En algún lugar en la Toscana, se cruzan dos personas - una extraviada y otra que aprovecha un mes de libertad. Sin responsabilidades. Sin expectativas. Sin juicios. Sólo ellos y el campo.
¿Será ésta la escapada que tanto anhelan o un desastre a pun...
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La casa de Ace estaba llena de invitados cuando llegué a la fiesta. Vivía en Londres, así que todos reservaron un hotel en el que se alojarían antes de irse a Austria. Lo más probable es que asistan diferentes equipos con Daniel invitando a personas de Red Bull, McLaren y Alpine, (que solían ser Renault), y Sebastian invitando a personas de Alfa Romeo, AlphaTauri, Red Bull, Ferrari y Aston Martin. Algunos invitados de Mercedes también llegaron para celebrar la victoria, dejando solo a Haas y Williams como los equipos no presentes (aparte de los pilotos).
La fiesta no era tan elegante, así que solo llevaba un vestido de satén marrón que tenía un escote halter y lo combiné con unas zapatillas blancas. Cuando entré por la puerta, me dirigí a donde estaban Pierre y Yuki, de pie junto a la mesa de bebidas mientras hablaban con el director de su equipo. Palmeó a los dos chicos en la espalda antes de dejarlos y elegí ese momento exacto para envolver mis brazos alrededor de sus dos hombros.
—Mis conductores AlphaTauri favoritos.
Pierre puso los ojos en blanco, pero se inclinó para besarme la mejilla.
—Somos los únicos conductores de AlphaTauri —agité la mano y tomé una copa de cualquier cóctel que estuviera sobre la mesa. Estaba a punto de tomar un sorbo cuando Pierre me detuvo—. Eso es tequila.
Gruñí ante el vaso y lo volví a poner en la mesa, Yuki me pasó una bebida que parecía tener un poco de jarabe de cereza.
—Vodka de frambuesa y cerezas para ti —sonreí y le agarré la bebida, tomando un sorbo. Mis ojos escanearon el primer piso de la casa de Ace, techos altos rodeaban la sala de estar que se había reorganizado para hacer espacio para cualquiera que quisiera bailar. Todavía era temprano y se podía ver a algunos de sus familiares y amigos en la habitación, incluidos algunos niños.
Sonreí cuando vi a Matilda con una tiara, entrelazando su mano con la de su madre mientras su hermana mayor bailaba con Seb. Al principio no pude encontrar a Daniel, pero Yuki señaló con el dedo la mesa de billar al otro lado de la habitación donde el otro cumpleañero se enfrentaba a Carlos.
—¿Es eso beer pong? —pregunté y Yuki sonrió brillantemente antes de agarrar mi mano y dirigirse hacia la dirección de la larga mesa que se había preparado. Solo he jugado a esto un puñado de veces ya que rara vez iba a fiestas cuando era adolescente, solo asistía cuando entré en la escena de Hollywood— Yuki, soy una mierda en esto.
—Yo también. Solo quiero emborracharme —dijo y me reí mientras se instalaba al otro lado de la mesa. Pierre también fue al otro lado, dejándome sin pareja.
—¡Oye! ¿Con quién voy a jugar ahora? —les hice pucheros a los dos mientras Pierre se reía y Yuki me sonreía descaradamente. Ambos chicos miraron a su alrededor para encontrarme una pareja, pero alguien se acercó a mí.
—¿Escuché que necesitabas un compañero? —Una voz profunda me preguntó y me di la vuelta para ver a un tipo de más de un metro ochenta sonriéndome. Tenía el pelo rubio oscuro y un llamativo par de ojos grises—. Me llamo Grey.
