Capítulo 18

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—Te ves muy... elegante con ese atuendo —comentó sin poder evitar que la diversión se filtrara en su voz—. Estoy seguro que las doncellas deben desmayarse a tu paso.

Sasuke puso los ojos en blanco y le dirigió una mirada asesina.

—Cierra la boca, no es gracioso. Esta ropa está tan ajustada que apenas puedo respirar —se quejó estirando el cuello de la casaca en un intento de aflojarla un poco—. No sé cómo demonios se supone que trabaje con este traje de payaso puesto.

Naruto tuvo que morderse los labios para no estallar en carcajadas. Ver al siempre impasible Sasuke fuera de su elemento resultaba bastante cómico, aunque se esforzara por disimularlo.

—Bueno, al menos nadie sospecharía de ti con esa pinta —bromeó Naruto, aunque en el fondo le preocupaba que Sasuke llamara demasiado la atención con su imponente aura aún bajo esas ropas humildes—. Procura no alejarte de las zonas de servicio y todo saldrá bien. Si alguien te interroga, baja la mirada y balbucea sumisamente como el resto, así no notarán nada extraño.

Sasuke puso los ojos en blanco pero asintió secamente. Sabía que Naruto tenía razón, debía tragarse su orgullo y actuar dócil como le correspondía a un simple criado si querían tener éxito.

—Descuida, sé comportarme —aseguró con fingida altivez.

Naruto le dirigió una mirada escéptica arqueando una ceja. Aún recordaba la imprudente intromisión de Sasuke durante su celo que casi los pone en evidencia frente a todos. Discreción no parecía ser precisamente el fuerte del beta.

Pero se abstuvo de comentar al respecto. Lo importante ahora era trazar su próximo paso para avanzar en la misión.

—Bien, ya que ambos logramos infiltrarnos, es hora de ponernos en acción —anunció Naruto recuperando su actitud pragmática—. Necesitamos reunir toda la información posible antes de hacer nuestro movimiento. Mantén los ojos bien abiertos y los oídos atentos a cualquier dato relevante entre los rumores de pasillo. Cualquier cosa servirá.

Sasuke asintió con determinación. Se sentía motivado para probar su valía como espía improvisado. Demostraría a Naruto que podía serle de utilidad, no un estorbo.

—Entendido. Recolectaré hasta el último de este nido de víboras —garantizó con orgullo.

Los ojos de Naruto brillaron complacidos ante su entusiasmo. Le agradaba ver que Sasuke se involucraba de lleno en la misión ahora, muy lejos del renuente prisionero que alguna vez fue. Quizás el beta terminaría siendo un aliado más valioso de lo que imaginaba.

—Ese es el espíritu. Sé que no me defraudarás —lo alentó con una palmada en el hombro—. Nos reuniremos aquí mismo pasada la medianoche para intercambiar información y trazar el próximo paso. Hasta entonces, buena suerte. Y ten cuidado.

El fugaz contacto reconfortante electrizó la piel de Sasuke bajo la tela. Asintió con la garganta seca, esperando equivocarse sobre la naturaleza de la reacción que ese simple roce despertaba en su interior. No era momento para introspecciones confusas.

Tras un breve apretón de manos cargado de silenciosa elocuencia, ambos se separaron para cumplir su parte en esa peligrosa misión. Sasuke siguió su camino de regreso a las zonas de servicio, mientras que Naruto se escabulló de vuelta al harén, el corazón acelerado ante la expectativa.

Las siguientes horas transcurrieron agonizantemente lentas para el disfrazado omega, que debía mantener las apariencias de sumiso sirviente ante los demás habitantes del harén. Más de una vez tuvo que morderse la lengua para no soltar un comentario mordaz cuando algún engreído alfa o despectiva consorte lo trataba como un mueble insignificante.

Destino Fragmentado. SasunaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora