Milán, ya que tenía que volar de vuelta mañana para volver al trabajo. Tuve algunas reuniones importantes a las que tenía que asistir y tenían que hacerse en persona, a diferencia de las videollamadas que he estado teniendo recientemente. Pierre y yo nos separamos cuando entró en una tienda que vendía joyas hechas a mano mientras yo entraba en la pequeña librería justo al lado.
Ha pasado un tiempo desde la última vez que compré un libro a pesar de la pila que tenía en casa que aún no había leído. Sabiendo que tenía suficientes libros para durar un año, todavía agarré unos cuantos y los pagué en el mostrador. Salí de la librería y me mudé al local de al lado, pero no pude encontrar a Pierre allí. Le pregunté a la mujer detrás del mostrador y me dijo que se había ido hace cinco minutos.
Estaba caminando por la salida cuando vi a Pierre caminando hacia mí con una mirada fría en la cara mientras agarraba firmemente su teléfono.
—Oye, ¿a dónde has ido? —Pregunté y él no respondió, mirando su teléfono antes de volver a mí—. ¿Estás bien?
