capítulo 1

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El miedo se hizo amigos de cada una de las personas que habitaban en la provincia de Konoha, tanto grandes como niños, caminaban con la mirada cabizbaja para evitar molestar a los guardias imperiales, queriendo evitar una muerte innecesaria. Sin embargo, ellos no podían evitar las violaciones hacía los omegas y betas que residían en el pueblo.

Muchas de las veces rogaban por la vida de los demás, aun cuando sus cuerpos temblaban y sus palabras salieran entrecortadas, con la cabeza en alto, miraban con determinación a los guardias. Pero nada cambia sus destinos, terminando ambas partes muertas y la voz de mando de los alfas dejando entrever quienes daban las órdenes. Entonces todo colocaban vendas en sus ojos cuando esos actos se repetían.

En el inmenso imperio del fuego, Konoha solo era una pequeña mancha olvidada. En donde los malos tratos eran el pan de cada día.

Sin embargo, todo cambió cuando la primera muerte llegó. Cuando el primer grito de terror surcó los cielos y la brisa del otoño susurró, una advertencia.

Se trata de un beta, ojos alargados llenos de arrogancia, en su cabeza calva, aun se podía apreciar algunas hebras de lo que fue su cabello, y fea cara, caminaba con la mirada en alto por aquellas calles, mientras acariciaba el mango de su espada con la mano derecha. En su rostro había una gran sonrisa que dejaba entrever sus amarillentos dientes chuecos, estaba lleno de felicidad al poder hacer todo lo que se él quisiera, sin temer a un castigo, por ello pateaba algunos niños y hacía que las persona se detuvieran frente a él, se acostaran en el suelo, dejando que este hombre pasara sobre cuerpo. Dándose aires de su alteza.

Ese hombre, se apodaba "gato" de pequeña estatura, pero con el poder monetario suficiente para acabar con una villa entera, y cada uno de sus habitantes si le placía. Muchos debían de tragar sus palabras, morder sus lenguas si querían continuar con vida, porque ese beta no era valiente, ni un poco y aunque se apodaba gato, se comportaba más como un perro con el rabo entre las piernas al momento de huir, un misero cobarde, que mantenía detrás de él un grupo de alfas lo respaldaban, por ello, las quejas solo quedaban en los pensamientos de muchos.

"Gato" era el ministro encargado de Konoha, el único que hacía regir las órdenes del imperio en el lugar, elevando los costos de arriendo e ignorando los problemas que sucedían a su alrededor, la pobreza extrema o los fríos inviernos en donde las personas rogaban por un poco de calor. Él solo se regocijaba en frente de todos, lo poderoso que se mantenía, mientras que los demás eran simples animales que él podía pisar a su antojo.

Entonces, cuando el alba hacía su aparición, todos los pobladores despertaron con un agudo grito y el bullicio de las personas que trabajaban para el beta. En aquella prominente casa, el alboroto fue escuchado, gritos de terror de algunas mujeres, el jadeo de los demás a no creer la escena que se hallaba frente a sus ojos. El cuerpo de Gato estaba allí, con la mirada perdida y aterrorizada, su boca abierta, sus brazos y piernas, doblados en una extraña posición. Su cadáver fue encontrado con un profundo corte en el cuello, múltiples cortes en ambos brazos, y su pene mutilado, lo encontraron en el interior de su boca.

La celebración de su muerte por parte de los pobladores fue a puertas cerradas, muchos se arrodillaron en agradecimiento a su deidad y otros rogaban por sus vidas, por temor a que ellos fuesen los siguientes.

Nadie entendía el cómo no fue posible escuchar sus gritos, como fue que toda la pesadilla que ese hombre había pasado nadie hubiese ido a su rescate. Todo pasó en una madrugada, como si el dios de la oscuridad tomara como ofrenda la vida de aquel miserable beta.

Algunos inocentes pobladores fueron llevados para hacer cumplir la ley, al ser ellos los culpables del asesinato. Desconocidos alegaron que esas personas habían hecho un ritual para acabar con la vida del ministro. No se hallaron pruebas, ni testigo que demostrara lo contrario. Se desconoce sus paraderos.

Destino Fragmentado. SasunaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora