Capítulo 4

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A la mañana siguiente, los primeros rayos del sol se filtraron tímidamente a través de las cortinas entreabiertas, pintando la habitación de Sasuke con una suave luz dorada. El ambiente era tenso, cargado de una expectación que flotaba en el aire como un velo invisible.
Sasuke se encontraba inmerso en sus pensamientos mientras observaba los detalles de la habitación en la que se hallaba oculto. Cada mueble, cada sombra, parecía tomar un nuevo significado en medio de esta encrucijada. La verdad de su inocencia pendía en la balanza, a punto de ser juzgada por el alfa anciano, un hombre cuyos ojos habían visto décadas de intriga y conflicto.
La posibilidad de que su destino quedara sellado ya fuera como un beta más en el curso de la vida o como una víctima más de los siniestros asesinatos, agitaba los sentimientos de Sasuke.
El alfa anciano pronto llegaría, y Sasuke se preparaba para enfrentar el juicio que lo esperaba. Si bien el futuro parecía incierto, estaba decidido a demostrar su verdad, a mantener su inocencia con firmeza. Sus pensamientos se entrelazaban con la imagen de aquel beta que una vez fue, pero la perspectiva de abrazar su identidad y luchar por su derecho a vivir le insuflaba valor.

Con una calma aparente, Sasuke ajustó los detalles finales de su atuendo y alisó los pliegues imaginarios de su confianza. Apretó los puños mientras esperaba que la puerta frente a él fuera abierta, para que hubiera u fin a su destino. Porque sabía que hacía falta información, era claro que algo estaba mal con ellos, y quizás querían corregirlo siendo la carnada para el emperador.
El viejo alfa entró en la habitación sus ojos penetrantes buscarían las señales de culpa o inocencia en el rostro de Sasuke. Él tampoco apartó la mirada de él en lo que dejaba sobre el futón que antes se había molestado en dejarle el ninja, algo de ropa y una máscara blanca.

El silencio era casi palpable mientras el alfa escudriñaba el alma de Sasuke en busca de la verdad. La tensión se espesaba como una niebla densa, envolviendo a ambos hombres en un juego de voluntades.

Finalmente, el anciano rompió el silencio, su voz resonando con autoridad y solemnidad—. La verdad se refleja en los ojos de aquellos que la portan. No obstante, la sombra puede oscurecer incluso el más puro de los corazones. —Las palabras del anciano resonaron en el aire, dejando una sensación de expectación y nerviosismo—. Escondes más de lo que crees…

—No soy al que buscan.

—Él tuvo que haberte dicho la única regla —continuó el alfa anciano, ignorando lo anterior en lo que dio toques con su bastón—. Si eres o no culpable lo sabremos hasta el momento eres uno de nosotros. Actuarás como uno.

—¿Por qué debería?

—Si quieres vivir lo poco que te queda de vida, por lo menos debes de ser más amable.

—No soy Sai —respondió tratando de ignorar la molestia en su pecho, entre más notaba como el alfa buscaba imponerse sobre él—. Se lo dije a él, y ahora a ti viejo, no soy nada de lo que dice.

—Pero te haces llamar Sasuke.

—Es mi nombre —arrugó su expresión, al notarlo incrédulo de su nombre, mientras se encogía de hombros, salió sin siquiera decirle algo más relevante a la situación. Era le nombre que recordaba después de que despertó.

No pasó mucho tiempo para cuando el rubio ninja entró a la habitación con una bandeja entre sus manos, para ese momento había logrado cambiar su ropa dejando de lado esa máscara. Silencioso como la primera vez señaló la mesa.

—¿No es más fácil decir que me siente?

—Si sabes seguir órdenes, entonces no es necesario que hablé.

Sasuke frunció el ceño, y se sentó a su lado, terminando de comer con su pesada mirada sobre él. Sin embargo, su voz seguía siendo algo que no parecía encajar con su apariencia. Aunque parecía ser una mala broma, como otro beta quería imponerse al ser su captor. Al menos la comida no estaba envenenada, pensó calmado. Se levantó cuando el otro lo indicó y lo siguió en silencio fuera de la habitación.

Destino Fragmentado. SasunaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora